Estaba dándole los últimos toques a mi cabello en cuanto tocaron la puerta. Salí del baño y me dirigí a la puerta de la habitación. Beth no estaba, ya que había ido a estudiar a la biblioteca. Me encontraba totalmente sola en la habitación y ya casi tenía que irme a ver a Alexis.
Me asomé por la mirilla, pero no logré ver a nadie así que abrí la puerta. No había nadie en el pasillo, pero en el suelo había una nota. Me agaché y la tomé. Estaba doblada a la mitad y tenía mi nombre escrito en cursiva en la parte de en frente. Miré hacia los lados de nuevo para percatarme de que nadie estaba ahí y después de comprobarlo abrí la nota.
"Elizabeth Bennet, esta noche seguirás mis instrucciones al pie de la letra si es que quieres encontrarme"
Al instante me percaté de que la nota era de Alexis, así que cerré la puerta y me quedé en el pasillo para leerla.
"Primero, baja las escaleras y ve al salón uno."
Me dirigí hacia las escaleras y bajé mirando hacia todos lados para encontrar a Alexis, pero no lo vi. Me dirigí hacia el lado este y entré al salón uno. La banca de en medio tenía un papel pegado encima que decía:
"Mira debajo de la banca a lado de la puerta."
Me asomé por debajo de la banca y me encontré con una nota y un pastel de manzana sin canela. Abrí la nota que estaba doblada infinitas veces y leí lo que decía.
"Ahora ve al jardín sin comerte el delicioso pastel que te hice y me encontrarás al pie de la colina."Salí del salón y caminé hasta la puerta de la escuela. La abrí y salí para dirigirme hacia el pie de la colina. Al llegar ahí me di cuenta de que no había nadie. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que ni siquiera había ruido.
—¿Alexis?— pregunté nerviosamente. Sin escuchar algún ruido, Alexis me tomó por detrás sorprendiéndome. Me cargó dándome una vuelta y al dejarme en el suelo me dio un beso en la frente.
—¿Lista?— me miró alzando una ceja y fruncí el ceño —Me he dado cuenta de que siempre frunces el ceño— se cruzó de brazos y rodé los ojos. Tomó bruscamente mi barbilla con su mano y alzó una ceja —Como lo pensé— tomé sus manos y comencé a reír.
—¿Qué?— negó con la cabeza de decepcionado.
—Se te están haciendo arrugas mía— soltó mi risotto y le di un puñetazo en el pecho —Eso duele Ira Bien— dijo acariciando donde le había pegado, reí.
—¿Para qué se supone que debería de estar lista?— me sonrió y me tomó la mano.
—Sígueme— comenzó a llevarme hacia donde estaba el lago mientras trataba una línea en la tierra con una rama. Me encantaba que me tomara de la mano, era algo muy lindo y especial. Cuando lo hacía lograba oler su perfume, ya que me acercaba mucho a él. Mientras caminábamos me di cuenta de que sus ojos desde aquél ángulo tenían un tono gris, era como ver una tormenta. También me percaté de que su cabello tenía pequeños rizos en la parte trasera escondidos entre el resto de su cabello. Me gustaba encontrar cosas en las personas que casi nadie más veía, pero siempre encontré cosas muy bellas en Alexis que solo yo lograba ver. Al llegar al lago me tapó los ojos y me llevó por el muelle. Estaba muy nerviosa, pero me sentía segura a su lado. En un punto del camino, me detuvo y sin destaparme los ojos se paró delante de mí.
—Bien, ¿ahora si estás lista?— preguntó riéndose y asentí. Me destapó los ojos y poco a poco comencé a abrirlos. Al hacerlo, observé un hermoso picnic en el borde del muelle, que estaba repleto de comida. Me acerqué sorprendida mientras observaba las almohadas y las cobijas que lo rodeaban.
—Alexis, no sé que decir— lo miré sonriente y se acercó a mí para abrazarme.
—No tienes que decir nada— me dio un beso en la frente y me tomó de la mano —¿Qué película quieres ver?— me preguntó mientras me acercaba al pícnic. Yo no sabía de qué hablaba, ya que no veía ninguna pantalla.
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El lugar secreto
FantasiDesde que nací, mi mamá me dio reglas. Ciertas reglas que si en algún momento dejaba de seguir iban a hacer que mi vida como la conozco dejara de existir. Tales reglas hacían mi vida funcionar y evitaban que se saliera de control. Gracias a ellas tu...