Capítulo 2

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Bajé las escaleras a la misma velocidad que subí, y cerré la puerta. Me puse mis auriculares, y empecé a caminar escuchando música. Sonaba Soda Stereo. Tenía que cruzar para tomar la siguiente calle. Me fijé y miré a ambos lados antes, pero juro que no vi ningún auto, la calle en ese momento estaba despoblada tanto que parecía estar aislada de todo el mundo, pero me equivoqué, sinceramente me equivoqué.

Sentí mi cuerpo volar, y caer al piso lentamente. Escuche una voz familiar. Pero cuando abrí mis ojos, era todo lo contrario. Me encontré con un chico morocho de ojos azules como color del mar. Definitivamente no lo conocía.

-Tranquila linda, tranquila-dijo con calma, mientras acariciaba mi cabello castaño claro con algunos nudos.

-¿Dónde estoy?-Me levanté de golpe, y acariciándome la cabeza que me dolía, le pregunté con muy asustada y un poco aturdida por lo que había ocurrido.

En ese momento sentí miedo, no sabía ni donde estaba y mucho menos lo que había pasado. Pero esa voz, su hermosa voz me tranquilizó, y me transmitió paz, algo que ya casi nunca sentía.

-Estás en mi casa, va en la cochera –Esbozó una pequeña sonrisa- pero no tengas miedo no te voy a lastimar-Me miró, y sus ojos cansados se iluminaron.

-¿Quién sos? ¿Qué pasó?- No entendía nada hasta que me interrumpió y me hizo callar, lo cual odiaba.

-Yo soy Tomás, un gusto-se sonrío con aquellos dientes tan blancos como la nieve- te atropellé sin querer, y tengo que llevarte al hospital lo más rápido posible, y no lo hice antes porque esperaba que despiertes. De verdad lo lamento mucho. –Agregó arrepentido.

-¡Al hospital no!- lo interrumpí y dije con desesperación. ¿Qué iba a pensar la abuela si se enteraba qué me habían atropellado, que estaba en una casa, me corrijo en la cochera de un desconocido, el mismo que me atropelló y me llevó al hospital? ¡Qué locura!

-Bueno beba, tranquila –me miró seriamente- no pasa nada, si vos no querés ir no vamos, no te hagas problema, respeto tu decisión. -Terminó la frase y me acarició la cara con sus manos frías. Lo cual no me gusto para nada.

Le di las gracias y le pregunté, con un poco de miedo, si me podía ir a mi casa. –Sí, yo te llevo- esas fueron sus palabras, pero sus ojos seguían mirándome y cada paso y movimiento que daba su mirada me seguía, era tan extraño sentí que por algún momento me iba a lastimar o algo parecido, pero gracias a Dios me llevó a casa y no lo vi más.

La abuela se enteró, no sé cómo pero se enteró. Hizo un escándalo en todo Santa Fe porque me habían atropellado y el chico me llevó a su casa y no a un hospital. Traté de explicarle como fue la situación, pero no me hizo caso, y como siempre prefirió hacer todo ella para que yo descanse y me calme.

En el medio de todo el caos llama mi celular, miro y era Selene, Cle, mi ex mejor amiga. Me alegré muchísimo de saber que me extrañaba –o eso esperaba-

-Nelly, ¿qué te pasó?- su tono de voz fue de preocupación.

-Nada grave Cle, todo bien de alguna manera jajaja, solamente me llevó por delante un auto y el dueño del auto me llevó a su casa.

-¡Uh! -exclamó- de verdad no sabes cuánto lo siento. ¿Te lastimaste?

-No, solo unos raspones y moretones por algún lado y bastante dolor de cabeza, pero estoy bien, gracias por preocuparte. -Lo único que pensé en ese momento fue ¿de verdad estará preocupada? No lo creo, después de lo que pasó entre nosotras, ya nada no es lo mismo. Pero claro que no se lo dije. Una vez más las palabras mueren dentro mío.

-No, de nada corazón, para que estamos las amigas-Pude escuchar su particular risa fingida que es lo más parecido a una ardilla intentando hablar. –Lo que fuimos; agregué en voz baja, pero no me escucho, mejor.- sabes qué podés contar conmigo siempre claro-continuó- Me olvidé de comentarte qué la profe de biología quiere que hables con ella, parece que te la llevas a diciembre también, junto con física, economía y tecnología y no se cual más. –La sonrisa que tenía en mi rostro por hablar con ella, se borró automáticamente ¿Qué más me falta? ¿Repetir el último año? Hasta el recreo me llevaba, soy un completo desastre.

-Bueno que bajón jaja, igual gracias por avisarme, tenía planeado ir mañana –Mentí, pero no tenía ninguna excusa más- Así que mañana nos vemos. Un beso –Corté, ella también se despidió y comencé a llorar desconsoladamente.

Entre lágrimas y lágrimas, suena el timbre. Fui a atender y era nada más ni menos que la policía.

Un viaje al tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora