Navegando en la tristeza

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*Jueves quince de noviembre, 2015*

seis años, -suspiré-

seis años han transcurrido desde que te fuiste, la pena no desciende, el dolor es más tortuoso, ahora mi vida es muy desolada, fría, fúnebre. -sollocé.

No hay día en que no lo lamente, no sabes la impotencia, rabia, angustia que habita en mi alma, estoy destrozada, no hallo nada que me quite este dolor, nada lo ha curado, nada alimenta mi ser, -respiro hondo- Ya no estás conmigo, estoy muerta en vida, me haces falta. Me haces mucha falta...

- ¡Dios, porque no logro sentir tranquilidad!, una persona normal lo supera, oh quizás no, muchos no tienen ese ímpetu, solo asumen vivir en la soledad hasta morir.

Me hallaba sentada en una banca, observando a mi amado, en su sepulcro, el único, ya que fue privado su entierro. Lo que trato de decir es que tiene su espacio solo, así lo decidieron sus padres.

Cómo me destroza ver rostros tan afligidos, abatidos, es que, la sensación de que la vida te arrebate lo que más amas.

-cubro mi rostro en pleno llanto.

Tras el desagradable infortunio que vivimos en aquella instancia. Cuando Marlon y yo estábamos a 5 meses de casarnos, ¡que desdicha!, este dolor y recuerdo es imborrable!

ibamos de paseo recorriendo el barrio golf de las condes, en Santiago.
Queríamos aprovechar el día y la tarde, para evidentemente estar juntos, regalonear, lo típico de las parejas, solo que yo era mucho más de piel que Marlon. A él le costaba un poco entregarse, pero yo lo amaba por sobre todas las cosas, estaba hechizada y muy enamorada. Aunque debo comentar que la cita fue un poco media incomoda, ya que a Marlon no dejaban de llamarle a su celular, y eso nos quitaba la magia, por así decirlo, y bueno, Marlon en ningún momento accedió a contestar, créanme que yo le persuadía para que lo hiciere, ya que podía tratarse de algún asunto importante o de suma urgencia, pero su terquedad me ganaba.

Ya a medida que transcurría la tarde, pues...

En un lapsus Aparece Ignacio, un amigo de Marlon, se saludaron y comenzaron a platicar un rato, yo aproveche de sentarme en uno de los asientos más cercanos, y como sentía frío, Marlon me presto su chaqueta, la tuve puesta mientras lo esperaba, y de la nada mientras observaba a quien era mi novio conversar, se escuchó su celular, y sin mentirles, me asuste, tuve una extraña inquietud, observe a Marlon tan distraído que bueno, conteste sin percatarme de quien hacia la llamada.

Al contestar sin alcanzar a decir Hola, se escuchó la voz de una mujer exasperada, bastante alterada, lastimosamente no alcance a deducir con exactitud lo que decía, ya que de un momento a otro, Marlon me quito el celular furioso, incrustándome una mirada que yo en el no conocía...

- ¡Pero que estás haciendo Aisha! -me dijo Marlon con enojo.
-Ah... Pero...
- ¡Porque contestas sin mi consentimiento!

- ¡hey!... Solo quería saber que ocurría, si era importante, no entiendo porque te enojas -lo observaba desentendida-
- ¡no me importa! ¡si te digo que no se contesta, hazme caso! -dijo aún más alterado.
- ¡Oye! no me grites, yo entiendo con palabras, pero ya te explique porque lo hice. Además, -siendo interrumpida-

- ¡no me importa! ¡Solo no vuelvas a tomar mi celular!...

Recuerdo que, justo en ese instante Marlon me levanto de la banca con mucha brusquedad, me tomo de los brazos, me los apretó muy violento, sus ojos estaban muy abiertos y quietos, increíblemente no lo reconocía.

- ¡Suéltame me duele! -tratando de zafarme de las manos de Marlon. -Además la persona que llamo fue una mujer, y se le escucho muy enfadada, ¿quién era? ¿acaso me estas ocultando algo Marlon? -pregunte yo.

levántate y resplandece (CONTINUARA...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora