Capitulo 7

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Nick se quedó de pie en la habitación a oscuras, observando el cuerpecito que sobresalía de la cama. ______ siempre bromeaba diciendo que Evan era capaz de dormir de pie y lo cierto era que aquella exageración no se alejaba mucho de la verdad.
Cuando estaba muy cansado, Evan podía dormir prácticamente en cualquier sitio y en cualquier posición.
Se acercó a él y le acarició la cabeza a su hijo. Como era de esperar, Evan ni se movió, ni siquiera cuando Nick le arropó bien, o cuando se sentó junto a él en la cama.
Parte de él deseaba agarrar al pequeño y abrazarlo con fuerza, no soltarlo nunca. Evan era suyo. Lo era desde el día en que había convencido a aquella joven con el corazón roto de que no diera al niño en adopción y se casara con él.
Pero lo cierto era que incluso en aquel momento había esperado que algún día sucediera lo que estaba sucediendo. En siete semanas, siete meses o siete años. ¿Qué importaba? Nick siempre había sabido que vivía de prestado con su hermosa esposa y su hijo. Porque tarde o temprano aparecería el hombre al que ella había amado, o se enamoraría de otro. Alguien que pudiera darle la familia numerosa que una vez había soñado tener.
- ¿Nick? ¿Qué ocurre? Son más de las doce. ¿Está bien Evan?
Levantó la mirada al oír aquel susurro. ______ había entrado en la habitación, abrazándose como hacía siempre cuando tenía frío.
-Sí, está perfectamente -Nick se puso en pie y la vio acariciar a Evan-. Tienes frío. Deberías volver a la cama.
Ella se volvió a mirarlo y se apartó el pelo de la cara. Con el movimiento del brazo se le bajó el cuello de la enorme sudadera que llevaba y que dejó al aire un hombro de piel de marfil.
El deseo despertó dentro de él con fuerza y estuvo a punto de acercarse a abrazarla, pero el recordar que se había desmayado sólo por la impresión de volver a ver a su hermanastro hizo que cambiara de opinión.
- ¿Y tú? -le preguntó ella.
Nick la siguió hacia el pasillo sin poder dejar de observar sus movimientos.
-Iré enseguida -en cuanto hubiera sacado la cabeza por la ventana para que el aire frío lo calmara un poco.
Ella dio varios pasos hacia el dormitorio, después se detuvo y se volvió a mirarlo. Sus ojos eran dos sombras en la penumbra.
-Nick... ¿estás bien?
La sonrisa con la que la había estado observando desapareció de su rostro.
- ¿Por qué?
-No sé. No pareces...
-Suéltalo, ricitos.
______ estuvo a punto de sonreír al oír su apelativo, pero no llegó a hacerlo.
-Pareces... no sé. Molesto. Desde que me contaste lo de, lo de...
- ¿Es que no puedes decir su nombre?
-Estás enfadado. Ni siquiera has llegado a acostarte.
- ¿Querías que lo hiciera?
-Claro, quiero que descanses. Te levantas todos los días antes de que amanezca y...
Lo miró de un modo que Nick no supo cómo interpretar.
-Eres mi marido.
Nick no supo qué se apoderó de él en aquel momento.
-Y por eso es por lo que quieres que vaya a la cama contigo.
-Pues... -de repente parecía tensa-. Me parece que tenemos que hablar.

Eитяє ∂σs Hєямαиσs [Иιсĸ&Tύ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora