Aquel día no hubo una nota para Hayley. Ni siquiera sabía qué escribirle en ella.
Me sentía fatal después de como habían quedado las cosas entre nosotras la tarde anterior. Había vuelto a mi casa echa una furia, enfadada con Hailey y con el mundo. ¿Cómo había podido defender a las chicas que me habían amenazado? Aquella había sido una traición dolorosa, sobre todo porque venía de ella: la chica que siempre había sido una superheroína en mi cabeza, quien podía salvar al mundo sin despeinarse la coleta. Tiré mi mochila en el suelo, sin importarme que mis libros se estropearan, y me senté en la cama mientras insultaba mentalmente a la pelirroja. Era egoísta, clasista y arrogante, y ese pintalabios nuevo le sentaba fatal.
"No te engañes, Maddie," replicó mi voz interior "Sabes que te encanta"
Sí, puede que me encantara como se veían sus labios con aquel rosa coral, pero eso solo aumentaba mi enfado. Ella me había traicionado. Mi princesa pelirroja había puesto su corona por delante de nuestra amistad. Lo peor era que yo ni siquiera podía culparla del todo. ¿Por qué cambiaría ella su vida perfecta por juntarse con alguien como yo? Eso solo ocurría en los cuentos.
—Madison, cielo, ¿estás bien? —preguntó mi abuela entrando en mi cuarto procupada.
Yo la miré desde mi cama, sabiendo que cualquier intento de actuar como si nada ocurriera no serviría con ella. Me conocía demasiado bien.
—No, no lo estoy —admití con la vista fija en el suelo.
Mi abuela se acercó y se sentó a mi lado, comenzando a acariciar mi pelo con delicadeza.
—¿Qué pasa, cariño? ¿Problemas en el instituto?
—Algo así —contesté—. He discutido con Hailey.
—Oh, ¿habéis roto? —interrogó ella sorprendida.
Yo sonreí por un segundo ante la idea de salir con la pelirroja, pero esa sonrisa en seguida se borró de mi cara al recordar lo ocurrido.
—No, abu. Ya te he dicho que solo somos amigas. Aunque bueno, ahora no sé si lo seguimos siendo.
Ella asintió comprensiva y me rodeó con su brazo cariñósamente. Supongo que para mi abuela debía sonar como una tontería más de adolescentes, pero yo sé que también entendía que para mí era importante, que Hayley me importaba mucho.
—¿Quieres hablar de ello mientras merendamos? He hecho té de frutos rojos, tu favorito.
A pesar de todo, sonreí al oir aquello. Mi abuela era la mejor.
—Claro, vamos.
Durante un buen rato le estuve relatando a mi abuela todo lo ocurrido. Incluso le hablé de que aquella tontería del admirador secreto que había probado y con la que ni siquiera sabía si iba a continuar. También le conté como las idiotas de mi instituto habían intentado meterme miedo y de como Hailey le había quitado importancia a ese tema. Ella me escuchó atenta sin interrumpir, mientras bebía de su taza a cortos sorbos.
—Y por eso estoy enfadada con ella —concluí—, porque solo le importa mantener su estatus de rica mimada y yo no le importo.
—¿Te ha dicho eso ella? —preguntó mi abuela con interés.
—No, pero es bastante obvio.
—Quizás tiene sus razones. Porque sea rica no puedes suponer que todo es fácil para ella. Recuerda lo que siempre te digo: cada persona está luchando una batalla que no conoces, se amable siempre.
Yo fruncí el ceño ante aquello. ¿Acaso mi abuela se estaba poniendo de su parte?
—¿Cómo quieres que sea amable? Prefiere a esas idiotas como amigas antes que a mí.
—¿Por qué? —interrogó mi abuela de nuevo.
—¿Por qué? Pues para mantener las apariencias con sus padres.
—¿Y no te da pena que alguien tenga que mantener apariencias con sus propios padres? Puede que su vida no sea tan fácil como parece, Maddie.
Me quedé callada ante aquellas palabras, reflexionando ante ellas en mi cabeza. Quizá mi abuela tenía razón. Quizá las cosas no eran tan sencillas para Hailey... Pero, ¿por qué no me había hablado sobre ello? Podría haberlo entendido.
—Estoy segura de que Hailey es una buena chica, tú lo sabes —continuó mi abuela—, y no puedes cambiar todo lo que piensas sobre ella solo por esa tontería de sus amigas. Al fin y al cabo, si ella se esforzó tanto por saber por qué no le hablabas será porque le importas, ¿no?
—Bueno, sí... —cedí rendida ante sus argumentos.
Estaba atónita ante las palabras de mi abuela. No me lo había planteado de ese modo.
—¿Por qué no intentas hablar con ella? Ahora es tu turno de esforzarte por saber qué le hace actuar así. Quizás tenga sus. razones y sus miedos como tú los tenías.
Me levanté de mi silla y abracé a mi abuela con fuerza. No podía creer la suerte que tenía de que ella estuviera en mi vida para darme las mejores lecciones. Siempre me hacía ver las cosas desde otro punto de vista y siempre había algo que aprender de ella.
—Gracias, abu. Voy a llamarla ahora mismo.
—Suerte, cariño —me animó—. Ya verás como se arreglan las cosas con tu novia.
—¡Ya te he dicho que no es mi novia! —repliqué saliendo de la cocina.
—Claro que no lo es, porque no te das prisa en llamarla —rió ella divertida.
Yo negué con la cabeza ante sus tonterías y fui corriendo a buscar mi móvil. Iba a descubrir porque Hailey necesitaba tanto guardar las apariencias y a recuperar a mi amiga. La echaba demasiado de menos.
Un pitido, dos, tres. Comencé a dar vueltas alrededor de la habitación mientras esperaba a que contestara.
—Hola, soy Hayley —saludó al otro lado—. En este momento no puedo atenderte. Deja tu mens-...
Colgué el móvil frustrada. ¿Por qué no lo cogía? Quizás estaba ocupada estudiando, pero era poco probable porque no había ningún examen a la vista. Esperé alrededor de veinte minutos, mientras daba vueltas por mi cuarto y cambiaba cosas de lugar, antes de volver a llamarla. Esta vez, la voz de la grabación me indicó que su móvil estaba apagado o fuera de cobertura y yo solté mil maldiciones. ¡Necesitaba hablar con Hailey! No podía esperar a verla al día siguiente. ¿Y si ella estaba encerrada triste en su casita del jardín mientras abrazaba a algún peluche? No quería que estuviera mal por mi culpa...
Hice un intento más de llamada antes de coger mi chaqueta y mi mochila y salir por la puerta. Si era necesario iría a su casa a hablar con ella, pero no iba a dejar que las cosas se quedaran así.
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Hiiii ¿Qué os parece el capítulo? ¿Estáis de acuerdo con la abuela de Maddie? ¿Por qué no coje Hailey el teléfono? Comentad vuestras opiniones xx
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Querida Princesa Pelirroja (Lesbian)
RomanceHailey es pelirroja. Madison tiene el pelo marrón. Hailey discute con sus hermanos. Madison es huérfana. Hailey saca las mejores notas. Madison aprueba por los pelos. Hailey es una niña rica. Madison ha aprendido que las cosas se consiguen con esfue...