19. Eduardo de nuevo.

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El camino de vuelta a casa de le hizo a Julio eterno. No paraba de llamar a Abril con el manos libres mientras conducía pero seguía apagado.

Por fin llegó a casa. Estaba aparcando cuando de pronto sonó un mensaje. Era ella: Estoy bien no te preocupes por mí.

Julio volvió a llamarla pero le colgaba. Subió corriendo a su apartamento y comenzó a aporrear la puerta. No contestaba nadie. Decidió responderla al mensaje: Necesito saber dónde estás. Necesito verte necesito que me expliques que te pasa y que sepas que no pasó nada con Lorena. Ella tardó pero finalmente le respondió.

Abril: No tengo nada que explicarte. Tú sabes muy bien lo que ha pasado. Que te aproveche Lorena y todas las que quieras. Leí los mensajes, ¿qué creías? ¿Qué soy imbécil? No te sirvió de nada borrarlos.

Julio: Nena no es lo que te crees. Te juro que no hice nada con ella. Lo borre para que no pensaras cosas que no son. Siento si piensas que te he engañado pero no es así.

Julio estaba frente a la puerta de ella llorando con la cabeza apoyada en la puerta.

Julio: Nena vuelve a casa. Te quiero...

Abril: Me hiciste creer que te podía creer en ti y quererte... Pero no puedo.

Julio: Siempre te he querido de forma incondicional, sin pedirte si quiera que me quieras. ¿Eso no es suficiente?

Abril: Lo siento. (Adjunta foto de una puerta)

Julio: ¿Dónde estás?

Abril: Hemos terminado.

Tras ese último mensaje Abril apagó el móvil y llamó a la puerta que tenía en frente de la cual salió Eduardo. Estaba recién levantado, pero seguía teniendo pinta de estirado.

-¿Abril? - preguntó él frotándose los ojos mientras la miraba de arriba abajo.

-Cállate. - respondió ella cerrándole la boca de un beso. Metió sus maletas en la casa y las tiró hacia la izquierda, tras lo cual cerró la puerta de golpe sin dejar de besarle. Él la empujó contra la puerta sin separar sus labios. Intentaba hablar pero ella se lo impedía. Abril se desnudó a toda prisa e hizo lo mismo con él.

-¿Abril? - volvió a preguntar él en tono de sorpresa. No entendía nada de lo que estaba pasando.

-No digas ni una palabra o me piro. Ve y coge un condón antes de que me arrepienta. - fueron las últimas palabras pronunciadas por Abril. Él asintió y la obedeció. Abril se tumbó en el sofá abierta de piernas y muy dispuesta a él.

 Él volvió totalmente desnudo y se colocó el condón ante ella. Sabía sus puntos débiles y se lo iba a demostrar. Sabía que a ella le gustaba verle así colocándose el preservativo mientras se acercaba a ella. Comenzó a besarla detrás de la oreja. Ella perdió la poca cordura que le quedaba. Estaba completamente abierta a un hombre que sabía cómo destruirla, como hacerla disfrutar y como llorar, un hombre que ya había acabado con ella una vez. Ella solo pensaba en vengarse de Julio. Pasaban por su cabeza una y otra vez imágenes de Julio y Lorena juntos en la cama, de él penetrándola y haciéndola lo que le hacía a ella, produciendo que se corriera en su boca y sus manos, dejándola sometida a él. Abril le suplico a Eduardo que la penetrara y él negó con la cabeza luciendo una sonrisa malévola. La iba a torturar un poquito más antes de darle lo que pedía. La mordisqueó la oreja mientras acariciaba sus pezones y hacía que todo su vello se erizara. Bajó la mano desde sus senos hasta su zona más íntima. Él le acariciaba él clítoris como siempre lo había hecho pero ella prefería a Julio, era más cuidadoso en cambio Eduardo era más bruto. Al recordarlo Abril le apartó la mano y él lo interpretó como un gesto de que quería más. Le introdujo dos dedos muy dentro de ella. Ella estaba muy húmeda. Se los introdujo fuertemente ella gritó y él le susurró al oído:

-Vamos, córrete para mí...

-Julio... - dijo ella lo suficientemente alto como para que se oyera en toda la habitación.

Eduardo fingió no oírla pero todos sus músculos se tensaron. Decidió penetrarla con fuerza, con mucha fuerza para que gritara su nombre en vez del de Julio. No causó efecto. El miembro completamente erecto de él entraba y salía de ella con tal fuerza que comenzó a dolerle a Eduardo. Abril lo prefirió así, era más pequeño en ese sentido que Julio. Ella seguía gritando el nombre de Julio hasta que él la tapó la boca con un beso y empezó a succionar la parte derecha de su pecho izquierdo sin parar de embestirla. Ella jadeaba y él estaba a punto de inundar el condón. Abril le clavó las uñas en la espalda tras lo cual apreció el chupetón que Eduardo le había hecho en el pecho. Ella intentó marcarle pero el negó con la cabeza a sí que clavó más fuerte las uñas. Él apunto de correrse le quitó las manos y se las sujetó fuertemente encima de su cabeza, contra el sofá. Ella se corrió segundos antes de que él inundara el condón y cayera rendido encima de ella.

Abril en un acto de valentía cogió su teléfono móvil, lo encendió, ignoró los mensajes y las llamadas perdidas de Julio e hizo una foto en la que salía Eduardo encima de ella y debajo sus piernas, no se veía la cara de Eduardo solo su culo y sus piernas depiladas. Decidió mandársela a Julio añadiendo : Esto es un empate.

Incondicional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora