Capítulo 3

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Al amanecer, mucho antes de que nuestro hijo despertase, me acerque a la sala de estar.

Dando vueltas al asunto y con un gran sentido de culpabilidad, llegue a la conclusión de que Harry necesitaba algo de consuelo. Pero no pensé en una demostración de afecto, de esas que entre nosotros ya no era posible compartirse.

Con algo de pereza, pero decidido, tome una hoja blanca de un librero que se encontraba en nuestra sala. Una pluma, y seguido a esto me senté en uno de los sofás, usando la pequeña mesa de centro como base para escribir.

Un acuerdo de divorcio.

No se me había ocurrido algo mejor para el momento, así que me había esforzado en hacerle una buena propuesta en ello.

En el acuerdo, él se quedaba con la casa, el carro y el 30% de nuestro negocio. Supuse que se trataba de un buen acuerdo considerando claro, el hecho de que él se quedaría con la custodia de nuestro hijo. No había duda en ello.

No se trataba de desamor hacia mi propio hijo, en absoluto, pero abandonar a Harry ya era de por sí difícil para él. Y dejarlo solo por completo no iba conmigo, seguía siendo humano, y él necesitaría una gran dosis de amor cuando yo me fuese.

A las seis y media de la mañana, Harry hizo notar su presencia por las escaleras. Sus pies eran arrastrados por cada escalón con parsimonia y su rostro demostraba la falta de sueño en las últimas horas.

-Buenos días- dijo en voz baja y con la voz rasposa. El llanto le había resentido la garganta.

-Bueno días- dije sin inmutación alguna.

Apagué la televisión y me puse en pie, acercándome a él con el acuerdo en mano.
No considere el hecho de que necesitara tiempo para reformarse, para sopesar lo que le mostraría en aquel momento ó, el siquiera pensar en cuan frágil se había convertido.

- ¿Qué es esto?- pregunto dudoso, alargando su mano para tomar la hoja que yo le extendía. No hice comentario alguno.

Su rostro decaído fue tomando una expresión de sorpresa, su boca se abrió ligeramente y sus ojos se aguaron con lentitud.

Pero aquello duro solo unos segundos, antes de que su rostro me mostrase una mirada dolorosamente firme. Su boca era apretada y sus ojos mostraban furia, y yo no pude siquiera imaginar lo que se avecinaba después de aquello.

Colocó con rapidez el acuerdo frente a mis ojos, y con ambas manos ¡comenzó a romperlo en pedazos!, con mi rostro incrédulo ante su mirada.

Él paso 10 años de su vida conmigo, magníficos en un comienzo, pero volviéndose un martirio en el transcurso. Nos alejamos lentamente de la presencia del otro y nos volvimos completos extraños en un segundo de nuestra vida, extendiéndose sin reparo.

Yo le tenía lastima, por todo su tiempo perdido y sus energías gastadas, pero ya no podía cambiar.Yo amaba a Johanna.

Harry y yo ya habíamos terminado.

- ¡Eres un imbécil!- grito con furia, sacándome de mi letargo - ¡Siempre piensas en ti mismo! ¡Maldito egoísta!

De pronto, ya me hallaba escuchando sus gritos hacía mi persona, como si tratase de desahogarse. Yo no soportaba aquello.

Solo segundos después... la idea del divorcio se volvía más clara para mí.

No sabemos lo que tenemos... {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora