Capítulo 7

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La calle en dónde Maya vivía era muy conocida por la gente, y entre los vecinos se tenían confianza por lo que las noticias no tardaban menos de un hora en dar la vuelta.

Las primas, Adelina y Catalina, también fueron de ayuda para que los rumores acerca de que Maya había estado en la cárcel por una broma, no tardaran mucho en volar por los cielos, y Maya no tenía la necesidad de preguntar nada. Antes de llegar a la puerta de su casa notó las miradas de todos sus vecinos sobre ella, y sobre todo de las mujeres más chismosas de la colonia.

-No vas a entrar ahí, ahora como castigo vas a tener que quedarte en la pequeña casita del patio de atrás- dijo la tía Amanda cuando la chica solo había subido un escalón.

La casita del patio de atrás solo se utilizaba para guardar las cosas de jardinería y algunas plantas que solo necesitaban de luz y no de sol. Adentro solo una mesa y su banco eran los más voluminosos.

-Te vas a quedar aquí hasta que tus padres regresen- sin más que decir la tía cerró la puerta con llave. Maya sabía que la vida de su tía no había sido fácil, y mucho menos en su infancia cuando los maestro la trataban de muy mala forma, dándoles castigos que ahora Maya sufría.

-No debemos de hacer o decir nada que le haga recordar a Maya su experiencia en.. tú sabes, Bruno - le recordó Jaime que caminaba directo hacia la casita de la casa de su amiga. -Solo tenemos que decir que nosotros la podemos ayudarla.

-Sí, le vamos a decir que si quiere ser... mi novia- dijo nervioso Bruno. Siempre consideraba a Maya como su mejor amiga pero nunca se había imaginado que pudieran llegar a ser más que solo amigos.

-¿Por qué tú no te haces novio de ella?- había preguntado Bruno cuando su amigo le había contado el plan para sacar a Maya de todos esos chismes acerca de Nicolás y ella.

-No, porque yo solo la quiero como mi hermana y me sentiría mal, además entre nosotros dos sabemos que la gente cree que eres mejor que yo, un nerd de química

Jaime tocó la puerta de la casita, se habían enterado por Adelina que Maya estaba encerrada en ese lugar, y además Adelina había corrido con ellos para que dejaran de ser sus amigos pero Bruno y él se habían negado a hacer algo así, respetaban sus decisiones acerca de con quién salía.

-Maya, somos Bruno y Jaime- dijo el segundo acercándose a una ventana que nunca se podía abrir.

Maya se levantó de levantó de un salto de la mesa. Corrió a donde vio la sombra de sus amigos y jaló con fuerzas de la ventana para poder verlos. Después de mucho esfuerzo la ventana se pudo abrir.

-Vaya, que milagro verlos por aquí. Pensé que cómo sabían lo que me pasó no iban a querer ver a una delincuente que asusta a señoras en los supermercados.

-¡Vamos, Maya! No seas así, somos tus amigo y sabemos que no fue tu intensión hacerlo, y que Nicolás fue el que te dijo lo hicieran. Pero no venimos a recordar eso.- Jaime era un buen amigo para levantar los ánimos, y siempre lucía igual, cómo hoy, con una sonrisa en la cara y con ese brillo detrás de todos los problemas.

-¿Entonces a qué vienen?- preguntó la chica asomando la cabeza por la ventana, no quería otro problema con su tía.

-Tenemos una propuesta, ¿verdad Bruno?- Bruno se acomodó los lentes.

-Sí, claro. Bueno Maya... yo... nosotros... es para sacarte de este lío.

-Bruno, Jaime, no tienen porqué hacerlo, les quiero mucho pero prefiero no meterlos en problemas, además aprecio mucho su amistad y prefiero estar así.

-¡Chicos! ¡Maya! Qué bueno que ya estás en casa.- dijo Nicolás caminando hacia ellos. Nadie notó cuando entró por la puerta trasera- Lamento lo sucedido.

MayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora