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Cargando la maleta de Carly en su espalda, la jalaba por su cabello y la llevó desnuda desde su cuarto hasta el sótano ds su casa. Al llegar, se quitó el cinturón, y comenzó a golpearla una y otra vez, y la obligaba ha hacerle cosas que nadie en su sano juicio haría.

Al igual que la primera vez, la noche parecía no tener fin para Carly.

— Despierta princesa — dijo mientras bajaba las escaleras. Tenía el desayuno de Carly en su mano —  buenos días. Es hora de desayunar.

— Buenos días...

Jay se sentó a su lado, y cubrió sus ojos con una nueva venda ya que la anterior se había roto.

— Escucha — se acercó a su oído y la besó — lo siento por lo de anoche. Te prometo que cambiaré.

— No te preocupes... — sabía que no era verdad, y contuvo las ganas de llorar.

— Abre la boca — comenzó a alimentarla.

Durante un rato hubo silencio.

— Lo siento por lo de anoche... es que cuando hablaste mal de mí cuando creíste que no te escuchaba... me recordaste a Alejandra...

— ¿No habías dicho que ella te ayudó a superar lo de tus padres?

— Sí. Pero yo no sabía que ella me apuñalaba por la espalda...

— ¿Cómo? ¿Por qué? ¿No eran buenos amigos?

— ¿Por qué? no lo sé. Sólo sé que cada vez que lloraba en su hombro, iba y le contaba a todos sus amigos lo "llorón" que era para ella. Lo que ella no sabía, es cada vez que lloraba su hombro, descargaba el dolor que sentía por dentro.

— ¿Y qué pasó? ¿cómo te enteraste de lo que hacía?

— Pues, no quisiera hablar de ello.  Sólo digamos que al pasar un año, me enamoré de ella

— ¿De verdad? — Carly lo supuso.

— Sí, digamos que me enamoraba más y más de ella cada vez que hablábamos, cada vez que me hacía reír, cada vez que ella me preguntaba cómo estaba, y se alegraba cuando le decía que estaba un poco mejor.  Me enamoraba más y más de ella cada vez que desgarraba mi alma por el dolor, y ella tenía su hombro para que llorara en.

Jay comenzó a llorar, y Carly comenzó a rogar para que su lado humano, que de repente había vuelto, no se fuera.

Mientras él se secaba sus lágrimas, comenzó a sonar el teléfono de Carly.

— Es mi suegra — dijo Jay.

Él lo tomó, y al contestar, lo puso en altavoz.

— ¡Ah! - exclamó — gracias a Dios que contestaste. ¿En dónde estás? Tienes que preparte para la boda.

— Lo siento mamá, he estado ocupada... y...

— ¿Ocupada con qué? Si no has trabajado; no me digas que estás con otro chico.

— ¡No! No, nada de eso. Bueno sí, pero no estoy sólo con él, también estamos sus amigas y yo.

— ¿Y dónde estás ahora?

— Ahm... ahm... fuera de la ciudad. Estamos haciendo mi despedida de soltera.

— No hagas locuras.

— Ya estoy grande mamá, y amo a William, nunca le haría nada malo...

— Sólo te lo recuerdo. Tienes que estar aquí dentro de unas horas, tienes que prepararte.

— Estará bien señora — dijo Jay — no se preocupe.

— Ah hola Jay. Confío en ti entonces.

— No se preocupe — colgó.

Jay le quitó la tarjeta sim al teléfono de Carly, y la rompió.

— Me agrada tu madre — sonrió — es una gran mujer.

— Lo es... ¿Por qué le dijiste que no se preocupara? — primera vez que escuchaba la voz de su madre de mucho tiempo, y no poder decirle la verdad, fue un gran dolor para su alma quebrantada.

— Es mi suegra y la quiero.

— Tengo que estar allá en una hora... se preocupará cuando no llegue.

— No se preocupó en estos últimos 5 días, ¿se preocupará acaso cuando no llegues hoy a tu boda?

— ¿Por qué haces esas preguntas? Seguramente se preocupó por mí...

— Tu historial de llamadas demuestra que nadie se preocupó por ti.

Jay le mostró su historial, más no tal y como estaba, ya que había borrado todas las llamadas de los últimos 5 días.

— ¿Ves acaso a alguien que se haya preocupado por ti?

— No...

— Nisiquiera tienes mensajes de promociones o algo. Nadie se acordó de ti estos últimos días.

— ¡No es cierto... William te llamó para preguntarte por mí!

— ¿Y lo ha vuelto ha hacer acaso?

Carly abrió su boca, pero no salieron palabras, sólo lágrimas.

Jay secó las lágrimas de Carly, y la besó.

— Yo, por mi parte, te amo, y haría lo que sea por ti, y te buscaría sin dar lugar al descanso.

Carly lo abrazó, y se desahogó en llanto.

Así como lo había pedido, el lado humano de Jay no se fue.

Camino hacia el secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora