¡¿sueltala?!

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Después de una relajante ducha me acuesto en la cama mirando a ningún punto fijo ¿y ahora que?, esperar supongo. La puerta fue abierta con total brutalidad  ¡¿es que acaso no saben tocar?! Me di una cachetada mental por eso, entre la luz tenue, aparicio una silueta que me daba miedo, cerró la puerta del mismo modo en que la abrió haciendo un ruido sordo, se fue acercando lentamente con paso decidido y con una sonrisa preversa, y enseguida lo reconocí Jayce, no me dio tiempo de correr por que ya estaba atrapada entre el cuerpo de el y la fría pared, sus dos manos estaban a cada lado de mi cabeza, su estúpida sonrisa creció más, tal ves le gusta verte indefensa, débil y vulnerable, mi conciencia tiene razón y mucha, pero no puedo hacer nada.

- escucha me bien chiquilla repugnante, de aquí no hay escapatoria, te pudriras, morirás y nadie te podrá salvar - hizo énfasis en la palabra morirás, trago el nudo en mi garganta, quería largarme a llorar en un rincón de esta habitación.

-eso veremos idiota, ya verás, mis padres en este momento de seguro me estarán buscando y cuando me encuentre, tu triste destino va hacer en cuatro paredes y una reja - me sorprendí al notorio cambio de mi vos, sonaba segura, confiada y sin un rastro de miedo todo lo contrario a ti cariño, y es cierto.  Jayce se puso tenso y podía oír que sus dientes rechinaban.

-¡¿ no me vuelvas a llamar así!? - sus ojos azules tomaron un tono más oscuro, su pupila se dilato y en eso me da un fuerte puñetazo en el pómulo derecho, caí al piso áspero, ya sentía un liquido correr por mi nariz y boca.

- ¡¿levántate, estúpida?! - me agarró del pelo con una fuerza impresionante que me hizo ponerme de pie, chille de dolor, las lágrimas ya se dispersaban por toda mi cara, este seguía ejerciendo presión en mi cabello,  levanto la mano, ya estaba muy débil como para defenderme de otro golpe así que deje, que pasará, pero jamás llego.

-¡¿que crees que haces, Jayce?!, ¡¿ sueltala!? - esa vos, el dueño de esa vos, me salvo, no puedo identificarla muy bien de quien es.  Jayce dejo de ejercer presión en mi cabello y al instante que  paso, caí al piso como un costal de papas, no sentía nada.

- tranquila, ya estoy aquí - estaba arrodillado, sosteniendo me la cabeza suave mente, sus palabras las oí lejanas, como si se estuviera alejando de mi cada ves, la luz que entraba por  aquella ventana, me ayudo a descifrar, que era Wrymn, entro en el momento aportuno ¿no crees?.

-wrymn...  Gracias... - fue lo único que pude contestar, antes de cayera inconsciente.

(...)

Un fuerte dolor punzante,  se instaló en lo más profundo de mi cabeza, me desperté desesperada por aquel dolor y eso no era lo único que dolía en mi cuerpo, me sobe delicada mente el pómulo.

- ¡rayos! - jamás me habían dado un golpe y mucho menos en la cara. En la mesa de noche había un basó de agua con una diminuta pastilla blanca, no me importa que fuera y me la tome.

-¿como te Sientes? - pregunto Wrymn, que estaba en la ventana, sin voltear me a ver.

- bien, creo - que mentirosa Anethe

No respondio, pero si volteo a verme, me encantan sus ojos, son como un salvavidas en este infierno, son profundos, dicen que los ojos muestran tu alma y como eres, pero en el es diferente es como si tuviera una barrera de acero que prohíbe la entrada de cualquier individuo que lo pueda hacer vulnerable del mundo,  me quedé unos minutos más concentrada en observar más sus ojos, pensé que si los dejaba de ver caería y seguiría cayendo sin encontrar fondo alguno.

-¿te gusta lo que ves? - digo con un tono divertido en su vos, yo inmediatamente aparte la vista de el y un espeso calor subió hasta que se instala en mis mejillas, quería concentrarme en algo, pero me era imposible, sentía su mirada, que ardía necesito salir de aquí.

No me había percatado de que ya estaba solo a unos pasos míos, voltee mi cara para verlo, y tenía una hermosa sonrisa que cruzaba por su rostro, sus dientes perfectamente alineados y blancos como las perlas, por un mentó se me cruzó por la cabeza como seria besar esos labios carnosos, el bajo su vista a los míos, me hormiguaban, se fue acercando hasta  solo quedar como a dos milímetros de mi cara, mi respiración se empezaba a entrecortar, mi corazón se va a salir de mi pecho.

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Oooooooo

A Ojo CerradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora