Sabaton

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Mis padres estaban muy contentos de vernos y nosotros también a ellos. No habían pasado tantos días, apenas habían sido tres días pero  me dió mucha alegría.
Ellos habían ido a un hotel de cuatro estrellas en Tarragona que ponía que estaba a mitad de precio. Las gangas a mi padre le chiflaban y no podía perder una.
Esa semana quedé con Paula para tomar un batido en una tienda del centro que los hacían buenísimos y lo preparan a partir del sabor de helado que querías. Yo me pillé de chocolate con leche y fresa, y ella de mango y coco.
Ella me contó que no tenía ganas de empezar las clases, porque ya no iría a la misma clase que yo. Ese año repetiría primero de bachillerato científico. Yo le dije que igualmente nos encontraríamos a la hora del patio y que no tenía que sufrir porque repetir no era nada malo y podía tener la oportunidad de mejorar.
A la noche, mi prima y yo veíamos una película que daban de marcianos cuando mamá llamó a la puerta.
-Ha llegado la pizza, chicas. A la mesa!-era el dia de la pizza, los jueves.
Cuando me senté en la mesa me sonó el movil. Era un whatsapp, seguro que de algún grupo del instituto porque pronto empezarían las clases de nuevo.
-hola Leia, ¿sabes quién soy verdad?
-mmm no.-Le pusé. No tenía ni idea.
-Mira la foto de whatsapp y lo sabrás.😏
Tardé en contestarle porque mi madre me dijo que no soportaba que tuviera el móvil encima de la mesa cenando. No le gustaba mucho.
No quise postre porque estaba cansada de comer y eso que estaba buenísimo. Así que me fuy a la habitación y miré la foto de perfil de aquel o aquella mamarracho/a que me había abierto, tenía curiosidad.
En la foto, se veía a un chico con gafas de sol y entonces supe quien era.
-¿Noel?
-Muy lista. Te he agregado al teléfono móvil. Espero que no te importe.
-Tranquilo. Pero no esperes que lo haga yo, solo tengo a la gente que conozco más.
-Vaya... Pues me parece que habrá que conocerse.😇
No le contesté, deje los dos tics azules y apague el movil, era un mamarracho, sin duda, no me equivocaba.
Esa noche no fue diferente de las otras. Me costó bastante conciliar el sueño porque sabía que tendría alguna pesadilla después, pero conseguí dormir un poco.
Por la mañana, mi madre me había pedido que le acompañará a buscar uno de los famosos bizcochos de la pastelería que estaba encargado hace tres días para el cumpleaños de mi abuelo, hacía 72 años.
Hoy vendrían a comer a casa y queríamos sorprenderlos.
Cuando fuimos a buscar el bizcocho me encontré con Erin que iba a buscar el desayuno porque hoy en su casa tocaba churros con chocolate. Y eso que estabamos a finales de agosto y la comida o bebida caliente no apetecía para nada, porque hacía un calor de mil demonios. Pero los churros con cocholate, como siempre decía mi padre con ese juego de letras, sé salvaban.
Al llegar, papá acababa de meter el rico pollo con salsa que solo él sabía hacer. De primero tendríamos ensalada de pasta porque mi madre sabía que a su suegro le encantaba. Ian se había puesto muy guapo para la ocasion, cada vez lo veía más mayor. Llevaba un chaleco azul oscuro y unos pantalones cortos de color gris.
Mi prima aún no se había cambiado porque estaba en la ducha. Se podría tirar horas, ella era muy coqueta.
-Martha, porfavor acaba, que los abuelos estaran a punto de llegar.-Dijo mi madre desde la cocina.
Yo me puse mis pantalones tejanos, mi camisa a rayas que nunca abrochaba hasta arriba, porque siempre enseñaba otra camiseta de tirantes negra. Y no me había ni peinado el pelo. Lo recogería con una coleta.
Sonó el timbre y el primero en salir corriendo abrir fue Ian. No eran mis abuelos.
-Ey, Carlos, que bien te sienta el blanco.-Dijo mi madre, al llegar al recibidor.-Martha aún se esta acabando de arreglar. Espero que te gusten la ensalada de pasta.-guiño el ojo mi madre.
Carlos sonrío, supongo que era un momento un poco incómodo ya que no había compartido comida en familia con nosotros nunca y apenas nos conocía mucho, por eso no habló apenas. Aunque se acercó a mí y me dijo:
-Hola.-me dió dos besos.- le dije a Martha que si querías venirte hoy a Sabaton, es una discoteca que ponen muy buena música.
-No me a dicho nada. ¡Pero me parece buena idea!
-Noel también vendrá, y algunos amigos míos y de tu prima. Parece que le has caído bien a mi hermano.-Dijo Carlos sonriente.-me pidió tu número, perdona que no te preguntara...
-Tranquilo. Me abrió el otro día, pero por suerte, no es muy pesado.-Le dije sincera.-de momento.
Carlos se rió a carcajadas y me dijo:
-Que va, mi hermano es un pasota. Por eso no te preocupes.
Entonces llegó mi prima y fue a darle un beso. Yo me fuy hacia el comedor porque me di cuenta que sobraba un poco y ayudé a mi padre a poner la mesa que ya solo le quedaba la cuberteria de las fiestas. Volvían a picar. Ahora si que serían mis abuelos.
Mi abuela es una mujer bastante seria, pero tiene también una chispa divertida, siempre me hace reír con sus historias. Y mi abuelo es un hombre encantador. Siempre me llevaba a comer por el centro y a dar un largo paseo por las calles de la barcelona antigua cuando era más pequeña.
-Leia, pero que preciosa estas, porfavor. No crezcas más.-Dijo mi abuelo viniendo abrazarme. Tenía ese toque paternal que me encantaba.
-Hola abuelo-Le dije con un tono de niña pequeña y con el mucho cariño que le tengo.
-El pequeño también esta precioso. Ian todavía me tienes que enseñar tu nuevo libro de John Claus "el hombre del hierro".-Dijo mi abuela poniendo un extraña entonación grave en el título del libro, mientras le daba dos besos.-Y tu Leia, que tal estas cariño?
-Bien, ya sabes, todo como siempre.-dije algo insegura y le di dos besos.
La comida fue muy bien, a mis abuelos les encanto la pasta, sobretodo a mi abuelo, también el vino que le habíamos traído. Uno de los mejores de la Rioja y muy bien conservado en antiguas bodegas de la villa.
-y tu Carlos, ¿estudias o trabajas?-Pregunto mi abuela, cuando acabo el primer plato. Siempre le ha interesado mucho saber ese tipo de cosas, ella fue muy trabajadora en su época. Aún lo sigue siendo.
-Trabajo. Transportando cosas a otros sitios, soy transportista de aparatos de electricidad.-Le dijo Carlos vergonzoso y algo incómodo por si la respuesta no era la adecuada para ella.
-Eso es duro.-No dijo nada más que eso, en cuanto terminamos de comer recogímos la mesa entre todos.
El bizcocho que habíamos traído mi madre y yo, era de vainilla y chocolate con leche. Estaba buenísimo y olía de maravilla, papá decía:
-Ya lo he probado con el olfato y parece ser exquisito y aún no se como sabe.
Mi abuelo soplaba las velas mientras le hacía la foto. Era difícil pillarlo soplando las velas porque no paraba de moverse, pero a la tercera lo conseguí.
Cuando terminamos, me fuy un rato a mi habitación y me puse hablar por skype con Paula, para ver que tal estaba. Hasta que mi prima picó a la puerta y tuve que cerrar.
-Prima, me ha dicho Carlos que te ha preguntado que si quieres venir a Sabaton hoy, perdona que a mí se me olvidó preguntarte. Ahora iremos a casa de Carlos, ¿si te quieres venir luego?
Yo le dije que no pasaba nada, que si quería ir, y que quedabamos en casa de Carlos sobre las 10:00.
Esa tarde la pase con mis abuelos y mis padres, estubieron hablando de sus tiempos mozos.¡Ay! Que aburrida estaba pero dentro de mí hay algo que me decía, "ya queda menos para las 10:00, Leia".
Cuando se acercaba la hora me fuy a la ducha y miré en mi armario para encontrar el modelito perfecto para la noche.
Al final me decidí por unos shorts de color blanco con un cinturón de tela marrón y una camiseta de tirantes roja que ponía sweet en blanco. Mi pelo rebelde lo intente domar como pude, poniéndomelo todo hacia un lado. Me quedaba genial. Cogí la pintura de mamá y me di un toque de maquillaje natural.
Iba por la calle envuelta en mis pensamientos, pensaba si realmente iba ir bien aquella noche. Las aceras estaban húmedas, al parecer había caído una gorda. Llegué a casa de Carlos un poco tarde, el maquillaje me había atrasado. También los tacones que llevaba de 4 cm, no llevaba muy bien eso de ir más alta y mantener el equilibrio. Iba por la calle como un pato.
-Prima, te estábamos esperando. ¡Ya estamos todos listos!-Dijo Martha cuando me abrió la puerta.-Vas muy guapa, me gusta el conjunto.-ella también iba esplendorosa, llevaba un vestido bastante pitimini de color azul claro y corto, y llevaba unos taconazos más altos que los míos en color plateado. El pelo se lo había ondulado.
Los chicos estaban dentro esperando. Los dos estaban sentados en el sofá viendo modern family, la pequeña no estaba. Le pregunté a Martha y me dijo que se había quedado con su hermana Carla.
Noel me miraba de arriba a abajo pero ni siquiera me saludo. Era rarito a veces y un poco borde.
-Hola leia-dijo Carlos.
Mi prima cogió una chaqueta tejana pequeña y se la pusó.
-Creo que hará un poco de frío esta noche.-Dijo.
-Iremos con mi coche, Noel.-Afirmo Carlos, mientras cogía las llaves de éste.
-Yo me llevaré el mío, seguro que llegaré más tarde que vosotros para volver. Y no tengo ganas de coger un taxi.-Dijo Noel con cara seria.
En fin. Seguro que vendría con alguna amiguita suya esta noche, él funcionaba así por lo visto. Aunque lo conociera muy poco ya sabía de que se trataba.
Mientras estabamos en el coche Carlos nos explicó que sabaton siempre se pone hasta arriba de gente y que seguro que sus amigos ya estarían cogiendo cubatas, aprovechando que aún estaría vacío.
Sabaton estaba cerca de blanes, la discoteca estaba bastante solitaria y al lado de esta, había un parquing con pocos coches aún aparcados. Tuvimos suerte.
Noel aún no había llegado, se había desviado en una de las calles cerca de donde estaba la discoteca.
Era un caso perdido.
Los amigos de Carlos y Martha eran 4. Uno era moreno y tenía pinta de ser mucho más mayor que nosotros, llevaba el pelo rizado y media melena. Otro con el pelo rubio, bastante más bajito y de ojos muy claros. El otro chico fue el que más me llamó la atención, era castaño y su pelo era perfecto y tenía ojos profundos. Su pronunciación me hizo deducir que era italiano.
-Carlos esto está lleno de gente, deberíamos ir entrando.-Dijo el chico.
-Leo, a que me dejas algo de dinero para pagar el parquing?-dijo Carlos con tono de suplica.-te lo devolveré.
Leo, que es como se llamaba el italiano se lo dejó sin miramientos. La otra chica era la novia del chico rubio, que se llamaba Daniel y ella Claudia. Él chico de la melena se llamaba Elliot.
Sabaton tenía cuatro salas, una de house, otra de heavy, otra de hip hop y la última era música variada.
Nosotros fuimos a la más grande, ponían de todo, y nos acercamos a la barra para pedir.
-Dos mojitos, un Hb con cocacola, 2 piñas coladas con baileys y...-me miró.
-Un cubata de ron cola ya va bien.-Le dije yo. No me gusta demasiado el alcohol pero el ron cola aunque sea extraño decirlo si.
Me pusé a bailar con Martha, la verdad es que bailar siempre se me a dado muy bien, eso lo he sacado de mamá. Todo el mundo me miraba, porque yo realmente siempre me dejo llevar por la música y lo hago lo mejor que puedo.
Mi prima se fue con el novio a bailar una cancion que se llama uptown funky world de Bruno Mars.
-Ei Noel. ¿Donde te habías metido? Te estabamos esperando.-Dijo mi prima mientras soltaba el cubata que se estaba bebiendo.
Lo tenía detrás mío y yo estaba bailando. Me había visto hacerlo, me pillo de infraganti moviendome igual que el famoso Bruno Mars. Pero que estaba diciendo, que más da no me importaba.

Yo? Sin ataduras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora