lunes

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Voy tarde al instituto, en realidad no, pero siempre llego una hora antes para hablar con mis amigos, hoy me tocó pedir un taxi y salir lo más rápido posible. Voy con un atuendo mas elaborado que el de ayer, llevo un short de jean, una blusa blanca, una capa con flecos muy cortito ( kimono o como lo llames), unos lentes de sol y mi cabello suelto con ondas.
Decidí arreglarme un montón, porque hace mucho no veo a Emma y quiero verme linda.
En el camino, voy imaginandome todo lo que puede suceder hoy, como siempre tengo la mente ocupada en algo.
- Muchas gracias. Digo y le pago al taxista.
- Para servirle, que pase un buen día. Me dice el taxista con una enorme sonrisa.
Bajo del taxi y aún tengo 30 minutos antes de que comiencen las clases, en la entrada están todos los frikis jugando vídeo juegos, unos pasos más adentro están los deportistas y las chicas fáciles, sigo caminando y a otros cuantos pasos, se encuentran los skates (mis amigos).
- Hey.
- ¿Como va todo?
- Hola.
- Hola mía.
- Mía.
Dicen todos a la vez para saludarme.
-Hola chicos ¿como están? Les digo.
- Bien ¿y tu?. De nuevo dicen en coro.
- Sobrevivo. Respondo y nos reímos.
Mientras hablo con ellos, escucho el sonido de unas ruedas arrastrarse en el pavimento, me giro y es David.
- Hola mía. Dice mientras da una vuelta al rededor de mi, en su skate y me agarra de la cintura.
- Hola. Le digo seria.
"Uyy" dicen: Andres, Abraham, Adam, Albert y Agustín.
Me reí por las caras que pusieron todos, aunque no me extrañaba porque David, les cuenta todo. Es muy gracioso que el grupo de los skaters solo son hombres y todos sus nombres comienzan con la letra "A".
- Estás hermosa Mía. Me dice David.
- Gracias. Sonrío.
- ¿De qué tienes clase? Me pregunta.
- Historia, de hecho en un momento empieza. Digo mirando mi reloj.
- Te acompaño. Me dice.
- Nos vemos luego chicos. Le digo a todos.
- Namaste. Me dicen todos haciendo una venia.
Fue muy gracioso, porque sé, que David, les dijo sobre Ángel, pues él saluda y se despide así como ya te había dicho antes. Me reí y comencé a caminar con David, hacia clases.
- ¿Que harás hoy? Me dice David, como siempre mirándome a los ojos intentando intimidarme.
- Saldré con Emma. Le respondo, aunque es mentira, ni siquiera la he visto.
- Interesante. Me dice.
- Si. Le respondo.
En lo que quedaba del camino no hablamos de nada, sólo nos comunicabamos con gestos, él me dejó en el salón y se marchó a la clase de él. Saludé a Nicolle (mi compañera de estudio), me senté en una de las sillas incomodas que hay en todos los institutos, que supongo, son así para que se te haga más difícil dormir en clases.
Tenía tres horas de historia, fueron eternas, me gusta historia, pero no logré concentrarme ni un sólo segundo en lo que decía el profesor, por más que le miraba la cara y los labios , no escuchaba que decía, sólo me escuchaba a mi misma, pues no dejaba de pensar en Emma. Ahora veo por qué mis padres, decían tanto que tener novio, desde tan pequeña era malo para el rendimiento académico, es sorprendente cómo descubrimos que casi todo lo que dicen los mayores es cierto, esto suena muy de viejita, pero lo digo porque es verdad, cada día aprendemos cosas nuevas, pero no porque nos digan o nos aconsejen, sino porque lo experimentamos, lo vivimos, lo sentimos.
Así me la pasé las tres horas de historia, imaginandome cosas, pensando, hablando conmigo misma, pero eran horas de estudiar historia, y sólo estudié la mía.
Llegó la hora del descanso, salí a comer en el enorme restaurante del instituto con la esperanza de encontrarme a Emma.
- Hola mía.
- Hola.
- ¿Que tal historia?
- ¿Como sabes que estaba en historia?
- Te espío.
- Que miedo, eso no es normal.
- Tu no eres normal.
- ¿Entonces que soy?
- Misteriosa, encantadora.
- Si...
- ¿Me puedo hacer a tu lado?
- Claro.
- Te quería preguntar algo.
- ¿Querías o quieres?
- Quiero.
- A delante.
- Mis padres saldrán y haré una fiesta ¿quisieras, quieres ir?
- Lo pensaré.
- Está bien.
- ¿Cuando?
- El sábado en la noche, en mi apartamento, lleva traje de baño.
- Vale.
Me sonríe mi vecino James y se va, esto es algo extraño, él espiandome e invitandome a una fiesta.
Reviso mi celular y ni un mensaje de Emma...
Paso el resto de la jornada caminando por los pasillos, con la esperanza de al menos verla. Me hace mucha falta, quiero abrazarla, besarla, decirle que me encanta y acariciarla.
Por fin llegó la hora de salida y me dirigí a la entrada del colegio, Patrick ya estaba ahí y como es tan atractivo y coqueto, ya tenía a tres chicas y un chico platicando con él.
- Hola Patrick. Digo mientras le saludo de beso.
- Hola Mía. Me dice
- Hola chicos. Le digo a los demás.
- Hola. Me responden
- ¿Ya nos vamos? Pregunto.
- En un momento. Me responde Patrick.
Todos hablan, pero no me siento bien, no dejo de pensar en Emma, esto está mal, es una obcesion, al menos sé que no vino a estudiar, sería horrible que víniera y me evitara.
Patrick me abre la puerta del auto, subo, él cierra mi puerta como todo un caballero y nos vamos, recuerdo algunas frases de Patrick, de todo lo que me contaba en el auto, eran como: " es tan guapo" , " sus ojos" , "me habló" , " volveré" y yo, solo pensaba en Emma nuevamente.
- Ya, dime, ¿estas así por Emma?, ¿No la viste?. Me dice Patrick.
- Si, es eso, la extraño y mucho.
- Ven aquí. Me abraza.
Casi lloro, lo admito, la extraño demasiado, pero al menos tengo a Patrick, este buen amigo.
Bajamos del auto y subimos a mi apartamento, comimos helado y escuchamos musica un rato, luego Patrick se fue y decidí leer sobre historia, para no llegar perdida el día que me toque presentar los parciales.
"TRIIIN, TRIIIN" suena el citofono.
- Si?
- Señorita Mía, la busca una joven.
- ¿ Como se llama? Digo pensando que es Emma.
- Eleonor.
- Dejela pasar.
Claro, como siempre yo de ilusa, cuando aprenderé...
"Toc, Toc"
- A delante.
- Hola. Me dice.
- ¿Como estas? Le pregunto.
- Bien, ¿tu? Me dice.
- Bien.
"Trin, Trin"
- Un momento, es mi hermana. Digo.
- Mía, ve al primer piso, ya Ben me lleva algo. Me dice Alice.
- Está bien.
Cuelgo.
- Disculpa, debemos bajar. Le digo a Eleonor.
- No hay problema.
Bajamos por el ascensor y nos sentamos en la banca que queda justo en frente de la puerta de cristal.
- ¿Que me cuentas? Le pregunto.
- Que tengo un novio, me siento tan feliz, siento que ya lo amo. Me dice.
No soporté y me puse a llorar.
- ¿Que sucede Mía? Puedes contarme lo que sea. Me dice.
- Extraño a mi novia, no se donde está, no me escribe, la extraño un montón. Digo y sigo llorando.
Eleonor me abraza y yo a ella, estaba casi encima de ella llorando, mientras ella acariciaba mi cabello para calmarme, me decía: "No llores más", pero más lo hacía, que irónico.
Justo en esa escena, Emma estaba entrando al edificio, me vio, hizo mala cara y se fue.
No lo soporté, lloraba cada vez más, por fin la veía y la alejaba de mi, todo era un mal etendido. Salí corriendo a perseguirla, alcancé a tomarle su mano, pero quitó la mia de la suya.
¿Por qué a mi? No lo soporto.
- Emma, detente, es un mal entendido. Digo a gritos llorando.
- Vi perfectamente. Me dice y se va con otra chica que la esperaba de copiloto en su auto.
Eleonor salió y me alcanzó.
- ¿Ella es Emma verdad? Me dice.
- Si. Le respondo aún llorando.
- Lo siento, no fue mi intención.
- Lo se, ella mal interpretó todo.
Volvemos al edificio y esperamos a que llegue Ben.
- Hola Mía, entregale esto a Alice. Me dice Ben.
- Vale. Le respondo.
- Mucho gusto, Ben. Se presenta él hacia Eleonor.
- Un placer, Eleonor. Responde Eleonor.
- ¿Estás bien Mía? Te noto mal.
- Me resbalé en las escaleras, pero ya pasó. Le respondo.
- ¿Quieres ir al medico? Me pregunta Ben.
- No, dejalo, estoy bien.
- Ok, nos vemos luego. Se despide Ben.
- Chao, yo ya me voy también. Dice Eleonor.
- Gracias por venir a saludarme. Le digo
- Si necesitas algo, me dices. Me susurra al oído.
- Vale.
Subo al apartamento y sigo llorando, cojo un cuchillo y lo pongo en mis muñecas, pero luego reacciono y me digo a mi misma, que tonta, solo llora, no te hagas mas daño.
Sigo llorando, me siento muy mal, cuando Emma por fin volvió a mi, la alejé, y no me quiere hablar, no me deja explicarle, la he llamado, le he puesto mensajes y no los lee ni siquiera. No puedo parar de llorar, toda la noche la he pasado mal, me tomé unas pastas y logre al menos quedarme dormida.

Escribe sobre mí alguna vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora