Primera Cita.

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Narra Adrián.

- ¿Me oíste? No saldrás ileso de esto, Adrián.

Colgué de inmediato, y quedé sin respiración por al menos 15 segundos. ¿Qué mierda? Quién, nadie sabe lo que pasó, nadie en New York, mucho menos aquí. ¿Quién es? Sabe mi nombre... sabe quién soy... -tragué seco- Sabe qué hice.

-¿Adrián? Me estás asustando, ¿todo está bien? ¿Tu madre está bien, le pasó algo?

La miré.

Es sólo una llamada, puede que no sea en serio... no hay manera. Tengo que hablar con mi madre. ¿Quién, quién? Dios.

Elena seguía atenta, mirando cada gesto. Yo sentía que me desplomaría en cualquier momento. No sé si podría seguir con esto, tengo que irme... tengo que dejarla. No puedo estar con ella en este momento.

-Yo... -intenté hablar, después de lo que siento, fue una eternidad-. Lo siento.

Sentí que me tomó de la mano, y me dió un apretón. Miré nuestras manos y luego a ella. Sus ojos chocolates me miraban con esa intensidad que los caracterizan. Apreté su mano.

-Me estás preocupando, ojitos.

Sonreí de manera involuntaria. -¿Ojitos? -Sonrío-.

-Sí, tus ojos merecen su propio apodo. -río-. Aunque no te queda mucho, con tu faceta de chico supe rudo.

Reí.

-Estoy trabajando en eso, bonita. En serio.

- ¿Bonita? -alzo una ceja, y no sé por qué me sentí nervioso-.

-Eh... sí. Bueno, tu sabes. Eres bonita,así que... es sólo un decir, no es la gran cosa... -¡¿Qué?!-

-Gracias por el cumplido de todas formas -sonrió, siempre sonríe-. ¿Entonces todo bien?

Por un momento olvidé que estaba a punto de salir corriendo.

-Sí -no-, no es nada -de hecho, lo es todo-. Olvidemos lo que acaba de pasar. Ya luego me ocuparé.

-¿Seguro? Por tu cara parecía ser bastante grave. ¿No quieres hablar de ello? ¿Necesitas irte ahora?

-¡No! No, para nada. No me iré -ya no-. Es un poco grave, pero nada que pueda solucionar realmente ahorita. No te preocupes. Sólo, olvidemoslo. Mejor vamos a comer,muero de hambre,-claro está que no tengo apetito. Pero, ella me está dando una oportunidad, y no quiero echarlo a perder por tercera vez-.

-Vale, el señor nos trajo el menú cuando estabas en el teléfono, ¿Qué te gustaría? Yo pediré lo mismo que tú, no importa.

-No, por favor, elije algo. No te preocupes. Si te soy sincero, la comida es lo de menos para mí en este momento. Sólo quería hacerte pasar un buen rato, y a la vez, explicarte algunas cosas. Espero no aburrirte -sonreí inseguro-.

Ella me tranquilizó con una de vuelta. No quisiera quitarle esa linda sonrisa de la cara.

-No creo que lo hagas. Soy todo oídos, pero primero, porque si es importante para mí... vamos a pedir una lasaña. Con tanta fachada, no dudo que han de hacer una muy buena. ¿Qué quieres de tomar? -alcé los hombros-. Vale, entones sólo pidamos Coca-Cola. ¿Está bien?

-Lo que tu quieras, bonita -la complací. De verdad que me da absolutamente lo mismo-.

Ella asintió. Llamó al mesero, quien amablemente tomó la orden y nos hizo saber que estaría aproximadamente en veinte minutos. Nos trajo las bebidas y unos panecillos de ajo como entrada. Elena le regaló una sonrisa, y yo le dí las gracias. No espero un segundo a que se fuera el mesero cuando empezó a comer felizmente.

I Love a KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora