Beth había estado preguntándome toda la semana sobre mis citas con la directora. Sinceramente no sabía que decirle o qué invitarle, ni siquiera sabía si podía decirle la verdad. Todos seguían vistiéndose de negro por la muerte de Arthur, de hecho había personas que seguían llorando por ello. No las juzgaba, ya que yo me sentí muy mal después de la muerte de mi madre. No había recibido mas mensajes de Ethan, aún no sabía si podría hablar con él después de lo que había sucedido.
Caroline había inventado rumores sobre Alexis y yo. Al parecer, su relación con él había terminado mucho antes de que yo andara con él y ella no estaba triste por ello. Alexis era su mejor amigo y aún lo quería muchísimo. Aquellos días, me di cuenta de que yo era muy importante para ella ya que solo hablaba de mí. Sinceramente ella me daba muy igual y nada de lo que había hecho con Alexis fue en su contra, así que no estaba preocupada por lo que dijera ya que eran mentiras.
Una vez más, tenía que regresar a mi casa para recoger unas cosas que necesitaba darle a la directora. Mi madre tenía una sustancia para entrenar sus poderes que la directora no tenía. Caminaba por la calle de mi casa y pensaba sobre Alexis. Me arrepentí de haber reprimido mis sentimientos por tanto tiempo. No tenía ninguna buena razón para hacerlo, era una tontería. Huí tanto de él, que si lo hubiera hecho un poco más él se hubiera alejado de mí. Era muy feliz a su lado, todo el tiempo estaba de buenas. Saqué las llaves de la casa de mi bolsillo y abrí la puerta. Dejé mi chaqueta en la entrada y caminé hacia la sala mientras miraba mi celular. Alcé la mirada y vi a Ethan sentado en mi sillón.
—Mia...— dijo después de que yo saltara porque me había espantado.
—¿Qué demonios haces en mi casa?— pregunté enfadada mientras se levantaba y se acercaba hacia mí —¿Cómo entraste Ethan?— grité haciendo que diera un paso atrás.
—Dejaste la puerta trasera abierta Mia, tranquila— comencé a respirar lentamente y me tranquilicé, ya que estaba a punto de estallar —Quería hablar contigo— se sentó de nuevo en el sillón y tocó la parte a lado suyo para que me sentara ahí. Negué con la cabeza y suspiró —Necesito que me escuches— suplicó, pero en verdad no tenía ganas de escuchar lo que me tenía que decir. Aún estaba enfadada con él, ya que era la segunda vez que me hacía eso.
—Ethan, me tengo que ir. Hablamos otro día— comencé a caminar hacia la salida cuando vi a un hombre parado fuera de mi casa y me detuve.
—Mia— dijo Ethan haciéndome girar a verlo —No te puedes ir— giré hacia mi izquierda y vi a una mujer caminando hacia mi por el pasillo. Después de eso no recuerdo nada más.
-o-
Desperté a la mitad del bosque con sangre en la nariz. Había recibido un uñetazo del que no recuerdo absolutamente nada. No tenía idea de dónde estaba. Era cierto, conocía bien el bosque pero estaba en una parte que jamás había visto antes. Me preguntaba qué había sucedido, ya que no entendía nada. Esto no tenía que ver con los celos de Ethan ni nada por el estilo, era más serio. Aquellas personas no eran del pueblo, así que seguramente eran Nerai. No eran de Místiko, así que seguramente eran Anónymi. Tenía que regresar a la academia lo antes posible para advertirle a la directora Claire, pero no sabía cómo. Ni siquiera sabía si había gente cerca de mi vigilándome. Me hice invisible y me elevé sobre los árboles. Miré hacia mi alrededor y vi el pueblo a lo lejos. No veía la escuela cerca de mí y era a donde yo necesitaba ir, así que bajé al suelo y choqué mis puños hasta que produce energía para teletransportarme.
Llegué al jardín de la escuela en un abrir y cerrar de ojos, pero no había nadie afuera lo cual era muy extraño ya que eran las seis de la tarde y era viernes. Entré al edificio y tampoco vi a nadie en los pasillos. Escuché un fuerte portazo que provenía del área oeste y me hice invisible. Dos hombres salieron de ahí y tomaron unas cajas que se encontraban a lado de las escaleras. Comencé a caminar detrás de ellos hasta que entramos al comedor. Ahí dentro estaban todos sentados con una clase de esposas electrónicas con un color azul brillante. Toda la escuela se encontraba ahí en absoluto silencio, a excepción de las personas que estaban llorando. No entendía qué estaba pasando. Me dirigí hacia las mesas y comencé a buscar a Alexis y a Beth, pero Beth estaba más cerca mío. Se encontraba sentada en una de las mesas que ya casi estaba vacía. Sus manos estaban temblando, esposadas y totalmente empapadas. Tenía la cara cubierta de lágrimas y su cabello estaba alborotado.
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El lugar secreto
FantasiDesde que nací, mi mamá me dio reglas. Ciertas reglas que si en algún momento dejaba de seguir iban a hacer que mi vida como la conozco dejara de existir. Tales reglas hacían mi vida funcionar y evitaban que se saliera de control. Gracias a ellas tu...