Capitulo 7

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El chico lo tomó a Austin del cuello y se subió a su espalda, Austin tomó sus brazos y lo tiró para adelante, haciendo que este cayera fuertemente de espaldas contra el suelo.

Cuando hiso esto yo reaccioné y le pegué al que me sostenía en sus partes bajas. Se tiró al suelo retorciéndose de dolor.

Para asegurarse de que se quedara ahí, Austin les pegó una piña a ambos.

Se le notaba furia en los ojos, yo corrí a abrazarlo.

- No tenías que hacerlo – dije abrazándolo mas fuerte.

- Claro que si – dijo – volvamos, te llevo a casa.

Tomó mi mano y me llevó hasta su auto, donde abrochó el cinturón de seguridad y manejó hasta casa.

Tocamos el timbre y mi papá salió.

- ¿Tan temprano? – preguntó.

- Tuvimos un pequeño percance – dijo Austin.

- ¿Qué sucedió? – preguntó mi papá.

- Unos cerdos quisieron aprovecharse de su hija – contestó Austin, mi papá me miro y se volvió a Austin.

- ¿Le hicieron algo? – preguntó.

- No – respondió el morocho.

- De no ser por él – dije mirando a Austin – no se que podría haber pasado.

- Lo noto – dijo mi papa y le hiso una seña a Austin para que se toque la comisura izquierda.

- Auch – dijo cuando tocó esa zona, no me había dado cuenta pero tenía un moretón allí, seguramente cuando el tipo se le abalanzó le pegó ahí.

- Pasen – dijo mi papá abriendo mas la puerta.

Ambos pasamos y Austin se sentó en el sillón junto a mi.

- ¿Te encuentras bien, Austin? – preguntó mi papá preocupado.

- Si, no se preocupe, solo fue un golpe – contestó Austin.

- ¿Seguro? – pregunto mi papá, quien seguía preocupado.

- Si, señor – dijo.

- Puedes llamarme Jerry – dijo riendo.

- Está bien – dijo Austin, devolviéndole el gesto – bueno, será mejor que vaya a casa.

- Esta bien – dijo Jerry dándole un apretón de manos.

- Te acompaño – dije y lo hice, lo acompañé hasta la puerta.

- Nos vemos – dijo y robó un fugaz beso de mis labios.

- Adiós – dije y reí, el también lo hiso y se fue en su auto.

Sin duda fue la mejor noche de mi vida. Dormí pensando en el.

El tiempo pasó, nos conocimos mas y me pidió estar en algo serio, pude sacar a Liam de mi cabeza.

Cuando cumplimos 19 años los dos, nos fuimos a vivir solos y hasta hoy, fuimos una pareja feliz.

*Fin de flash back*

- ¿Vamos a dormir? – pregunté cuando juntos terminábamos de lavar los platos.

- Vamos – dijo y me alzó como un princesa en sus brazos.

Me dejó delicadamente en la cama y se acostó a mi lado.

- Te amo – susurró.

- También yo – dije y lo besé.

Cuando desperté por el sonidito del despertador, vi que eran las 4:30 am.

- Arriba, bella durmiente – dijo Austin moviéndome un poco.

Me desperté con cara de dormida y lo saludé.

- Buen día – dije con voz ronca.

- Buen día, cielo – dijo él, sonriendo.

- Prepárate, en una hora y cuarto viene el taxi - dijo.

- Esta bien – dije y me metí en la ducha, estuve alrededor de 20 minutos porque no tenía ganas de moverme, tarde 15 en vestirme, y alrededor de 10 en arreglarme. Desayuné con Austin y vimos un rato la tele.

- Te hice las valijas con todo lo necesario para acampar – dijo el mientras mirábamos el televisor.

- ¿Seguro que pusiste todo lo necesario? – pregunte desconfiada.

- Absolutamente seguro – dijo sonriendo.

- Esta bien, te creo – dije y empecé a jugar con las puntas de mi largo y amarronado cabello.

Tocaron el timbre del departamento, Austin atendió. El taxi había llegado.

El viaje a Londres fue largo, pero la pasé bien porque estaba con Austin.

Llegamos al aeropuerto y pedimos otro taxi hacia el campo donde acamparíamos.

Narra Liam:

Mucho estrés, mucho estrés. Grabar discos, dar conciertos, firmar autógrafos, todo se volvía pesado y necesitaba descansar.

- Liam – dijo Zayn.

- ¿Qué pasa? – pregunté.

- Estuvimos hablando – señaló a todos los chicos – y creemos que sería bueno tomar un descanso.

- Escucho – dijo soltando mi iPad.

- ¿Por qué no la invitas a Danielle a pasar unos días en el campo? – pregunto Lou – llevaré a Eleanor.

- ¡Acampar! – exclamo Niall saltando y alargando la tercera “a” de la palabra.

- Oye, tranquilo duendecito, me parece una gran idea – dije.

- Genial, prepara tus cosas, salimos en una hora – dijo Harry con una enorme sonrisa.

- Esperen, ¿qué? – pregunté - ¿ya?.

- Te diría que llames a Danielle ahora – aconsejó Lou, así fue, la llame y ella acepto, en media hora estaba en mi casa, la cual comparto con los chicos. Todos estábamos listos cuando el taxi llegó.

Subimos y perdí la noción del tiempo cuando puse mis auriculares para pasar el rato de camino al campo.

La carretera se me hacía conocida.

La felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora