Belle se acerca con paso decidido y con una blanca sonrisa digna de un anuncio , me estrecha entre sus finos brazos y yo le correspondo casi sin darme cuenta, hacia tanto que no me daban tal abrazo... me mira expectante , como si esperará a que dijera algo, creo que yo esperaba lo mismo de mi, pero las palabras se quedaron en mi mente y fueron directas al olvido.
-Bueno se que debería haberte llamado y que no debería haberte dicho todo aquello despúes de lo que pasó con tu familia, lo siento mucho Elizabeth de verdad que lo siento, eras una gran amiga y fui muy estúpida al dejarte de lado...aunque también podrías haber puesto un poco de tu parte para arreglar las cosas.-declara Belle al principio con sinceridad y tristeza y más tarde con perepotencia, no hay quien la entienda.
-Si podría haberlo echo, pero, nadie me avisó de que dejabas de ser una completa zorra.-le respondo con total indiferencia aunque no puedo reprimir la pequeña sonrisa triunfal que escapa de mis labios.
-Bueno tal vez me lo merezca pero esto no quedará así.-dice y se marcha caminando con pequeños pasos a causa de sus tacones.
Y el huracán se marcho dejándome con paz interior, un chico se acerca a mi, es alto y de ojos avellana, parece bastante musculado y debo de admitir que bastante guapo, me envía una sonrisa de medio lado.
-Bienvenida, soy Ian Anderson.-dice con una voz grave y amable.-estoy impresionado nadie le ha plantado nunca cara a Belle.
-Ella me proporcionó el empujón que necesitaba.-contesto cruzándome de brazos , al instante suena el timbre que me devuelve a la realidad y me hace saber que no es un sueño, que de verdad e vuelto a esta horrible prisión .-bueno debo irme
-Espera aún no se tu nombre.-me retiene el y agarra mi brazo con su fuerte y cálida mano.
-Soy Elizabeth.-digo y desaparezco entre la multitud.
Al entrar en clase los trocitos de mi roto corazón de cristal vuelven a estar fracturado.Vainilla, se que si caigo de nuevo me romperé, las palabra en mi mente, los cuchillos en mi corazón.No, debo de ser fuerte, me recuerdo y reprimo el río que amenaza por salir. Maldigo que de todas las clases tenga que estar en esta, pero se que no puedo arreglarlo, que lo que pasó , pasó.Me dirijo cabizbaja a mi asiento e intento disfrutar de la que siempre había sido mi clase favorita, literatura, gracias a ello me olvido un poco de lo que amenaza al fondo a la derecha, y no, no es el baño.Es una persona, una persona que una vez me tuvo, y en vez de agarrarme me dejo caer.
Y así pasa este melancóloco día, lleno de clases aburridas, profesores indiferentes(solo la mayoría) y alumnos que pasaban de todo, y allí estaba yo en medio de tal caos.
Al fin llega la ultima hora y todos salen cual animales de sus jaulas, yo me dirijo al parque, ya que me gusta leer al aire libre, he comprendido que no todos los parques son para jugar, también son para reflexionar.Alli diviso una cabellera lisa, rubio oscuro, es una chica guapísima, alta y con unas pocas curvas, aunque no demasiadas, la viva imagen de la belleza y la delicadeza, me dirije una sonrisa y se sienta a mi lado, no nos dirijimos palabra pero siento su mirada atenta, suena mi teléfono y me sorpendo ante el número desconocido.
-"aloha"-suena la voz de Ian y no puedo reprimir esa dulce sonrisa que escapa de mis labios, es tan inesperado y divertido por lo que pude entrever.
-¡Ian!¿Cómo has conseguido mi número?-pregunto sorprendida.
-Deberías creer en la mágia pues eso a sido cosa de mágia.
-¿Me enseñarás algún truco?.
-Siempre que quieras.
Una montaña rusa sacude mi interior y me tumbo en la hierba, mientras hablo, siento como las alas de este pájaro son reparadas y vuelo, como vuelvo a la vida, cuando nos despedimos reuni valor para hablar con la chica, pero ella ya se ha ido.
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Recuerdos helados
Novela Juvenilfrío . dolor. caigo. me levanto. Elizabeth debe ser fuerte y enfrentarse al pasado y el instituto al llegar de pasar un tiempo en el hospital, aunque ella prefiere encerrarse y leer no le sera tan facil pues los demonios de su mente no descansan...