- Claro, soy su novio – dijo Austin sonriendo.
- ¿Nuestra pequeña tiene novio? – preguntó Niall desconfiado.
- Si – dije yo.
- Hace cuatro años estamos juntos – dijo Austin abrazándome.
- Aw, que lindos – dijo Eleanor enternecida.
Austin y yo reímos.
Dirigí mi mirada a Liam, quien me miraba muy poco convencido y mal.
- ¿Por qué no hacemos una fogata todos juntos? – propuse.
- Me parece una excelente idea – dijo Austin sonriendo.
- Si, pero aun no podemos poner la carpa, es difícil – dijo Louis.
- Los ayudo – se ofreció Austin.
- No necesitamos ayuda – dijo Liam, mirando a Austin fulminantemente.
- Como quieran – dijo Austin – cariño, ¿vamos a acomodar la ropa?
Yo asentí.
Narra Liam:
Volver a ver a Judith me hiso sentir raro, pero se bien a quien amo y esa es Danielle.
Ese tal Austin se cree importante, yo le voy a demostrar que soy mejor que el.
El estúpido se alejo con Judith hacia donde estaban las partes de su carpa, mientras yo intentaba descifrar como armar mi carpa.
- Liam, no sabes nada sobre carpas – dijo Zayn.
- Claro que si, es pan comido – dije e intenté meter este coso, que es como un palo flexible por unas aberturas que tiene la carpa, es cierto, no se nada, pero lo hago solo – Ustedes vallan a preparar la fogata, yo me encargo de esto.
- Okey – dijo Danielle.
- No, no, tu te quedas – dije.
- ¿Por qué? Yo no se nada de esto, y no quiero pasar vergüenza – dijo.
- Te quedarás – dije con tono amenazante.
- Yo no se nada, Liam – dijo.
- Me ayudaras igual – dije aunque sabia que la ayuda que ella podría brindarme no sería gran cosa.
Miraba a Judith de reojo y la veía con su “perfecto” novio, “perfectamente” felices.
Intenté armar la carpa, pero se me hacia imposible, me enredaba con sogas, todos los palos que clavaba en la tierra se caían y Danielle, que no ayudaba en nada porque esta solo quejándose sobre su hambre y replicándome que no me ayudaría para no ensuciar su ropa. Cada tanto miraba a Judith y a su señor novio “perfección” reírse y compartir besos, lo cual de alguna forma era una patada al estómago para mi.
Narra Judith:
Me reía cada vez que miraba a Liam, quien intentaba hacerse lucir bien, pero para armar carpas no entiende nada.
Esta mucho mas grande, es obvio. Antes tenía un pelo lacio hermoso, mas rubio y ahora, tenía el pelo corto, que le quedaba muy bonito, estaba más alto también, y al parecer seguía de novio con Danielle.
El tiempo pasó, Liam, al final se dejó ayudar por Austin para hacer su carpa y yo fui a ayudar a Eleanor a limpiar los vegetales y preparar la carne para azar.
- ¿Puedo hablar contigo? – preguntó una voz detrás mío, yo volteé y era Liam.
- Claro – dije dejando a Eleanor con los vegetales.
- Caminemos – dijo y tomó mi mano, fuimos a caminar por el campo abierto.
- Esto es hermoso, ¿no crees? – dije mirando el cielo estrellado.
- Lo es – dijo Liam, quien no miraba el cielo, sino que me miraba a mi.
Lo miré y había mucho brillo en sus ojos, me miraba fijamente.
- Recuerdas este lugar, ¿cierto? – preguntó él, levantando una ceja.
- ¿Qué si recuerdo este lugar? – pregunté curiosa.
- No lo recuerdas – afirmo el y soltó mis manos.
- No, lo siento – dije.
Liam suspiró.
- Apuesto a que ni siquiera te acordaste de mi en estos últimos años – dijo mirando el suelo.
- Cuando estas con la persona que amas, no piensas en nada mas – dije segura de lo que decía.
- ¿Lo amas? – preguntó mirándome a los ojos.
- Si, y mucho – contesté y él volvió a mirar el suelo.
- ¿Eres feliz, Judith? – preguntó y volvió a mirarme.
- Lo soy – respondí.
- Okey – dijo muy bajito, cosa que casi no escuché.
- Lo siento – dije jugando con mis manos.
- Yo lo siento – dijo él y yo miré al suelo – Este es el lugar en donde te pedí que nuestra relación se volviera seria, ¿recuerdas?
Lo miré y mire a mi alrededor.
- ¿Hablas en serio? – me asombré.
- Ajam – asintió.
- Wow – dije – el tiempo vuela.
- A mi se me paso muy lento – dijo mirando el horizonte.
- ¿De veras? – pregunté.
- Lamentablemente si – respondió.
- ¿Y que hay de ti y Danielle? – pregunté.
- Novios – dijo y me miró.
- Ya veo – acoté.
- Si… - dijo dudando.
- ¿Y si mejor volvemos? – pregunté.
- ¿Qué?– dijo y me abrazó.
- Te decía que volvamos con los chicos – dije y lo miré raro.
- Ah, claro, si – dijo medio nervioso.
Estuvimos caminando un rato, en medio del camino él me frenó.