Capítulo 1

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Jack, Jack es un nombre muy común. Me gusta, pero sin duda hay muchos otros que son mejores. Mis padres me dijeron que me pusieron ese nombre como agradecimiento a la gran ayuda que mi tía de cariño, Jacki, les dio cuando eran jóvenes. Siempre les preguntaba  sobre ello, pero me respondían lo mismo:

-Motivos económicos, hijo - Se adelantó mi madre.

-Cuando tu madre estaba embarazada de ti, no teníamos el suficiente sustento económico para mantenerte. Hasta llegamos a pensar en la posibilidad de abortarte - Añadió mi papá, como siempre muy directo.

-¡Daniel! No era necesario que le repitas eso - Respondió mi madre, Amelia. Ella me amaba mucho, muchísimo, pero si se trataba de sinceridad, yo confiaría más en mi perrita Mía.

-¡Madre! Tengo 14 y papá ya me lo dijo muchas veces, pero a veces siento que esto no es cierto - Les dije, un poco nervioso. Era lo que pensaba y lo que sigo creyendo hasta ahora. 

-¿Dudas de mi palabra, Jack? Siempre te hemos enseñado a decir la verdad y nosotros te damos el buen ejemplo de cómo debes hacerlo. Y no, no estamos mintiendo, es algo que no le pasa a cualquiera, es todo. No quiero decir más, y no me obligues a hacerlo, porque puede salir algo de mi boca que no quisieras escuchar - Concluyó mi padre.

<<Algo que no quisieras escuchar>>, oí con eco en mi cabeza. Lo pensé muchas veces y, al final, no supe si se refería a que me iba a gritar groserías (como suele hacerlo) o si me iba a decir la, tal vez cruda, verdad.

***

Justo ese mismo día de la respuesta de mis padres acudí al cumpleaños de mi prima hermana Mikaela. Es un año mayor que yo, pero repitió un grado. Los dos estamos en 3ro de secundaria. En esa ocasión ella cumplía 16. Es mucho más grande que yo, a pesar de ser mujer. Me lleva como una cabeza.

<<Cuando yo cumpla 16 no sé si llegaré a su tamaño>>, pensé en esos días.  Desde que mi madre me llevó al endocrinólogo me empecé a preocupar por mi estatura.

-14 años con 5 meses y 1.69 metros. Tu estatura es perfecta para tu edad - Dijo el médico.

-Gracias doctor, pero nunca me ha preocupado mi estatura. Es más, soy el sexto más grande de mi aula y somos como 15 hombres. No sé por qué mi madre me trajo aquí. Yo nunca quise - Mentí, porque ya desde ese momento me había dado cuenta que ser chato era muy feo. Tampoco era el sexto más alto, sino el sexto más chato.

-Solo es por precaución. Tu padre y yo no somos tan altos que digamos, pero tú serás la excepción. Me alegra mucho hijo. Serás el orgullo de nuestra familia. ¡Ay! Estoy tan feliz. Ven acá que te quiero dar un beso - Interrumpió mi madre.

-No es el momento, madre.

  ¿Orgullo de la familia por ser el más alto? No me parece. 

No sé por qué son tan frío con mi madre y tan dócil con mi papá. Es más, a él le digo papá, y no padre. Además, me da mucha más confianza hablar con él. ¡Pero no sé por qué! Si mi papá casi nunca está conmigo, pero mi madre sí, y ella trata de darme el afecto que me falta de papá. Tal vez sea algo de genes, o de mi sistema nervioso, que me haga más feliz con mi papá y no con mi mamá. ¿Pero qué estoy diciendo? ¿Eso es posible? Últimamente solo pienso en tonterías. No sé.

-¡Déjate de cosas hijo! Bueno, si no quieres venir, yo iré a abrazarte - Se pasó y se acercó. Con su brazo derecho quiso rodearme el cuello.

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2016 ⏰

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