Bonne Chance.

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Despertó, enroscado en las largas piernas de Jane Herondale, y antes de morir del susto, intento hacer memoria de lo que había pasado la noche anterior.
Recordaba haberla besado, sus labios sabían a chicle y eran sumamente suaves, pero mas que esto, recordaba la sensación del hielo extendiéndose por sus venas.
Había usado a Jane. Había usado a Jane para intentar demostrar que no tenía el corazón desgraciadamente roto.
Luego de eso era consciente de que habían ido al Instituto. Ella en un gran grado de ebriedad le había dicho que sentía miedo de dormir sola, y el había accedido a que pasaran la noche juntos.

Se enderezó, con algo de dificultad, y se quitó las piernas de ella de encima de las suyas.
Entonces, la observo.
El cabello le caía de lado y su pecho se elevaba y hundía a un ritmo inevitablemente relajante.
Sintió la necesidad de deslizar sus dedos por la mejilla de esta, pero se contuvo.
Al igual que Jace, era mucho más agradable cuando bajaba la guardia.
Aunque aún no la había conocido en profundidad, había percibido en esta una actitud de superioridad un poco actuada. Al parecer formaba parte del gen Herondale.
Ella se removió un poco y entonces abrió un ojo y luego el otro. Un ligero rubor se extendió por sus mejillas al verlo observándola, y intento distraer la atención de esté hablando.
-Hola Alec, que buena noche ¿No? - se mordió el labio-. Creo que Iz perdió a Simón y lo noto recién al llegar al Instituto. Tuvo que volver a buscarlo- río bajito refregándose los ojos-. ¿Vamos a entrenar?
-Em... Si. Te dejo para que te cambies.

Y salió despedido al pasillo, notablemente nervioso y sin comprender porque.
Llamó a la puerta de su parabatai, no quería estar en la sala de entrenamientos a solas con Jane.
Unos minutos después se abrió la puerta. Clary. Estaba despeinada y llevaba solo una amplia camiseta de Jace, con las piernas al desnudó.
-Hola Cla, ¿Y Jace? Quiero ir a entrenar con él.
-Hola, salió a una misión con Isabelle, no te quisieron molestar, dijeron que ya tenias bastante en la cabeza- y alzo una ceja interrogándolo.
-¿Quieres venir a entrenar tú conmigo?
Clary lo miro algo decepcionada.
-Déjame dormir-y cerro la puerta en su cara.
Cuando volteo tenía detrás a Jane que lo miraba con una amplia sonrisa en el rostro.
-Vamos, Alec.

Estaban combatiendo cuerpo a cuerpo cuando Isabelle entró en la sala.
Jane estaba sentada encima de Alec, y le rodeaba los costados con las piernas, mientras con sus manos tomaba las de este y se las ponía a cada lado de la cabeza.
-Si tu intención era violar a mi hermano, hubieses cerrado con llave, Jane. -comentó Iz, acercándoseles.
-No! -Alec se enderezó-. Ella solo me inmovilizó, y yo... Emm... lucha muy bien, si... mejor que Jace.
-Quizá, no quería hacer solo eso-le dijo seductoramente.
-¿Te juntas mucho con La Reina Seelie?-Bromeo Iz.
-Puede ser, quizá- murmuro Jane a tiempo que se levantaba de encima de Alec.
-En fin, Alec tenemos que hablar.-dijo Iz, y salió de la sala con su paso firme y contorneando las caderas.
Alec siguió a su hermana, dirigiendo una mirada de disculpas a Jane, antes de retirarse.
-¿Y eso?- pregunto Isabelle.
-¿Qué pasa? Solo estábamos entren...
-No seas Idiota Alec. Te vi ayer con ella, todos te  vimos. Y también vimos al Gran Brujo de Brooklyn echando humo en lugar de brillos, antes de irse. ¿Qué rayos te pasa?
-El estaba acompañado- dijo como si eso lo explicase todo-. A demás, es él quien terminó conmigo.
Isabelle lo abrazo.
-Si, pero lo amas. Y así no eres tú, Alec. Tú piensas antes de hacer las cosas, eres sereno. Jace y yo admiramos eso de ti.  Deberías hablar con Magnus.
-Lo haré- le dijo sin pensar.
-Pues, hazlo ahora.
-Esta bien, Iz- beso la mejilla de su hermana y se fue a su habitación.
Sacó su celular y antes de darse cuenta de lo que aquello que estaba haciendo significaba, llamó a Magnus.
-Hola Nephilim.- la voz del brujo sonaba divertida y eso lo irritó.
¿Qué iba a decirle? Debería haber pensado antes de llamarlo.
-Hola, Magn...-y este lo interrumpió.
-Si necesitas algún favor, les saldrá caro, ¿Qué hicieron ahora? ¿Volvieron a convertir en rata a Scott?
-Simón, y no...- nueva interrupción.
- Lo que sea. ¡Ah! ¡Ya se! No consiguen el tono exacto de tintura para tu amiguita de anoche.
-Es rubia natural y no. Escucha Magnus...
-Puedo consultar con mi peluquero si quieres, tiene buenos tintes.
-Basta Magnus.
-¿Qué quieres?-dijo el brujo tajante, el humor había desaparecido.
-Te quiero- se lo dijo de corazón, se lo dijo porque necesitaba hacerlo,  y porque de alguna manera le parecía un justificativo para lo que había hecho.
-Alec-el brujo suspiro y luego su voz sonó dulce y dolorosa-. Eso no cambia nada.
-Magnus, tenemos que vernos. Te quiero- volvió a intentar, mientras sentía como el corazón ya partido se le estrujaba.
-Si estas aburrido tienes a la rubiecita esa para que te entretenga Alec. De todos modos, no es tan bonita diría yo...
-¡¿ Y qué hay de ti Magnus?! ¿Donde esta la mariposa del otro día?
-¿Qué?
-La hadita.
-Te diría que en mi cama, pero con eso de brujos y seres mágicos llevándose mal, lamentablemente no. Adiós, Alexander-y cortó.
Alec se dejó caer en la cama y suspiró. Todo había salido mal. Muy mal. Y se odiaba por ello. Lo odiaba a Magnus por ello. Y a todo el maldito universo, también.

Cazadores de Sombras: La hermana de Jace. (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora