3.Bienvenida.

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Era 28 de Diciembre, Abril ya había trasladado todas sus cosas a su nueva casa. Su madre tenía razón, era pequeña, pero perfecta. Tenia una habitación , lo suficientemente grande para colocar una cama doble , una mini-cocina dentro del salón, un cuarto de baño enano, y una terraza, la cual a diferencia del resto de la casa, era enorme y daba a la calle.

El 28 de Diciembre por la tarde llegó Abril al portal de su nueva casa, cargada de bolsas llenas de comida. Había tenido que caminar durante una hora para ir a por la compra."Es lo malo del centro, no hay donde aparcar" pensaba constantemente. Intentaba llamar al ascensor haciendo malabares cuando de pronto se abrió. Una mano salio del ascensor, cogió sus bolsas, y ella sin saber por qué entró sin decir palabra.

- ¿A qué piso vas? -dijo un chico con voz ronca, mientras sujetaba las bolsas de Abril.

- Eh, mm, al tercero- estaba embobada mirandolo, no dejó de mirarlo desde que se abrió la puerta del ascensor. Era alto, castaño, se encontraba de perfil a ella y hablaba mirando al suelo.

-Te puedo subir esto si quieres, pesa mucho -contestó el extraño.

-Perdona pero no se quién coño eres. ¿Por qué tienes mis bolsas?- sin saber por qué se puso muy tensa y empezó a acelerarse.

-Ah si, lo siento, soy Julio. Vivo en el cuarto.- consestó el extraño mientras se giraba y la miraba a los ojos. No pudo evitar reirse por lo gracioso de la situación.

-Jajajajaja ¿En serio? ¿Te llamas Julio? jajajaja- Pero de pronto se fijó en su cara. Se quedó boquiabierta, era hermoso, con unos ojos color miel intensos, pero tenia todo el lado derecho de la cara hichado y magullado... Él la miró con cara de pocos amigos.

- Perdona, es que yo me llamo Abril y... solo me ha hecho gracia, lo siento, ¿estas bien? - soprendentemente el extraño pulsó el botón de STOP y el ascensor se paró. Ella empezó a temblar. Tenía miedo. ¿Quién era aquel tipo con aire misterioso? Llevaba un traje impoluto, con una corbata azul y dorada, tal vez de alguna buena empresa, y unos zapatos negros, pero ella cada vez se asustaba más. Se habría enfadado de verdad? y ¿Por qué le habría dado al dichosos STOP?

Él soltó la compra y se acercó a ella, hasta que la acorraló contra la pared de aquel enorme ascensor, el cual se le estaba haciendo a Abril superpequeño.

-Tranquila, no voy a hacerte nada, solo quiero hablar - dijo mientras se acercaba más a ella, luciendo una sonrisa tranquilizadora.

Incondicional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora