Capítulo IV ✔

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Sarah

- Se me olvidaba, que descortés por mi parte no haberme presentado, soy Axel Springer.- dice tendiéndome la mano, la cojo y la muevo un poco arriba y abajo, cuando me la suelta, me presento sabiendo que él ya sabe quién soy.

- Encantada Axel.- dije probando como sonaba su nombre cuando lo decía, bastante bien, pienso.- Soy Sarah Brown, aunque ya lo sabias.

Suelta una carcajada.- ¿Vas para la residencia? - pregunta mientras la señala.

- Justo voy para allá, ¿vamos juntos?

Nos dirigimos hacia la residencia y una vez dentro nos metemos en el ascensor, cuando voy a pulsar el botón con el número diez, nuestros dedos se tocan. Nos miramos y yo me pongo roja, automáticamente retiró la mano y dejo que él le dé al final.

- Lo-lo-lo siento.- digo nerviosa

- ¿Qué sientes? Si no has hecho nada.

Le miro mal.- Lo sabes perfectamente.- contesto.- ¿Cuál es el número de tu apartamento?- pregunto para cambiar de tema.

- El mil cinco y ¿el tuyo?

Me quedo en shock, no me lo puedo creer, voy a compartir apartamento con él. Axel mueve sus manos delante de mi cara para llamar mi atención, le miro y le digo:

- El mil cinco también.

- ¿¡Cómo!? - me mira incrédulo.- Perdona, pero me a pillado por sorpresa.

- Hubo un problema en la distribución y me toco con tres chicos, uno de ellos eres tú, intenté hacer algo pero no hubo suerte. Y si no quería quedarme el la calle, tuve que aceptar.

- Ah, bueno pues ya que vamos a ser compañeros de apartamento, ¿quieres cenar conmigo?

- Claro.- contesté sin pensar.- ¿Cuándo llegan los demás?

- ¿Te refieres a los otros dos con quienes compartimos apartamento? - asiento con la cabeza.- Llegaran por la noche, como a las once o por ahí.

- Perfecto.- le contesto mientras abro la puerta.- Ahora entiendo la A enorme que hay en la primera habitación.- digo pensando en su habitación.

Me mira extrañado al principio, pero luego se da cuenta a lo que me refiero.

- Ah, eso, ¿te gusta?.- me pregunta mientras se rasca la nuca, se le ve... ¿Nervioso?

- Si, me parece muy original.

- Ven.- antes de poder responderle, me coge de la mano y me dirige hacia las habitaciones, corrección: su habitación.

Abre la puerta y no me esperaba encontrarme todo tan limpio y ordenado, pensaba que todos los hombres eran sucios y desordenados, la verdad, me impresionó.

Me soltó la mano y buscó algo en su cómoda, lo encuentra y me lo tiende, me tapo la boca impresionada y digo emocionada:

- ¡Me encanta, gracias! ¿Cómo es que tenias una S en pegatina? - le pregunto curiosa.

- Quise comprarme una A, para pegarla en mi habitación, como has visto, pero no las vendían separadas, solo en paquetes, que contenían todo el abecedario. Y por eso, quiero que te quedes esto.- dice tendiéndome la S.

La cojo, y sin pensármelo le doy un abrazo y le susurro al oído:

- Gracias, nadie había hecho esto por mí nunca.- se que pensareis que por qué se pone así por ese pequeño detalle pero son justo esos detalles los mejores, los que se hacen con el corazón.

- Tonterías, te mereces esto y más.- me contesta respondiendo a mi abrazo.

- No, enserio. Nadie, eso es lo malo de ser alguien como yo, vivo en un mundo lleno de engaños y mentiras, pero siento que contigo, es diferente, siento que puedo confiar en ti.- se queda mirándome unis minutos.- Dime algo, por favor.

- Es que no se que decir, bueno lo primero quiero decirte que quiero ser amigo tuyo, pero de verdad, lo segundo, tienes razón sobre el mundo de ser famoso, por desgracia y tercero, eres diferente a cualquier chica que he conocido, eres sincera, inteligente, eres... tú. Ah, se me olvidó comentarte que estas viviendo con los chicos más populares de la universidad.- dice guiñándome un ojo.

- Oh, entonces me voy a meter en un buen lío.- digo riéndome.- ¿Pero sabes qué? No me importa, lo importante es tenerte como amigo.

- La verdad es que sí, soy un amigo irresistible.- dice con ironía y yo pongo mis ojos en blanco.

- No te lo creas tanto.- le doy un pequeño empujón.

Seguimos hablando sobre nosotros para conocernos mejor, hasta que nos damos cuenta de la hora.

Los dos decimos a la vez.- ¡Son las siete ya! - nos miramos y empezamos a reírnos.

- ¿Te apetece pizza? - pregunta.

- Claro, por qué no.

- Voy a llamar.- dice mientras se levanta.

Veo como se aleja y pienso en lo ocurrido. ¿Cómo he podido abrirme tanto a una persona que casi no conozco? No sé, siento que es de fiar. Se sienta al lado mío interrumpiendo mis pensamientos.

- Hecho, estará en quince minutos.

- Ok.- es lo único que se me ocurre contestarle.

- ¿Qué estudias?

- Derecho.

- ¡Wow! No me lo esperaba.

- ¡Eh! ¿Me estas llamando tonta? - digo en broma.

- Claro que no, solo que debes de ser muy lista para estudiar esa carrera, me impresionas cada vez más.- me ruborizo .

- ¿Gracias?

Dicho esto, llaman a la puerta y Axel se va a abrir al repartidor de pizza. Cuando vuelve, le digo:

- Íbamos a pagar a medias.- digo enfurruñada.

- Es de muy mala educación dejar que una señorita pague.

- Bueno... Tu ganas.- digo rindiéndome.

Mientras comemos, hablamos sobre todo en general, hobbies, deportes, etc.
Terminamos y recogemos todo, para dejarlo ordenado para cuando los demás vengan, nos sentamos en el sofá y dice:

- Estarán apunto de llegar, seguro que te caen bien.

- No sé yo.

De un momento a otro, suenan unas llaves abriendo la puerta y de ella aparecen dos chicos muy atractivos.
Me fijo en el segundo fijamente cayendo en la cuenta de que lo conozco de algo. Nuestras miradas se conectan y los dos parecemos desconcertados y a la vez sorprendidos al vernos.

Esto no puede ser verdad...

FOREVER? © REESCRIBIENDO #PADP #FDA17 #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora