Capítulo 8

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Maya estaba tan desesperada por ayudar a Nicolás pero la puerta no daba indicios de quererse abrir, el brazo le dolía por todos los intentos de tirarla. Una vez más y si no iba a tratar de de salir por la pequeña ventana.

Se abrió. Sin pensarlo dos veces, Maya salió corriendo a la habitación de su hermana.

Al entrar encontró todo hecho un lió, la cuna estaba en el suelo, las mesitas y una silla también, lo único que se mantenía igual era la cama, donde su hermana lloraba.

Tomó a su hermana de la cama.

Nicolás seguía peleando con el hombre pero ya no estaba en el suelo, ahora el hombre tenía tomado del cuello a Nicolás y le apretaba el cuello con ambas manos, el chico intentaba zafarse pero era demasiado fuerte el hombre, solo tres segundos más y ...

Maya tomó un cofre que se encontraba en el suelo, lo tomó y golpeó al hombre con el cofre en la cabeza, el hombre cayó al suelo.

Nicolás observó como el hombre se desvanecía, Maya lo había ayudado. La chica tenía la cara blanca, sus ojos miraban al cuerpo en el suelo, y con un brazo sostenía a su hermana que se había calmado. La abrazó, no supo porqué pero la quiso proteger.

Los tres seguían abrazados cuando la tía Amanda entró en la habitación, lo primero que hizo fue gritar y correr a quitarle a la bebé de los brazos de Maya.

-¿Quién eres tú! ¡Niñas llamen a la policía!- miró a Nicolás.

Ambas hijas corrieron por el teléfono y empezaron a marcar.

-¡No! ¡Tía, Nicolás, nos ayudó!- Maya estiró el brazo para quitarles el teléfono a sus primas.

-¡Sólo te ha metido en problemas!- dejó a la niña en la cama, tomó el brazo de Maya y la abofeteó, acto seguido la condujo al baño del pasillo y la encerró, de nuevo.

La policía no tardó en llegar y se llevaron a Nicolás. Al escuchar la sirena de la patrulla, Maya trató de abrir la puerta del baño, pero fue imposible, por la ventanilla del baño vio como se llevaban a Nicolás por tratar de ayudarlas. Pero no solo eso, vio que sus padres bajaban corriendo del auto y entraban por la casa.

-¿Pero qué ha pasado!- dijo una voz masculina al otro lado de la puerta del baño.

-¡Tu hija se llevaba a su hermana junto con otro joven! - sollozó la tía Amanda y sus hhijas empezaron a decir cosas que no se entendían porque lloraban. Su llanto era tan falso que Maya golpeó la puerta con el puño.

La puerta se abrió y el señor Alonso vio cómo su hija mayor lloraba en un rincón del baño.

-¡Maya!- entró para acercarse a hablar con ella.

-¡Nicolás es inocente!- su padre la observó, no sabía de qué hablaba, entonces supo que tenía que probarles qué era lo que decía.

Salió corriendo del baño y se fue a la habitación de su hermana, en el piso esperaba encontrarse con el cuerpo del hombre pero estaba una pequeña mancha de sangre. Sus padres la seguían detrás pero no entendía lo que sucedía, le tomó menos de un segundo en darse cuenta que el hombre seguía ahí pero estaba escondido detrás un mueble. Dio un paso, luego le hizo una seña a su padre para que llamara a un policía que seguía en la casa para investigar.

El policía se acercó a Maya para poder observar lo que ella miraba, y entonces vio a un hombre escondido. Tomó su pistola y se acercó al mueble, el hombre iba a salir corriendo pero cuando notó que mucha gente estaba en la habitación lo único que pudo hacer fue dejar la navaja a un lado y levantarse.

-¿Has visto esa patrulla, Bruno?- preguntó Jaime que caminaba a un lado de su amigo, estaban en la entrada de la casa de Maya. Escucharon que algo había pasado y no tardaron en salir de sus casas, para notar que algo no iba bien con su amiga.

-Era Nicolás el que iba adentro.- dijo el otro chico viendo a lo lejos el carro de la policía.

-Ya sabía que ese no era un buen tipo.

-Era un amigo de la hija del señor Alonso, y dicen que la ayudó con un hombre que entró a robar- un mujer platicaba con otras vecinas.

-Sí, pero se lo han llevado- dijo un segunda mujer con cabello rosa.

-Jaime, tenemos que ayudar a Nicolás, ayudó a Maya y se lo llevaron- dijo Bruno sacando conclusiones de la conversación que se tenía a un lado.

-Bruno, no sabemos si esas mujeres dicen la verdad. - pero el otro chico ya no lo escuchaba, estaba corriendo hacia su casa. Después de un minuto ya estaba en su carro. -¿pero qué haces?

-Tenemos que ayudarlo- dijo abriendo la puerta del pasajero para que su amigo se subiera.

Apretó el acelerador y fue por el camino en dónde había visto salir a la patrulla. Iba tan rápido que Jaime tenía que tomarse de la puerta tan fuerte que tenía los nudillos blancos.

-Bruno, no puedes manejar así. - dijo tratando de no salir volando por la ventana.- Sabemos que has estado...

-Quedándome ciego, lo sé pero no podemos hacer nada, y además tú no sabes manejar. Cállate y dime si ves la patrulla- le dolía que su amigo Bruno manejara así, pero sabía que era por el bien de su amiga, por eso lo ayudó a decirle por dónde ir.

Por otro lado Maya y su padre seguían el carro de la familia de Bruno, sus amigos iban detrás de la patrulla.

Cuando la policía se llevó al verdadero culpable, Maya no tardó ni un minuto en tomar el carro de su padre, pero él se había negado a dejarla ir sola, tomó el volante y Maya le iba contando lo que había pasado esa tarde. En el momento que vio que sus amigos también iban detrás de la patrulla sintió algo, no supo que era pero sabía que no era tan bueno. Ya casi alcanzaban la patrulla cuando...

-¡Bruno, está en rojo!-gritó Jaime.

Pero el chico que iba al volante no lo vio y se pasó el alto haciendo que se impactara con la patrulla que iba adelante, no solo eso, un carro de lado los impactó, y Bruno quedó atrapado.




Espero que les guste y no sufran.  Pronto nuevo capítulo. :D 

Dany.

Pd. No se olviden de dar estrellita. 

MayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora