CAPÍTULO 7

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Chica vamos nos esperan, agarramos nuestras cosas y bajamos al llegar nos presentamos con el chofer, nos ayudó a subir las cosas, tomamos asiento y arranco.

Durante las próximas horas, mientras la ansiedad construía alturas insoportables en su pecho, Charlotte vio como un paisaje suburbano reemplazaba el hormigón y acero de la ciudad. Los árboles maduros, la hierba y algo que ella verdaderamente extrañaba de los paisajes naturales. Con el tiempo, la clase media se desvaneció mientras el camino cambió a mansiones en expansión que bordeaban la costa atlántica. Eran los tipos de hogares en los que Charlotte había visto en las revistas. Sus ojos se abrieron a la belleza absoluta de los paisajes. Bajando el vidrio, inhaló profundamente el aire salado del océano, el chofer se detuvo en un tortuoso camino de entrada. Habló con alguien por un intercomunicador antes de que las puertas de metal adornado lentamente se abrieran, permitiendo que la limusina entrara a la propiedad. Más allá de las puertas, un majestuoso césped se aferraba a exuberantes especies de árboles frondosos que se alineaban en el camino. Un jardín se destacaba al frente de la casa con flores de todos los colores imaginables. Grandes pilares a ambos lados de la gigantesca puerta de entrada de caoba atraparon la mirada de Charlotte. A un lado habían canchas de tenis y de baloncesto en un nivel más bajo. A lo lejos, un camino detrás de la casa que llevaba a un mar sereno. El agua rompiendo contra la arena y el sol brillando completamente, eso le trajo a Charlotte una sensación de paz, aunque sólo sea por un segundo.

Olivia: - Esto es fenomenito e increíble, algo me dice que este día va a ser muy entretenido- Dijo sorprendida

Fallón: -Charlotte deberías presentarme a tus amigos, a ver si me caso con alguien que tenga una casa asa- todas rieron

Sacaron las maletas y se quedaron mirando hacia la casa, Charlotte se sintió asombrada por su tamaño. Aunque sorprendente en todas las formas posibles, se preguntó por qué una persona necesita un lugar de tal magnitud. Con ese pensamiento fugaz, la razón de su recién descubierta ansiedad -y ahora agitada respiración- salió por la puerta principal Jansen sin camisa.

El corazón de Charlotte casi se detuvo en seco. Mientras Jansen se dirigía hacia el grupo, ella no podía dejar de admirar su apenas atuendo. Fugazmente, sus ojos recorrieron sus abdominales bien definidos y segmentados con las definiciones de músculo duro desde sus hombros hasta sus caderas. Una profunda V que desaparecía por debajo del traje de baño blanco, puso su ritmo cardíaco a saltar de nuevo a la vida.

Él no era voluminoso, por ningún medio, tenía un cuerpo como de corredor, largo y delgado, pero suficientemente musculoso como para hacer bailar la lengua de cualquier chica detrás de sus labios. Fue entonces cuando se dio cuenta que tenía un complejo tatuaje de dragón negro que serpenteaba su camino desde su traje de baño y se curvaba alrededor de su costilla.

El único pensamiento corriendo por la mente de Charlotte en ese mismo segundo era: ¿Dónde exactamente comenzaba ese tatuaje?

- ¿Cómo fue el viaje? Espero que mi chofer las haya tratado bien. - Dijo llegando a nosotras.

-Pues... si no ha tratado bien- dijo con nerviosismo- ella es Fallón y bueno Olivia que ya la conoces.

Jansen se acercó a Fallón - Un gusto conocerte- dijo dándole la mano rápida mente. -Como estas Olivia- dijo con una sonrisa

Olivia arrojó sus brazos alrededor del cuello de Jansen y se inclinó para darle un abrazo en la mejilla.

- ¿Qué hay de nuevo, viejo? - Preguntó. Luego, le susurró algo al oído y se rio.

Charlotte tenía una buena idea de lo que le dijo cuándo sus ojos se posaron en su dirección, con una sonrisa de niño inclinando las comisuras de su boca. Ahuecándose la barbilla con la palma de su mano, dejó escapar una gran risa de sus labios mientras miraba al suelo, negando con la cabeza.

Cada rosa tiene sus espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora