Capítulo 5: ¿Me odian?

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Draco estaba sentado en una de las sillas de la salita del cuarto de su padrino de la salita del cuarto de su padrino, con el conejito negro entre sus brazos, parecía alejado de la realidad, pues solo estaba allí, sentado sin pronunciar palabra alguna o emitir algún sonido.

-Draco ya les encargue a los elfos el chocolate y las galletas- informo el pocionista al entrar en la pequeña
habitación que hacía de sala- ¿Te pasa algo?- pregunto Severus algo preocupado, ya que le extrañaba ver a su ahijado así de distante, triste y hasta diría que deprimido.

-Padrino...- hablo bajito el rubio- ¿Yo soy malo?- pregunto mirando fijamente al oscuro pocionista, aun con los ojos rojos por haber llorado antes.

-Draco...

-No me quieren- lo interrumpió el rubio, con los ojitos brillantes, por las lágrimas que nuevamente querían
salir -padrino, yo trato de ser bueno, como mis vegetales y me voy a dormir cuando papi dice- añadió infantilmente, las cosas que él creía debía hacer para ser un niño bueno, de acuerdo a la mentalidad de un niño de 8 años que tenía.

-Draco, no es que eres malo- le explicó tranquilamente Severus, sentándose en un sillón frente al que se encontraba sentado el rubio, y mirándolo a los ojos, para que Draco pudiera ver la verdad en sus ojos, era algo que hacían desde siempre, "Los ojos de una persona jamás mienten, aun cuando la persona lo intente", le decía siempre Lucius a Draco y Severus apoyaba esa teoría.

-Sevy...- respondió asiendo un puchero, se encontraba muy vulnerable en esos momentos, siempre era así cuando alguien le gritaba o discutían por él, como había pasado con Harry y Severus, se sentía tan mal por todo ello que simplemente no podía evitarlo.

-Hay personas en el mundo que no te ven a ti Draco- le explicaba lentamente, tratando de que la mentalidad infantil de Draco, pudiera comprender la situación y sus palabras -ven lo que eres ante el mundo, lo que representas en sí, ven al niño rico que lo tiene todo, al sangre pura que se cree superior.

-Yo no...

-Tú no eres así- interrumpió Severus completando lo que Draco quería decir, el rubito iba a replicar y hacer
puchero, pero en su lugar prefirió asentir, quería que Severus siguiera explicándole porque lo odiaban- Draco, aunque tú no lo seas, cada gesto, palabra y acto que hagas, sus cerebros lo interpretaran como señales de que tienen razón, que eres lo que ellos piensan y nada más.

-Pero Sevy...-objetó el rubito muy triste por eso, ¿Acaso no importaba que fuera bueno? él no quería que todos lo trataran mal, le gritaran y lo ignoraran, él quería jugar, divertirse y tener muchos amigos, para reír con
ellos siempre, pero lo que su mentecita infantil le decía era que todos allí, lo odiaban, solo su padre y Sevy parecían poder amarlo, y aunque los amaba mucho, también quería ser amado y querido por más gente, sentía feo que lo rechazaran y dejaran de lado.

-El hecho de que no te vean, no quiere decir que tengas que ser lo que esperan de ti, años antes utilizaste una máscara, pero no tenías nada en común con ella- le decía Severus, aun que podía ver por el rostro de Draco, que muchas de sus palabras no las entendía, hhhhaa como extrañaba a su dragón, aquel que le decía todo y se comportaba tan risueño y amable con él, ese niño frente a él era Draco, pero al mismo tiempo no lo era, era un niño tierno, puro y libre de toda maldad, su Draco adolescente, era alguien puro, dulce e inocente, pero que conocía al mismo tiempo la maldad del mundo.

Severus dejó escapar un suspiro, ese niño era demasiado inocente, casi había olvidado lo inocente que era Draco a esa edad, antes de que se viera metido en el mundo de adultos, con guerras, sangre, mortífagos, torturas....

-Sevy- llamo tímidamente Draco, estaba un poco sensible y quería que su padrino le prestara atención y
lo mimara, como siempre que se encontraba así, pero el mayor parecía perdido en sus pensamientos.

Cuidando de un Malfoy (Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora