— ¿Cómo se conocieron tú y William? — preguntó.
— En mi viaje de graduación... — contestó. Jay le secaba las lágrimas para no verla llorar — nos costó mucho pero logramos pagar el viaje a London... lo conocí cuando una amiga y yo nos perdimos... nos conocimos, y hubo química entre los dos...
— ¿Entonces se mudó de London hasta acá, sólo para estar contigo?
— Sí...
— ¿Comprendes que eres especial para él verdad?
— Sí... él me dijo que si me tenía a mí, tenía a todo de mundo...
— ¿Tú eres su mundo?
— Sí...
— Está bien.
— ¿A qué nos lleva todo esto?
— Nada, sólo quería comprobar algo.
— ¿Qué cosa?
— Había escuchado una historia sobre un ejército de hombres valientes y rudos, que fueron a pelar una batalla que no era de ellos. Resumiendote todo, cuando vieron que perdieron a toda su familia, desgarraron su alma, "y lloraron hasta no tener fuerzas para seguir haciendolo". Y pues, William me había dicho que nunca había llorado por tristeza, y rara vez por felicidad; y pues, ahora lo veo y me dan ganas de decirle que para todo hay una primera vez. Pero ese no es el punto, perdóname por mi tendencia a divagar. ¿Quieres una manzana?
— No, gracias...
Jay fue a la cocina, y buscó una manzana para él, y le llevo un refresco a Carly.
— Para que te hidrates; lloraste demasiado — desató sus manos un poco, para que pudiera tomárselo sin dificultad, pero no le quitaba los ojos de encima, previniendo que fuera a escapar.
— Gracias...
— Cuéntame de ti y de William. Quiero saber su historia.
— ¿Qué quieres que te cuente?
— Hasta ahora, de ustedes dos sólo sé que se conocieron en London, se te declaró cuando vino desde Inglaterra para acá, que tú eres su mundo... pero, quiero saber dos cosas.
— ¿Cuáles...?
— ¿Lo amas? Y si es así, ¿él es tu mundo?
— ¿No está claro eso? Nos íbamos a casar hoy de no ser por ti...
— Pues muchas personas han amado cosas o a alguien que no han llegado a ser "su mundo" como tal; y otras, al revés, alguien o algo llega a ser su mundo, pero sin que “lo o la amen" como debe de ser. Por eso pregunto.
— ¿Estás diciendo que yo no lo amo...?
— No, no, claro que no. Quiero decir, él te ama, y está claro que tú eres su mundo, ya que dejó todo para estar aquí contigo, y eso es sólo lo que me has dicho que hizo él por ti, pero, quiero saber, qué fue lo que hiciste tú por el. Eso es todo. Olvidate de si te pregunte si lo amabas o si él es tu mundo, quiero saber sólo eso.
Carly se quedó callada, y no dijo nada durante un rato. Fue como aquella vez que él le había preguntado por las veces que alguien la había llamado a su teléfono para saber de ella; no supo que decir.
— Nada... — fue su respuesta.
— Lo supuse — Jay le dio el último mordisco a la manzana, más la tenía en su mano aún.
— ¿Por qué querías saber eso...? — dijo en voz baja. Apenas sí se le escuchaba.
— ¿No te diste cuenta?
— ¿De qué...?
— Te acaba de contar la razón por la que hago esto.
— ¿De qué hablas...?
— ¿Te acuerdas de Alejandra?
— Sí. ¿Qué tiene que ver ella con esto...?
— Más de lo que crees en realidad. Verás, ella no fue la única que me apuñaló por la espalda; Jasmine, Mary, María, Zoey, Samantha, Stephany, y esas son de las que me acuerdo.
— Mujeriego...
— Mmm... — meneaba su cabeza — Sí... podría decirse, más no era un casanova como tal. Sólo quería encontrar el amor de verdad; quería encontrar a alguien, que hiciera lo que sea por mí, a alguien que para sí, yo fuera su mundo, que rechazara a los demás para estar conmigo. A alguien que hiciera lo mismo que William hiciera por ti. Pero, nunca encontré a una chica así. Me dejaban en la zona de amistad, tenían pareja, me abandonaban cuando más necesitaba de alguien que me diera alguna clase de consuelo, o que me dijera que todo iba a estar bien siquiera; quería encontrar a ese alguien especial para el que supuestamente estamos todos destinados a encontrar desde que nacemos...
— Si la buscas como loco, no la vas a encontrar... ya que aparece cuando menos te lo esperas...
— ¿Acaso dije que la buscaba como si fuera desesperado? Siempre tenía en la mente que en algún momento llegaría, más cada chica que conocía, era lo mismo o incluso peor que la anterior...
— Tú error fue creer que la primera chica que veías era la indicada...
— Lo sé, y gracias por recordarmelo, ya que después de la última chica que hasta hoy aún he intentado olvidar, comencé a dejar de creer que cada chica que conocía, era la indicada. Y... podría decirse que mejoró todo un poco. Hasta cierto punto que todo... bueno, para qué decirlo.
— ¿Qué pasó? ¿"hasta que todo" qué?
— Apareciste tú — Jay dejó caer la manzana.
— ¿Yo?
— Sí. Apareciste tú.
Jay la sentó en el mueble, y se sentó a su lado.
— No me quise ilusionar, ya que eres tan hermosa, que supuse que tenías novio, pero cuando te reíste, todo eso se borró de mi mente. A medida que te conocía, más y más estúpido me volvía, dejé todo todo atrás, y comencé a olvidar todo lo que me hacía mal. Hasta...
— Hasta que te enteraste de Jay...
— No sólo eso, justo ese día me enteré de que ustedes se iban a casar también — Jay miró hacia otro lado, y comenzó a secarse las lágrimas que le salían —. Fue entonces cuando todo volvió a mí,sólo que pero, porque no sólo tenía el dolor de antes de conocerte, tenía ahora el dolor de un año buscando tu amor.
— ¿De verdad esperaste un año?
— Sí... y no estaba dispuesto a volver a fracasar. Nunca decidí hacer esto porque no quería perder a alguien especial, lo hice porque buscaba que alguien me amara, y estaba dispuesto ha hacer lo que sea con tal de conseguir amor.
— De esta manera no lo vas a conseguir nunca...
— Por lo menos sé que no podrás apartarse de mí. Y eso me basta.
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Camino hacia el secuestro
Misterio / SuspensoLa obsesión de apoderó de él, a tal punto que ya no puedo controlarse. Ella era hermosa en todos los sentidos, tanto por fuera como por dentro, lo cual no ayudó a calmarlo. Sumado a eso, las experiencias pasadas de su vida, en las que él siempre h...