Me llevó a rastras hasta el baño, supongo que aquà me dara mi "castigo". Me arrepentà enseguida de haberlo provocado pero a mi nadie me dice que hacer.
-A las personas desobedientes les pasa esto Katsu, ahora debes aprender- me dijo cuando me solto en la esquina del baño. Tomó la llave de la ducha y la apuntó hacia mi.
-Básicamente, es una droga que aumenta el deseo sexual de alguien - me dice encendiendo un cigarrillo
-Maldito hijo de...ah..- no podÃa hablar bien, la droga hacia que mi cuerpo se calentara demasiado, sentÃa una presión en mis pantalones aunque tengo una idea de lo que es.
-Vaya, reaccionas rápido, al parecer es la primera vez que hueles un afrodisÃaco- me dice acercándose a mi lentamente
-La única forma de quitarte los efectos es consumiendo tu deseo sexual, pero no seria un castigo si te libero rápidamente, verdad?- me dice burlonamente mientras coloca su mano en mi entrepierna y comienza a masajearla lentamente
Solamente puedo jadear y gemir hasta que me saca toda la ropa muy fácilmente, esta droga me está quitando fuerza, no me puedo defender.
El se quita su camisa y pantalones quedando en boxers, aunque nunca lo dirÃa en voz alta, tiene un cuerpo increÃble. Pecho fuerte y abdominales bien trabajados, simplemente un cuerpo admirable.
-Ah! Ah! K-kaede...no....voy a....AAH!- me corrà en un grito que me quitó casi todo el aliento, pero la sensación de la droga seguÃa siendo fuerte por lo que mi erección volvió
-Vaya, te corriste solo por el placer de tu trasero, que lindo eres- me dijo mientras se quitaba el boxer y quedaba desnudo.
-Ha..Ah..Kae..de, por favor- le dije entre jadeos mirandolo fijamente a los ojos. Lo necesitaba a el.
-Acabas de hacerme perder el poco autocontrol que me quedaba, prepárate - me dijo con una expresión excitada y con los ojos negros por la misma.
Me tomó de las caderas y entró de una estocada en mi, liberando el gemido más grande de mi boca. Sus penetraciones era fuertes y salvajes pero a la vez profundas.
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-AHÃ! Kae..Aj!- el habÃa encontrado mi próstata y me habÃa encantado cuando la rosó.
-Es aquÃ, eh?- dijo y siguió embistiendo pero golpeando mi próstata en cada embestida
-Ah..ah! Kae..me..voy a..AAAAH!- me corrÃ, y fue la mejor liberación que he sentido en mi vida.