13. Eduardo.

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-Eduardo... - volvió a repetir Abril sin creérselo. Julio seguía sin comprender nada, se acercó a la oreja de Abril.

-Nena, ¿quién es? - susurró en su oído. Abril salió del trance.

-Es mi ex- respondió ella en un tono demasiado alto.

-Yo también me alegro de verte- dijo Eduardo y centró su mirada en Julio. Se hizo un silencio incómodo, muy incómodo, que se rompió cuando una voz salió de la casa llamando a Eduardo.

-Eduardo, ¿quién es? - era la madre de Abril la que preguntaba. Se acercó a la puerta.

-¡Cielo, qué alegría! - la madre de Abril corrió hacia ella y la abrazó con todas sus fuerzas. Olía a alcohol y gambas. Llevaba un gorrito de fiesta y una copa de champán en la mano. - ¿Cómo has llegado hasta aquí? - Preguntó su madre que aún no se había percatado de la presencia de Julio. Abril señaló en dirección a Julio. Su madre le miro atónita.

-¿Y tú eres...? - dijo la madre de Abril dirigiéndose a Julio.

-Mi chico - dijo Abril sin pensarlo dos veces. Su madre y Julio la miraron con la misma cara de sorpresa. Julio no se creía lo que acaba de oír.

-Ah... no sabía nada... - dijo su madre mientras volvía a entrar en la casa. Una vez dentro añadió. - Venga pasar Abril y... compañía.

Julio se sentía muy incómodo y no conseguía entender que hacía allí el exnovio de Abril y por la cara que tenía Abril parecía que tampoco lo comprendía. La casa estaba llena de gente. En todas las paredes de aquella enorme casa había decorados navideños: sombreritos rojos y blancos, muñecos de nieve, copitos de nieve pintados en cartulinas, etc. La madre de Abril se acercó a Julio y se presentó.

- ¡Qué chico más mono! - dijo dándole dos besos a Julio.- Creo que no me he presentado, soy Ana, la madre de Abril, tu suegra, por lo que veo -añadió forzando una sonrisa.

-Yo soy Julio - dijo Julio sin cambiar su expresión de confusión.

-¡Julio y Abril! Qué gracioso - dijo una señora mayor detrás de ella - Soy Betty, la tía de Abril. - dijo una señora más mayor que la madre de Abril, con las mismas pintas de haber estado bebiendo mucho. Abril apareció a su lado de inmediato. Cogió a su madre del hombro y la arrastró hasta la cocina.

-¿Qué hace Eduardo aquí? - preguntó Abril a su madre en tono autoritario.

-Ya sabes, sus padres son amigos de la familia... - dijo su madre soltando una risilla, había bebido demasiado alcohol.- No te preocupes, disfruta - añadió alzando la mano. Iba muy bebida.

-Mamá, hablamos mañana. Estas borracha- dijo Abril enfadada. Salió de la cocina en busca de Eduardo. Necesitaba explicaciones.

Pasó por el salón y vio a Julio conociendo a más familia. Estaba en el sofá rodeado de primas y tías que le preguntaban por su vida. Abril le echó una mirada de " Lo siento". Él sonrió y ella continuó la búsqueda. Tras recorrer todas las estancias de la casa se volvió a poner la chaqueta y salió al patio trasero. Eduardo estaba sentado en una mecedora enorme cerca del porche. Sujetaba un cigarrillo con la mano derecha. Abril se acercó a él.

-¿Se puede saber qué haces aquí? - le preguntó sentándose a su lado.

-Dentro no me encontraba agusto - respondió Eduardo mirando al suelo.

-Me refería a que qué haces en casa de mi primo con mis padres. -suspiró ella.- No me sueltes la trola de tus padres porque no les he visto aquí. -añadió antes de dejarle responder.

-Quería verte... -dijo, y se hizo el silencio- Pensé que estarías aquí así que vine, cuando me dijo tu madre que no venías ya era tarde, la dije que era porque estaba aquí al lado... No les digas la verdad por favor, suena imbécil. -cogió la mano de Abril y ella la apartó.

-No puedes decirme esto ahora. Sabes que lo he pasado muy mal. Adelgacé 15 kilos cuando me dejaste, no me puedes venir con esto ahora - el enfado de Abril aumentaba.

-La cagué dejándote, lo siento. Pensé que conocerías a alguien y... Me daba mucho miedo la distancia. Pero bueno, tenía razón. - dijo señalando hacia la puerta.

-¿Julio? -preguntó Abril. Él asintió - No es mi novio. No quiero novios, solo nos acostamos. - siempre había sido muy sincera con Eduardo y eso no había cambiado.

-¿En serio? - se le iluminó la cara - La verdad es que yo no me he acostado con nadie desde lo nuestro- la puso la mano en el muslo y empezó a subirla hasta meterla debajo del vestido.

- Pues yo sí. Lo siento. Habértelo pensado dos veces antes de dejarme- Abril fue tajante y le quitó la mano rápidamente.

-Abril... perdóname por favor... - miró al suelo y le dio otra calada al cigarro.

-¿Desde cuando fumas ?- dijo ella en tono agresivo quitándole el cigarro.

-Desde que te dejé...

-Ah, buen momento para comenzar con una droga.- dijo Abril bastante enfadada.

-Tú eras mi droga - respondió y la miró a los ojos.

-Tardaste poco en desengancharte. - Abril tenía los ojos llenos de lágrima de impotencia. Debería estar dentro con el chico que de verdad la quiere, que la había llevado hasta Valencia de madrugada, y que se estaba esforzando porque ella le quisiera. En cambio, estaba allí sentada con el cabrón que la había hecho pasar los peores meses de su vida.

-No llores, por favor, debería llorar yo... he visto como te mira él. Te quiere mucho. ¿Lo sabes no? - dijo Eduardo con un nudo en la garganta. Abril asintió. -Pero yo aún te sigo queriendo cariño. -añadió el estirado cogiéndola la cara. Abril dió una calada al cigarrillo que le había robado y le soltó el humo en la cara.

- Tú y tu insoportable manía de echar el humo en la cara a la gente -dijo Eduardo tosiendo. - ¿Qué te preocupa? Siempre fumas para despejarte, eso no se me ha olvidado - dijo volviéndola a coger la cara.

-Todo, me preocupa todo. Mis padres se olvidan de mí en mi cumpleaños, Julio es perfecto pero no soy capaz de abrirle mi corazón y tú... tú... - no fue capaz de acabar la frase, comenzó a llorar y él se acercó a su boca. Estaban a tan solo unos centímetros...

Incondicional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora