Una Llamada Anonima

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Narra Adrian

Camino a la universidad, en mi auto, se reproducía Stay With Me - Sam Samit en la radio. A pesar de que me agradaba la canción, muy poco le estaba prestando atención. Estaba pensando más bien en como compensar mis estupideces con Elena; para ser sincero me sorprende un poco que me haya perdonado... No me quejo. Aunque, siento que me he pasado con mi trato hacia ella, le grité, le falté de cierto modo el respeto y... la golpeé — presioné el volante con mis manos, tratando de calmar la ira conmigo mismo al recordar aquello — .

-Calma, Adrian, ella te perdonó, ya está, ya fue... —me decía- Le invitaré el almuerzo -me vino la idea a la cabeza— ¡Sí! Eso. Algo tranquilo, quizá un postre, o un helado... lo que ella quiera. Donde pueda hablarle y explicarle que yo no soy así, sólo, sólo estoy un poco fuera de mí por... —me detuve. Obvio esa información no es necesaria— asuntos. Asuntos que me han hecho cambiar y me cuesta controlar, pero que ya me di cuenta e intento corregir... Sí, eso debe bastar...

Sonreí al imaginarme que todo podría salir bien, que podría avanzar y que todo estaría normal de nuevo. Poder salir, divertirme, reír... quien sabe si enamorarme... -se amplió mi sonrisa- de inmediato me vino el recuerdo de una Elena totalmente ebria acariciando mis labios con los suyos... aquella sensación tan... extraña, pero linda. Sonreí de nuevo, y a su vez moví la cabeza en negativa.

-¿En qué cosas pienso? —dije—.

Luego de unos veinte minutos en la carretera, pude divisar a unos metros la universidad.  Una vez que llegué paré mi coche, un Mazda 3 negro, mi bebé. Revisé el aula donde vería la clase: 233. Tomé mi mochila del asiento del copiloto y salí del auto. Caminando hacia el aula recordé que hoy me tocaba con las chicas, así que podría avisarle a Elena del almuerzo con anticipación. Debería pedirle el número, ahora que lo pienso.

Entré al edificio y caminé por el pasillo donde se hallaba el aula. Noté que aún no llegaba el profesor. No me parece extraño. Lo que si llegué a notar y sí me pareció extraño fue ver a Valentina , al parecer molesta, reclamándole algo  a Elena. Me di cuenta cuando me estaba acercando a ellas, así que, para no estorbar decidir dar media vuelta para ir a otro sitio, esto, tratando de que no notaran mi presencia.

-¡Adrian! —me llamó, una voz que reconocí como la de Valentina. Di media vuelta, quedando  frente a ambas—.

-Ehh, Hola, chicas, ¿todo bien? —dije, por si había malinterpretado las cosas, quizá no estaban discutiendo, si no, ¿para qué me llamarían? No creo tener algo que ver allí—.

-Sientate —me dijo Val, aunque más que una petición sonó como una orden. Pero, no le di importancia y le obedecí sentándome junto a Elena, quien no me había mirado ni un instante—.

-¿Pasa algo? —pregunté ya un poco extrañado por el tono de Val y la actitud de Elena, eso sin contar el ambiente pesado que empezaba a sentir—.

-Pasa, Adrian, ¡pasa muchísimo! —habló molesta, y yo aún seguía sin entender nada, intenté abrir la boca pero, algo me dijo que era mejor dejar que hablara— Es que... ¡Ahhh! ¡Eres un cínico! —joder, ¿dónde había escuchado eso antes?— ¿Te crees muy hombre golpeando a una mujer, EH? —apreté el pupitre, ahora lo entiendo— ¿Cómo te atreves? Te dimos la confianza, fuimos amables, abrimos un espacio para ti sin ningún inconveniente, a pesar de tu estúpida actitud, ¿Así es como agradeces? ¿Así nos valoras?  —quise decir algo, pero no me dejo— ¿Cómo pude abrirle las puertas a un loco amargado y asocial, y ahora, maltratador? Tú madre ha de estar orgullosa, de seguro —escupió sarcástica, con toda la intención de herir, lo cual me hizo hervir la sangre. Esta si no, a la mierda todo—.

-Valalentina, ¡Basta! -intervino, Elena, haciéndome parar de inmediato- No sabes lo que dices...

-Claro que sé — le interrumpió— y sab...

I Love a KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora