1: Odio mi vida.

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Me negaba rotundamente a mudarme a la casa de mi padre, aunque solo significara un verano. No lo haría y punto. Quizás alguien creería que exagero, que es un simple berrinche de alguien dolido, pero no iba a vivir bajo el mismo techo con la persona que se había encargado de arruinar todo lo que creía de él al irse.

Haber visto como mi padre se iba y nos dejaba, a mi madre y a mí, solas no había sido una buena experiencia para mí. Con doce años de edad, había cosas que no entendía, pero ver a Michael Clare, mi padre, tomado de la mano con una mujer que no era mi mamá había logrado alejar todos sus intentos por mantener una relación conmigo después de irse. Desde ese momento habíamos sido mamá y yo solamente, juntas contra todo lo que podía pasar y sin rendirle cuentas a nadie.

Creo que cuando él se fue, fui yo quien terminó más afectada. Dejar de verlo todos los días, sin dar una explicación, tratando de aparentar que era lo único que le importaba cuando en realidad ya estaba metido con alguien más al poco tiempo de irse de casa me había hecho ver que mi padre no era el hombre perfecto que había creído. De alguna manera me había sentido estafada cuando me lo encontré tomado de la mano con una mujer más joven que no era mi madre.

Mamá era un caso aparte. Ella se había tomado su propio divorcio como si fuese un trámite, como si la desaparición de una persona en la casa de un día para el otro no fuese la gran cosa. No había llorado, no se había quejado, no maldijo a mi padre cuando se había ido. Ni siquiera había intentado detenerlo o hacerlo volver cuando estuvo de visita. "Las cosas no estaban bien entre nosotros, hija, todos estaremos mejor así.", había tratado de convencerme aunque yo no quería creerlo.

No se podía esperar menos de la psiquiatra respetable y auto-suficiente, Katherine Shelton. Ella era bastante conocida, con una larga lista de clientes, un par de libros publicados y una gran cantidad de congresos que se disputaban por tenerla. Estaba muy orgullosa de ser su hija y no había manera de cambiarla, simplemente la amaba con todo mi ser.

Todos los años recibía una larga lista de propuestas, varias dentro del país dándole la posibilidad de dejarme en casa sin tener que recurrir a nadie. Pero, al parecer, este verano sería diferente. Hacía tiempo que llevaba tratando de encontrar la forma de obligarme a volver a juntarme con mi padre para que arregláramos las cosas y fue su trabajo lo que le dio la solución. Una de las invitaciones que había recibido requería que viajara al otro lado del mundo. Bueno, tal vez estaba exagerando.

Vivíamos en Santa Clara, una ciudad costera de Argentina, lo que me dejaba disfrutar de un hermoso verano, pero dudaba que si la meta de mi madre se hiciera realidad pudiese disfrutar tanto. Toda mi vida estaba en este lugar, mis amigos eran de aquí y había aprendido a enfrentar cualquier problema sola mientras ella no estaba en casa. Pero ni eso podría con mi deseo de quedarme tranquilamente en casa como una adolescente responsable de diecisiete años recién cumplidos.

Su viaje no fue confirmando hasta que estuve cerca del cierre de clases, haciéndome poner aún más malhumorada. Comencé a desear no haber nacido cuando terminé de comprender a donde iba la insistencia de mamá y como me estaba acercando a un callejón sin salida. Su discurso siempre se basaba en que debía solucionar todos mis problemas antes de ir a la Universidad, que no podía guardar rencor por nadie, cuando hablaba sutilmente. Hasta que llegaba el momento en que mencionaba que tenía que arreglarme con mi padre y yo huía como si me estuviese enfrentando a un monstruo.

Enterarme que mamá iba a viajar a Berlín, sin siquiera considerar llevarme o darme la posibilidad de quedarme en mi casa me sacó de quicio. Sabía la importancia de la conferencia que debía dar en la Universidad de Berlín tenía para ella, pero no había manera que aceptara de buenas a primeras su decisión. Era un viaje más largo de lo normal y sería la primera vez que pasaríamos lejos tanto tiempo la una de la otra, de todas formas no era razón para su loco plan. No reaccioné de la mejor manera cuando me confirmó la noticia.

Conviviendo con el enemigo. [Conviviendo #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora