┃Skon┃
Skon. Sólo eso. Solía tener otro nombre, pero no otra vida fuera del circo.
Desde que tengo memoria pertenezco a este lugar. Antes de eso, lo único que puedo recordar es oscuridad, soledad y mucho dolor.
Pero tras pasar por tanto, te terminas acostumbrando.
Mis días comenzaron a iluminarse un poco cuando tenía 10 años. Yo nunca iba a las giras, preferia quedarme en Rusia ya que me parecian aburridas e incluso peligrosas. El llegó al circo, lucía tan pequeño y frágil que quise protegerlo. Se había unido en la última gira, en Francia. Pero aquellos Lala y Honhon le tomaron cariño antes que yo. Aún así, no podría ser tan tarde.
Pierrot no era muy hablador, por lo que yo tuve que presentarme y contarle un poco sobre mi. Aún así el dijo aún menos acerca de él, por lo cual al comienzo fue difícil. Pude notar que siempre llevaba guardada una máscara de payaso, lucia algo gastada y aunque siempre quería nunca pude preguntarle de que se trataba.
Nos hicimos compañeros de práctica, fue ahí donde me enteré que era dos años menos que yo. Podría ser mi pequeñín, pero descubrí que era como el hijo de aquellos arlequines. Siempre podría ser mi pequeñín en otra forma.
A los trece años las cosas cambiaron... Por una larga historia terminé incendiando la cocina, por lo que un payaso grande al cual no conocía me ató para después golpearme por horas.
Lleno de moretones, decidí continuar con la rutina... A la hora de comer siempre solía espiar a Pierrot, pues el siempre estaba con Lala y Honhon. Pero ese día no fui tan cuidadoso, por lo cual me descubrieron al tirar algunas cajas.
- ¿Hay alguien ahi? -dijo Honhon.
Pierrot fue quien se acercó.
-¿Skon?¿Qué? -me moví un poco, para cuando me vió notó que estaba lleno de moretones.- Lala, ¿Tienes algo para ayudar?
Lala fue por algunas cosas a la enfermería, después de que ella y Honhon hicieron algunas cosas con mis heridas, nos dejaron a mi y Pierrot a solas. Sus amigos y padres fueron muy amables al fin.
-Skon.-dijo él. -No me has dicho, ¿Cómo es que esto sucedió y cómo terminaste aquí?
-Es una larga historia. -yo reí.-Eso no importa ahora.
-Si importa. Dime aunque sea, ¿Cómo acabaste aquí?
-Necesitaba un lugar para descansar unos momentos, decidí que aquí estaría bien. No tenía idea de que ustedes aquí estaban.-mentí.
-Vale, supongo. -el me miró a los ojos.-Ten más cuidado, no quiero volverte a ver así. -Jaló mi muñeca al decirlo, quedamos sólo el y yo mirándonos de cerca.
En ese momento me sentí diferente... Como si quisiera estar así por siempre.
Pasó el tiempo, para darme cuenta que estaba enamorado de Pierrot.
Ahora no sólo le espiaba a la hora de comer, sino también al dormir, caminar, sabía incluso como era su respiración. Nunca dormía por estar espiándolo. En los entrenamientos siempre trataba de saber más sobre él, dejando todo de lado.
Todo, incluso que esa máscara suya la llevaba puesta cada vez con más frecuencia. Nunca me quizo contar su origen.
Tampoco me hablaba de su nombre. Siempre lo llamaba con nombres parecidos a Pierrot, como Pedro, Piero, nada. Era estupido, pues mi anterior nombre no se parecía nada a Skon, pero aún así valía la pena intentarlo.
Tenía veinte años ya, pero las cosas seguían sin cambiar. Pierrot parecía no notar nunca nada, aún así no me rendía. Aunque, en el fondo sentía como si comenzará a romperme, como si algo estuviera escurriendo.