CAPÍTULO 2

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Narra Charlotte

Llego a la puerta de mi apartamento y busco las llaves en mi bolso, meto la mano en él y trato de encontrar la llave pero no la veo, me siento en el piso y saco todo hasta que las veo al final del bolso.

—Por fin— digo mirando al techo y con un poco de alivio.

Meto todo en el bolso desordenadamente y abro la puerta de mi casa, lo único que quiero hacer es llegar a mi cama y dormir un poco, ya que he trabajado toda la noche en ese bar.

—Ya llegue amor— Grito en la entrada de la puerta para que escuche mi novio Adán donde quiera que esté el en la casa.

Entro cierro la puerta y veo hacia la cocina, hay esta Adán parado en la entrada de la cocina y recostado del marco

— ¿Dónde estabas? — Pregunto con un tono serio y ronco

—En el bar donde trabajo y tú lo sabes muy bien

—Ya no soporto que trabajes hay, renuncia —Su comentario me impresiono

— ¡Que! Cómo rayos quieres que renuncie al único empleo que conseguí en esta ciudad, además tu ni trabajas, de que rayos viviremos entonces — dije molesta

—A mi tu no me hables así— Dijo acercándose con un tono amenazador, se puso cara a cara conmigo — Vas a renunciar ahora.

— ¿Por qué?

—Porque yo lo digo y lo vas a hacer— dijo gritándome

— Pues no voy a renunciar hasta que tú consigas un empleo y dejes de mantenerte de mí— Dije en mi defensa

— ¡Cállate! — Dijo más alto y alzo la mano —Lo vas a hacer hoy— dijo amenazándome

— ¡No! —— dije cuando de repente sentí un golpe duro en el ojo

Caí al suelo, me dolía mucho, pero con valor me levante y le dije —Salte de mi casa ahora

Adán me agarro por el cuello de mi camisa y me atrajo hacia el —Yo no me voy a ningún lado y si haces algo al respecto no solo tendrás otro ojo peor que el de ahora.

Lo empujo, agarro mi bolso y subo por las escaleras rápido, me encierro en el baño y paso el seguro.

Me recuesto de la puerta y me dejo caer hasta llegar en el piso y empiezo a llorar, mi ojo me empieza a doler más, saco una bolsita de plástico mediana que tenía en el bolso, me paro y le echo agua fría, recuesto la bolsa a mi ojo, espero un rato y no pasa, reviso los gavetas que están al lado del lavamanos, abro la de medicina y busco un analgésico en pastilla y me la tomo, me vuelvo a sentar en el piso.

Pasa una hora y Adán no ha pasado, no pienso salir de aquí todavía, de mi bolso saco el cargador de mi celular y lo pongo a cargar en un enchufe cerca de la puerta, me paro y lleno mi bañera, me quito la ropa y me meto, me relajo un poco y cierro los ojos.

Siento agua en la nariz, abro los ojo y levanto la cabeza de repente, me he quedado dormida, salgo de la bañera me seco y de las gavetas me pongo una ropa interior nueva y el mismo uniforme de ayer. Reviso mi celular y ya es algo tarde 7:40pm. Me seco mi cabello hasta que quera liso, me echo perfume, meto pastillas para el dolor en mi bolso, mi celular y el cargador. Abro la puerta cuidadosamente veo para los lados y camino sápido hasta llagar a las escaleras, me agacho y me asomo hasta las escaleras, veo a Adán en la sala durmiendo con la tv encendida a un volumen alto. Bajo cuidadosamente las escaleras, agarro mis llaves, camino hacia la puerta y salgo. En el pasillo corro hasta al ascensor, lo llamo, espero desesperadamente unos segundos en que se tarda a llegar y cuando abre las puertas me meto, marco planta baja y cierran las puestas. Al llegar salgo del edificio, entro a mi carro y me voy a mi trabajo.

Cuando llego hago como si no hubiese pasado nada, me pongo detrás de la barra y saludo a mi amiga Olivia.

— ¡Hola Charlotte!— dijo feliz y abrazándome — ¿qué rayos te paso en el ojo?

—Solo me he caído en el baño Olivia. — Mentí, ahora no estoy de humor para hablar de esto.

Llego un chico atractivo vestido como para ir a trabajar, pero sin corbata, la camisa algo desabrochada y con un saco negro pero no abotonado, muchas chicas le coquetean y está llamando mucho la atención acá

— ¿quién es él? – le pregunto a Olivia

—¡No sabes quién es el!— Dijo sorprendida – Él es Jansen Osward, reconocido por ser el jefe de la mejor disquera de New York y por el dinero que gana.— haciendo una pausa— Dicen que es alguien mujeriego, pero con su última novia dejo de serlo.

—Pero lo veo como de 27 años ¿no es muy joven para ser jefe de una disquera?

—Señorita Charlotte a tienda a ese señor que acabo de entrar. – dijo mi jefe Andrés.

—Ya voy, Olivia ya vengo

Al caminar Olivia me pega un grito — ¡Cuádratelo! — Mientras se reía y yo también

Me apoye de la barra y le dije

—Señor que desea.

—Un whisky por favor...

—Ok ya se lo traigo— Voy sirvo el whisky.

Cada rosa tiene sus espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora