16.El motel

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Después de pasar lo que quedaba del día de su cumple con sus padres y la familia, y dando las explicaciones pertinentes sobre su nuevo novio y el por qué nadie sabía nada, volvieron a casa. En resumen Abril les dijo que llevaban muy poco tiempo y que después de lo de Eduardo quería asegurarse de que la cosa iría bien antes de presentarle en sociedad.

El camino de vuelta a casa se hizo muy largo. Era de noche y llevaban una hora y media de camino cuando pararon para cenar. Salieron en un desvío que ponía "MOTEL LOS ROSALES -motel y restaurante" en un cartel luminoso de Neón. Julio sugirió pasar la noche allí, estaba muy cansado y no quería seguir conduciendo. Abril tampoco quería seguir conduciendo a sí que aceptó. Aparcaron cerca de la puerta. Era de madera y bastante gruesa. Entraron y en recepción había una anciana viendo el televisor. Parecía estar absorta en su programa La ruleta de la fortuna y ni se enteró de que ellos habían entrado. Julio golpeó el mostrador. La señora le miró con cara de pocos amigos.

-Buenas noches señora -saludó Abril.

-Buenas noches - dijo la anciana tosiendo - Soy Luisa. ¿Queréis una habitación no? - la señora no era demasiado agradable.

-Claro y algo de papeo si puede ser - dijo Julio al oír la forma de hablar de la señora. -No pienso darte más de esto por una noche. -añadió poniendo un billete de 20 euros encima de la mesa. Ella asintió y le dio la llave de una de las habitaciones.

-Habitación 3, segunda planta. - dijo sin expresividad ninguna - Y el papeo a la hora que queráis en el restaurante. Es 24 horas. -añadió en un tono más serio dirigiéndose a Julio. Julio cogió la llave y se dirigieron hacia el ascensor.

-Has sido muy borde. -le recriminó ella al cerrarse el ascensor. Él la callo con un beso.

-Ni te imaginas el morbo que me da un ascensor cada vez que subo contigo - dijo Julio en voz alta. La hizo ruborizarse.

Salieron y se dirigieron hacia su habitación. La segunda planta parecía mucho más limpia que el vestíbulo. Su habitación era la última del pasillo derecho. Entraron con la vieja llave y se encontraron que la habitación era mucho más de lo que esperaban. Era muy bonita y estaba muy limpia, tenía un baño enorme y una amplia terraza con vistas a la carretera.

-Nena vete duchando mientras bajo a por las maletas - Abril asintió y se dirigió hacia la ducha.

-Ve al coche no vayas a meterte aquí - gritó Abril desde el baño.

Julio cogió las maletas del coche y volvió a la habitación. De camino decidió pasar por el restaurante, para ver qué aspecto tenía. Entró en el restaurante y de pronto la vio de frente. ¿Cómo es posible que estuviera allí? Le vió antes de que pudiera reaccionar.

-¡MADRE Mía, JULIO! -gritó ella acercándose a él. - El mundo es un pañuelo - dijo ella acercando su cuerpo con curvas de vértigo. Julio dejó las maletas de golpe.

-Lorena... ¿qué coño haces tú aquí?-Julio no entendía nada.

-Curro aquí cariño. - le dio dos besos demasiado cerca de los labios. -Te he echado de menos desde la última vez... -añadió ella en su oído. - Que pena que no pudieras terminar...- soltó aquella lanza separándose de él.

-Sí, ya... Bueno... ¿A qué hora acaba tu turno? -preguntó Julio en un tono que no pareció el adecuado.

-Ya salgo - dijo Lorena mirando el reloj - Sí, ya salgo, voy a por mis cosas - Y desapareció sin que él pudiera añadir nada.

A los pocos segundos volvió a aparecer.

-Bueno ricura y tú que haces por aquí - dijo Lorena acariciándole la cara. Entonces bajó la vista hacia las maletas que estaban en el suelo. - ¿De viaje? -preguntó extrañada.

-No. Em, es una larga historia, tengo que irme a mi habitación... -dijo Julio volviendo a coger las maletas. Ella lo interpretó como una invitación. Le siguió fuera del restaurante y una vez allí se puso delante de él. Le acarició la entrepierna y le dio un beso con demasiada fuerza. Él se quedó paralizado y a los pocos minutos la apartó con fuerza.

-Eh para Lorena. Ya no quiero nada contigo. Me gusta otra chica... - dijo Julio al ver su cara de incertidumbre.

Lorena bastante despechada se volvió hacia el restaurante dando un portazo. Julio volvió a la habitación, pero temía volver a encontrársela a sí que decidió pedir que le llevaran la comida. Abril no entendía por qué, pero aceptó ya que estaba bastante cansada. Una vez quedó todo aclarado Julio entró en la ducha mientras Abril terminaba de vestirse.

Veinte minutos después Julio seguía en la ducha y la puerta sonó.

-Julio sal que ya está aquí la comida. -gritó Abril dirigiéndose a la puerta. Al abrir se encontró con algo que jamás esperaba encontrar...

Incondicional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora