¿Secreto?

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Narra Elena

Esta vez el despertador sonó, al parecer no había sonado el día anterior porque bueno... estaba desactivado. Creo que aún no estaba preparada psicológicamente para volver a mi rutina.

Me estaba arreglando, esta vez con tiempo, amo mi melena pero, es algo complicada de arreglar. Mi pelo es castaño y muy ondulado. Mi cabello tiene pequeños risos que caen por debajo de mis hombros, también es algo esponjoso. Me encanta. Empecé a maquillarme, delineé mis ojos de color chocolate, aunque lucen negros, si te acercas lo puedes notar. Me coloqué unos jeans negros, una blusa blanca, unos zapatos negros y listo. Suficiente.

-¡Elena! -tocaba mi mejor amiga detrás de la puerta- No te presiono, mi amiga pero, dos minutos más y mi vejiga explota.

Salí, del baño.

-Todo tuyo. No quiero ser la responsable de ese desastre.

Entró apresurada. Yo me levanté algo más temprano, para arreglarme y tener tiempo de prepararme el desayuno -sí, ya tenía esa confianza-.

-Haré comida solo para las dos, ¿vale? -le pregunté dudosa, no sabía si tenía que hacer alguien más de su familia-.

-Sí -escuché la regadera- no creo que nadie más esté despierto.

-Vale, apúrate.

Bajé las escaleras. Todo estaba solo.

Lo primero que monté fue el ingrediente principal de mi droga -café-, tapé la olla con el agua y me detuve un momento a pensar en que cocinaría. Decidí hacer unas tostadas con huevo y tocino.

-Buenos días -me dijo Adrian (supongo que por educación) abriendo la puerta del refrigerador-.

-Buenos días -le contesté sin mirarlo-.

No quería cruzar una palabra con él luego de la noche anterior. No vaya a ser que lo miré a los ojos y me diga "¿Porque me miras?", "Me irritas" -imité una voz chistosa de él en mi mente,- me reí de mi misma.

-¿Te ríes sola? -me dijo Adrian-

No le contesté, ¿quién es el irritante ahora?

Terminé de preparar todo como en veinte minutos, luego lave todo y serví el desayuno. Val iba bajando las escaleras. Acomodó la mesa para comer.

-Hasta que saliste del baño, deberías pensar en los africanos. Los dejas sin agua -le dije dándole un mordisco a mi tostada-. ¿Qué tanto hacías?

-Me masturbaba, Elena, me masturbaba.

Casi escupí el café.

-¡Val! -protesté- estamos comiendo -ella reía a carcajadas por mi reacción-.

-Lo siento, lo siento. No lo haré más.

-Solo no lo hagas en la bañera.

Ahora quién casi escupe el café fue otra.

-Dios, ¿qué he hecho? -dijo lamentándose. No entendí- He creado a un monstruo.

-Idiota -ella reía- Ya terminé ¿Nos vamos?

-Ve saliendo, lavo esto y te alcanzo -me dijo mientras recogía los platos. Terminé mi de tomar mi café y le entregué la taza-. Nos vamos en tu coche y luego me traes de vuelta, ¿sí?

-Vale, no hay problema.

Subí las escaleras para ir hacia la habitación de Val a buscar mis cosas, cuando escuché una plática, con una voz bastante elevada a decir verdad.

- ¡No mamá, quiero sacarme esto de encima! -era la voz de Adrian, a pesar de estar elevada, su voz estaba a punto de quebrarse- Esto, este secreto, pasado ¡como lo quieras llamar! Es mucho peso... quiero, hablarlo con alguien... un psicólogo, no sé.

I Love a KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora