Yo? Sin ataduras!

¡Piñatazo!

Los días de verano se me hacían eternos. Paula se tuvo que ir unos días con sus abuelos a su pueblo en ciudad real. Y yo me tiré leyendo todos esos días.
Erin cada vez quedaba más con mi prima, un día pude escuchar una conversación de teléfono mientras salía de la ducha. Pasó sin querer, no me gusta mucho cotillear temas ajenos.
-Erin, el hermano de Carlos quiere conocerte más a fondo, tía. Me ha dicho que eres muy guapa y que le gusta mucho tu culo.-decía por el teléfono mi prima, y tras tres segundos continuó-que va, que va. Él no es tan serio como crees. El otro día en el cine, me dijo que si querías ir con él a la playa.
Mi prima seguía hablando. Al parecer Erin ya se había hecho hasta amiga de la familia.
Una vez me explicó Martha que Carlos tenía 5 hermanos. Un hermano mayor de 25, Mike, una hermana de 22, Carla, Carlos y su hermano mellizo Noel de 20 años y una hermana pequeña llamada Irina de 11 años.
Su padre viajaba mucho, porque era un hombre de negocios y ahora se encontraba en Turquía y que ya iba por su tercera esposa. Eso me dijo mi prima cuando le pregunté que si se llevaba bien con sus padres. Su madre les abandonó, cuando Carlos tenía 11 años. Cuando tuvo a la pequeña escapó con la típica escusa de voy a por tabaco. Ella se ve que vivía en el mundo de las drogas.

Mis pensamientos se amontonaban mientras preparaba el pastel de mi hermano porque hoy ya hacía sus doce años. Le había echo un pastel de minions muy chulo de una pastelería que es de admirar como trabajan con el dulce.
Mi prima que había asistido también al cumpleaños me cogió a solas cuando empezaron a darles los regalos. Estaba toda mi familia, o los que estaban en Barcelona. Porque tenemos familia por todas partes del mundo. También habían venido algunos amigos de su antiguo cole, que ya Ian echaba de menos.
-Sé que estos días no he estado tanto contigo. No estoy enfadada ni nada, es que Erin y yo hemos conectado muy bien.-Empezó diciendo Martha.-Hoy salimos a Sweet mine, vente con nosotros. Estará Erin también.
Yo no estaba muy convencida, pero le dije que me lo pensaría.
Por la tarde pusimos una piñata y todos los amigos, primos y mi hermano tiraron todos los caramelos posibles. Mi padre les hacía fotos con su nueva cámara canon.
Esa noche Paula, me llamó llorando. Su hermano David y ella se habían peleado, Paula iba a salir esa noche y se le habían quitado las ganas, su hermano le había dicho de todo. Así que decidí pasar de ir con Martha e invité a dormir a Paula para que se relajara.
Creo que aquella noche no me perdería nada.