Stockholm Syndrome |h.s|

Capítulo 13

Los siguientes días fueron un martirio. Ella no volvió a llegar a mi habitación desde aquella vez en la que nos habíamos peleado. Cada vez me estaba volviendo un poco mas loco encerrado en ese lugar de mierda como lo solía llamar.

Odiaba ser tan estúpido, no sabia que le había pasado a mi cerebro racional y eso me molestaba de sobre manera.

- Me estoy volviendo loco - susurré golpeando la pared con mi puño cerrado.

Dolió pero ni siquiera me inmute, estaba demasiado ocupado muriendo de aburrimiento como para preocuparme por algo tan vano y estúpido.

Necesitaba hacer algo, salir de este lugar. Hallar a Aimee, disculparme con ella por mi comportamiento tan estúpido...

«y... ¿si salgo que pudiese pasar?»

Esa idea cruzó mi mente justo en el momento en que me di vuelta viendo la puerta de madera.

«Nada»

Volví a pensar. Tenia sentido, si salia de este habitación lo único que podrían hacerme es darme una golpiza y llevarme de nuevo a la habitación. No sonaba tan mal si eso significaba salir de la prisión un par de minutos y hallar alguna que otra respuesta a mis dudas olvidadas debido a Aimee como mujer. O tal vez no conseguiría ninguna respuesta a mis dudas pero al menos podría verla a ella. Explicarle que no sé que fue lo que me paso.

«¿Que esperas, idiota? Sal ya de este lugar.»

Me anime de nuevo pero simplemente no esta seguro de que era lo que iba a hacer después de salir de la habitación. No pretendía escapar sin un plan en concreto... Estaba un poco loco por el encierro pero no esta estúpido. Yo me propuse desde el principio no causar tanto lío, nunca entendí por qué la gente los causaba si al final nada podían hacer y los maltrataban de lo peor. Yo por otro lado penaba que lo más sensato e inteligente por hacer era estudiar a que es lo que te enfrentas y ya luego actuar metiendo cada paso antes.

Mi único problema fue que al venir a esta casa me distraje un poco con Aimee. Por lo tanto no tenia nada en concreto a la hora de decidir hacer algo para salir de ese lugar aunque fuese a largo plazo.

Me arme de valor y camine hasta la puerta colocando mi mano en na chapa de esta. Rogué al cielo que no tuviera llave, antes de lentamente y con mucha cautela girar el pomo para abrir la mentada barrera que tenia en frente.

«Abrete, abrete, abrete»

Rogaba yo como si con eso la puerta mágicamente se iba a abrir. Pero para mi suerte o más bien dicho para mi desgracia la puerta cedió al instante dejandome salir de ese infierno.

Sin saberlo había cometido uno de los errores más grandes de la vida...

¿Por qué que sería peor, vivir en un engaño siendo un tanto feliz o vivir la verdad en el infierno que esta representa?

Bueno, si eres un cobarde como yo obviamente preferirás la primera opción, pero en ese momento yo no tenia las cartas en la mesa. Era un juego al azar del que a veces ganas y otras... Otras pierdes.

En ese momento decidí en tomar un camino incierto, y aun no se si me arrepiento o le doy gracias a Dios por mi decisión.

Respiré un poco antes de salir de la habitación caminando lentamente y cerrando la puerta detras de mí. Mire hacia todos lados cuando por fin estaba afuera del dormitorio. Estaba en un pasillo muy elegante, con paredes beige, cuadros caros enmarcados en filigrana dorada y mesas de madera carisima con detalles demasiado ostentosos como para ser una simple pocilga.