Allí estaba yo: sumergida en el mas hermoso y recurrente de mis sueños. Sentada en su regazo, tomo mi mano y susurro algo en mi oído, no pude escucharlo por el ensordecedor sonido de mi corazón latiendo a mil por segundo ¿Qué me está ocurriendo? ¿Qué estoy sintiendo, en serio esto es solo un sueño? Me levante, simplemente me senté en otro lugar. Él se dirigió hacia un viejo equipo de sonido, puso un vals. Tomo mi mano y comenzamos a bailar. Pisotón tras pisotón notaba que su sonrisa se ligaba con un sutil gesto de dolor.
-No soy buena bailando. Musite a todo pulmón mientras me separaba bruscamente de él.
-Todo tiene solución. Expreso con una media sonrisa en su rostro.
Se acercó lentamente hacia mí, de nuevo. La música no dejaba de sonar incluso me acostumbraba al ritmo. Dejo caer su mano izquierda en mi cintura y la derecha la entrelazó con la mía, no pude evitar dejar caer mi cabeza en su hombro. Se sentía tan bien estar con él, sentir ese calor, sentirme protegida.
La escena se cortó. Un ruido del exterior interrumpió el sueño más placentero que había tenido en años. Rápidamente volví a cerrar los ojos, ignorando cualquier rastro de la vida real. Conciliando el sueño lentamente mi mente se pone en blanco, los latidos de mi corazón se vuelven menos insistentes con cada minuto que pasa.
Allí estaba el de nuevo, parecía esperarme en una especie de cuarto. No me importo nada más, me lance hacia sus brazos esperando sentir ese calor imaginario pero confortable de sus abrazos. Nos separamos lentamente y él lo hacía de nuevo. Sus manos entrelazadas con las mías haciendo sentir como una verdadera idiota. Alcé la vista y allí estaban sus ojos, mirándome con la delicadeza que solo había podido notar en esos ojos color café que parecían hipnotizarte. Sus labios se movieron, esta vez se escuchó fuerte y triste ¿Por qué había tristeza en su voz?
-¿Me quieres?
-Te quiero...
No sé qué acabo de hacer. Las palabras salieron de mi boca sin ser analizadas por mi cerebro. Sin filtro alguno y me sentía culpable, no por haberlo dicho sin pensar, sino porque en realidad sentía cariño hacia él. Me sentía confundida y un poco molesta conmigo misma por permitir sentirme de esta manera. Había una cama con sabanas de un color morado oscuro. Me acosté sin pensarlo dos veces, cerré los ojos y sentí como su cuerpo encajaba en un perfecto espacio al lado del mío, no sentí más nada...
Abrí los ojos y era un nuevo día, que rápido pasa el tiempo en los sueños. La escena era blanca por completo, estaba sola en un una inmensidad repleta de la nada misma. Blanca y vacía. Me levante del suelo y decidida emprendí camino. Paso tras paso, no había más que un suelo vacío, mientras más caminaba más me convencía a mí misma que esto no iba a terminar bien. Visualice una silueta a lo lejos ¿Seria él? Acelere el paso, mientras más me acercaba, parecía cada vez más lejano ¿En qué momento se convirtió esto en una pesadilla?
De tanto correr mis piernas estaban cansadas y débiles, me desplome al suelo sin omitir ni una sola palabra. Él se dio la vuelta, camino hacia mí y me ayudo a ponerme de pie.
-¿Estas bien? Pregunto con un agudo tono de preocupación.
-Estoy bien, pero... ¿Qué demonios se supone que es esto?
-Es la nada, lo que estamos destinados a ser.
-¿Estás jugando conmigo? Me aleje bruscamente de el como lo había hecho al bailar.
-¿Qué crees que somos, crees quererme en realidad o que durara para siempre?
-No lo sé, solo... No lo sé. Mi voz se quebrantó.
Me tomo de los hombros sin decir una sola palabra, me puso en frente de él y nos miramos a los ojos durante unos minutos. Podía notar en su mirada tristeza, nostalgia, ira. No era la mirada delicada de antes. Lo abrace de nuevo, no pude resistirlo. Sentí sus brazos rodeando mi cuerpo. Lo mire a los ojos y lo bese, no se besar pero simplemente lo hice. Ambos dimos un paso hacia atrás, parecíamos estar sincronizados. Pasaron unos minutos hasta que finalmente se acercó, puso su mano en mi mejilla, me miro a los ojos y me beso delicadamente. Estaba confundida, no sabía que pensar, que sentir, que hacer...
Se detuvo, acerco mi cuerpo al suyo y susurro tiernamente en mi oído "Jamás había sentido algo con tanta intensidad como te siento a ti..." Cerré los ojos fuerte e impulsivamente. Podía sentir un calor infernal, como si todo se desmoronara a mí alrededor y aun así no abrí mis ojos. Me senté en suelo con los ojos aun cerrados, estaba aterrada. Todo pareció desaparecer y yo tenía la sensación de caer por un barranco, por un pozo sin fondo. Pareciera que pasaría el resto de mi vida cayendo por un acantilado.
Con esa sensación di un salto en mi cama, abrí los ojos bruscamente y me levante con un salto. Me mire en el espejo y lo supe con certeza. Solo había sido un sueño y ahora debía continuar con mí día a día...