Capítulo 6: Lágrimas

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"Querida princesa pelirroja, me has decepcionado."

Eso era lo que ponía en la última nota que dejé en su taquilla. Y es que los sentimientos dentro de mí después de aquel día habían cambiado por completo. Ya no sentía la misma admiración por la chica pelirroja, ni tenía la misma ilusión por aquel tonto juego de las notas. De algún modo ella me había hecho caer de la nube, aunque de una manera demasiado brusca para mi gusto.

Ahora me miraba a mi misma desde el exterior y me sentía patética. Observaba mi reflejo en el espejo y lo único que podía ver era a una adolescente insegura que no era capaz de aceptar un rechazo. ¿Por qué mierda había comenzado aquella estupidez? Hubiera sido mejor seguir suspirando por ella en silencio e idolatrándola por como creía que era, pero ahora sabía que no había mucho que la diferenciara de las idiotas de sus amigas.

Aquel día caminaba por el instituto en silencio, sintiéndome extraña por no haber cumplido con mi rutina. Pero mis intentos con Hailey se habían terminado. No más decepciones. No más pensar en ella. Y sobre todo, no más notas. Estaba bastante decidida a cumplir con ese plan y olvidarla por completo, pero tener suerte no era lo mío.

Entré al baño con la intención de lavarme las manos y peinarme un poco el pelo, que después de la clase de gimnasia había terminado hecho un desastre. Cogí la goma que tenía en mi muñeca y junté todos los mechones para hacerme una coleta. Y entonces, lo oí. Sollozos procedentes de uno de los baños que permanecía cerrado. Al principio intenté ignorarlos y seguir con lo que estaba, pero no pude contenerme a preguntar.

-¿Estás bien? -pregunté en voz alta dirigiéndome a la persona que lloraba, aún sabiendo que mi pregunta era estúpida.

Un par de sollozos se oyeron de nuevo y como se sonaba la nariz con un trozo de papel. La chica no me contestó, pero yo sabía que me había oído. Y aunque los segundos pasaban, por alguna razón, yo no me fui de allí. Estaba preocupada por quién fuera que estuviera allí dentro.

Para mi sorpresa, la puerta no tardó en abrirse y detrás de ella apareció quien yo menos me esperaba. Tenía los ojos rojos y el maquillaje corrido. Por su expresión parecía a punto de romper a llorar de nuevo en cualquier momento. Juro que nunca antes la había visto así, tan deprimida y vulnerable. Hailey se colocó frente al espejo y comenzó a lavarse la cara ignorando mi presencia. Yo simplemente me quedé ahí, estática, sin saber que pensar. ¿Por qué lloraba? ¿Y por qué me importaba a mí eso?

-Deja de mirarme así, ya sé lo patética que me veo -dijo en voz baja tratando de eliminar los restos de rímel de sus mejillas.

-N-no estás patética -titubeé-. Todos necesitamos llorar de vez en cuando. Es algo humano.

No contestó. Simplemente cerró sus ojos, como intentando concentrarse en algo, y pude ver como sus puños se apretaban sobre el mármol de los lavabos. Aunque ella trataba de permanecer impasible y de detener su llanto, pude oírla sollozar por tercera vez. No hay palabras para explicar como me sentí en aquel momento al ver a Hailey, la chica más fuerte y segura de sí misma que conocía, romper a llorar frente a mí.

Sin darme cuenta, un impulso me hizo acercarme a ella y posar mi mano en su espalda. Aquella era la primera vez que realmente tenía contacto físico con la pelirroja, exceptuando el incidente del batido, y se sintió extraño para mí. Pero no extraño de mala manera, sino al contrario, me gustó.

-¿Puedo ayudarte en algo? -interrogué rogando por que dejara de llorar.

-¡No, no puedes! -gritó entre lágrimas sin separarse de mí-. Tú no lo entiendes. Tú no entiendes nada. ¡Es todo por ese maldito examen de química!

Espera, ¿un examen? ¿Era todo por un examen? Mi mente no llegaba a comprender como un simple papel podía hacerle ponerse así. Yo había sacado malas notas antes y nunca había sido para tanto. Aunque tampoco tenía ni idea de la presión que podían infligir sus padres en ella para que estudiara, mi abuela siempre había sido comprensiva.

-¿Todo esto es por qué has suspendido un examen? -me atreví a preguntar incrédula.

-¿Suspender? Yo nunca en mi vida he suspendido -contestó ofendida, pero sin dejar de llorar-. Pero apenas he sacado un notable y cuando lo sepan mis padres... ¡Oh, Dios! Por no hablar de lo que se reirán esos cabrones de mis hermanos. Y para rematar, hay un chico, ¿sabes?

Aquello último lo dijo sollozando y pude entender un poco mejor por que lloraba. La presión de su familia no era todo, probablemente algún idiota le había hecho daño.

-Ese chico... Bueno, yo no sé quien es. Aunque te parezca estúpido es una especie de admirador secreto. Y ahora sé que está en mi misma clase de química porque él también se ha enterado de la nota del examen. Ha dicho que le he decepcionado y yo... Yo no paro de decepcionar a la gente -habló atropelladamente y con la voz entrecortada-. Y ni siquiera sé que hago contándote a ti todo esto cuando tendrás un millón de cosas que hacer mejores que estar aquí conmigo.

No, no había nada mejor que estar con ella y nunca lo habría. Me sentí mal en aquel instante al saber que era yo, su "admirador secreto", la causante de su llanto. Pero por otra parte recordaba como me había rechazado con aires de superioridad y no podía arrepentirme del todo. Ella también tenía la culpa. Aunque lo más tonto era, que ella pensaba que la decepción se debía al dichoso examen... Quise decirla que no era así, pero no podía. Aún no me sentía preparada para quitarme la máscara y mostrar mi verdadera identidad.

-No me molesta hacerte compañía. Al fin y al cabo, soy yo la que te he preguntado...

-Te preocupas demasiado por los demás, Madison. Incluso por mi que fui una arrogante contigo el otro día... Por cierto, lo siento.

Y ahí estaban las disculpas que tanto había deseado y nunca pensé que recibiría. Ahora ella hablaba más calmada, ya que había dejado de llorar, e incluso se podría decir que el tono que utilizaba era un tanto amigable. Esa sí era la Hailey que yo conocía y la que me volvía loca. A pesar de todo, estaba ahí disculpándose y echando a un lado su orgullo.

-No te preocupes, entiendo que tuvieras que estudiar. Quizás podríamos dejar el helado para otro día... -lo último lo dije más como un deseo.

-A lo mejor cuando acaben los exámenes puedo sacar algo de tiempo. Me encantaría ir a tomar ese helado contigo. Lo creas o no... Me caes bien y siempre he querido ser tu amiga.

Las mejillas de ambas se colorearon de rojo. Yo no podía ver las mías propias, pero por el simple calor que sentía supe que estaba tan sonrojada como un tomate. ¡Hailey quería ser mi amiga! Mi humor no podía ser mejor en aquel instante y sentía mi corazón latir a la velocidad de la luz.

-Es raro que quieras juntarte conmigo. Quiero decir, yo no soy como tus amigas.

-¿Lauren y Kirstie? Ellas son buenas chicas, aunque bastante estúpidas a veces... Lo que pasa es que nuestros padres son amigos y hemos estado juntas desde siempre. Nunca he tenido otras amigas.

Me sorprendió la manera en la que ella estaba sincerándose conmigo. Estaba a punto de contestar algo cuando el sonido del timbre me interrumpió. Hora de volver a clase. Y esta vez, con una sonrisa.

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Hello lovely readers!! ¿Qué os parece el capítulo? ¿Cómo creeis que cambiará la historia a partir de ahora? Seguid votando y comentando, gracias por todo :) xx

-Faty

Querida Princesa Pelirroja (Lesbian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora