1

22 1 0
                                    

           Me mire en el espejo como por sexta vez en la cursante hora, debía estar bien para cuando llegaran. Los nervios no me dejaban pensar con claridad, un montón de ilusiones y desilusiones vagaban por mi mente y ninguna de ellas eran coherentes, estaba teniendo un pequeño ataque de ansiedad o pánico o quizás los dos combinados. Volví a mirar el espejo y aunque ya habían pasado varios años y no era la misma consideraba que estaba presentable, el pensar que hacía mucho tiempo sin verlo y que hoy por fin lo haría me daba escalofríos por todo el cuerpo. Camine con lentitud hasta el sofá para sentarme, estirar el brazo y tomar la taza de té que yacía en la pequeña mesa de vidrio en el medio de la estrecha sala, bebí solo un poco y cerré los ojos para tratar de relajarme solo un poco, sin embargo no funciono y en ese preciso instante el timbre se escuchó, fue tan estruendoso por el silencio que había que casi dejo caer la taza por eso o porque él ya estaba aquí.

     Me levante rápido y por última vez me mire en el espejo y me arrepentí, pues la cara de nerviosismo que traía me hacían querer tirarme por la ventana. Puse la mano en la perilla pero antes de girarla suspire, esto no parecía real, sin pensar más la gire y abrí, mis labios se secaron de inmediato y mis manos empezaron a sudar, me congele al mirarlo, se veía igual que antes, aunque un poco más maduro porque ahora traía el cabello más corto, sus ojos tan verdes que parecía un color que solo a él le quedaría bien. Su ceño se pronunciaba un poco con una mirada de intriga y confusión, pues no lo culpo yo también estaría confundida y muy molesta por lo que le hice, fui muy estúpida.

-Hola. – hablo él y sentí vergüenza, me había quedado como tonta mirándolo.

-Harry. – fue la única estupidez que salió de mi boca, debería golpearme a mí misma, sacudí mi cabeza lentamente y esta vez intente decir algo bien -¿Quieres pasar? – pregunte, soy una muy mala anfitriona, él aún seguía poniéndome nerviosa, él simplemente asintió y me hice a un lado para que entrara, camine delante de él para guiarlo hasta la sala,  me senté y él igual lo hizo frente a mí, sentía tanta emoción por esto que mi corazón latía fuertemente tanto que llegue a pensar que hasta él podía escucharlo. En mi mente había ocurrido un cortocircuito y no sabía que decir –Lo siento. – casi susurre y él me miró fijamente.

-Ha pasado mucho tiempo. – añadió él.

-Lo sé. – conteste y sentí que rompería en llanto, esto era verdaderamente duro, baje la mirada porque no sabía ya que decir, era una completa imbécil.

-¿Solo eso vas a decir? Lo siento, lo sé – vocifero molesto pero sin levantar la voz -¿Crees que así de fácil y estúpida es la vida? Desaparecer y aparecer cada vez que se te venga en gana, jugando con los sentimientos de las personas y sin pensar que tan mal queda todo después de ti. – me reclamo. -¿Sabes lo mucho que te amaba? – pregunto y esta vez lo mire, en realidad yo si sabía lo mucho que él me amaba, tanto como yo a él aun lo amo  -¿Sabes el maldito tiempo que perdí tratando de encontrarte? Fueron años, años de seguir unas huellas invisibles porque yo pensé que tú sentías lo mismo que yo pero vaya que estaba equivocado. – rio con ironía y negó con la cabeza.

-Harry, yo si te amaba. – se escuchó tan melancólico y triste que él me miro pero aun sin mostrar ningún tipo de sentimiento –Perdóname pero tenía que salir de tu vida lo antes posible.

-¿Por qué? – me interrumpió –¿Por qué ya te habías cansado de mi o por qué te parecía aburrido todo? – pregunto y juro que cada palabra que él decía dolía, todos estos años me había arrepentido por no haberme quedado a su lado y él hecho de que él ahora me detestara después de todo era devastador pero justo.

-Era lo mejor para ti, tú necesitabas seguir con tu vida, tener tus planes y el tenerme contigo te hacia prisionero de mi mundo y de toda la desgracia, tú merecías lo mejor y yo jamás iba a serlo.

-Es muy egoísta de cierto modo, nunca pensaste que era lo que yo realmente quería y todo lo que hice por ti era para demostrarte que no me importaba nada con tal de estar contigo, tú me hacías feliz. – admitió aun con su mirada tan fría y vacía que parecía estar perforando mi piel –Pero ya esto no tiene sentido, solo dime por qué querías verme, parecía muy urgente tu carta. Por cierto ya existen los teléfonos celulares y las redes sociales, fue un poco anticuado y aún más enviarla a casa de mi hermana.

-Es que no sabía en donde estarías viviendo ahora y eso fue lo más seguro. – conteste y se limitó a asentir levemente. –Realmente pensé mucho para hacer esto pero es lo correcto. – respire profundo y pase la lengua por mis labios para humedecerlos, en realidad no sabía cómo decirle, era muy complicado y a lo que más temía era a cual fuese su reacción –Necesito tu ayuda. – él suspiro y arqueo una de sus cejas, esto lo había tomado por sorpresa, en mi cabeza trataba de armar una frase con sentido para que la noticia no se sintiera como un balde de agua fría sin embargo el sonido del timbre hizo que ambos nos sobresaltáramos, Ian había llegado, al menos él si sabía un poco de lo que estaba pasando. –Ya regreso. – me levante con dirección a la puerta, abrí y rápidamente Ian y Sarah me sonrieron, trate de hacer lo mismo pero no me salió por la presión que traía encima.

-Ya tengo que irme, estacione mal, pero pasare mañana temprano, adiós. – dijo con apuro la rubia que en un minuto ya se había ido, reí un poco y cerré la puerta.

-¿No vas a darme un beso? - él rio y asintió, se acercó y beso mi mejilla –Ya Harry llego ¿Quieres verlo?

-Claro. – la emoción se escuchó en su voz y hubo un brillo intermitente en sus ojos grises, tome su mano y camine hasta llegar a donde Harry se encontraba.

-Ian, él es Harry. Harry, él es Ian. – Ian se acercó a él y estrecho su mano.

-Mucho gusto. – añadió con una sonrisa de timidez en su rostro.

-Igual. – Harry también le sonrió con amabilidad, un poco aturdido por la escena, la confusión se notaba a kilómetros.

-Iré a mi habitación. – añadió y casi corrió hasta la puerta de su habitación, estaba emocionado pero no sabía qué hacer. Harry me miraba con incredulidad sin saber siquiera que decir, se había congelado.

-Así que ahora tienes un niño. – esta vez hablo sin su tono de superioridad y me sorprendió, yo solo asentí y él me miro sin poder creerlo -¿Cuántos años tiene?

-Tres años, es lo mejor de mí. – dije y esta vez no pude evitar sonreír, Ian era lo mejor que pudo haberme pasado en toda mi vida a parte de él, se quedó callado por unos minutos mirando a la nada y de pronto se levantó y me miro espantado.

-No me digas que él es mí. – se señaló así mismo pero no pudo terminar  la oración, parecía que vomitaría o se desmayaría en cualquier momento, lo había tomado desprevenido. Asentí con la cabeza confirmando su sospecha, coloco las dos manos en su cabeza con frustración, estaba impactado –No juegues conmigo. – casi grito.

-No estoy jugando contigo, Ian es tu hijo, nuestro hijo. – seguía con las manos en su cabeza y empezó a caminar por toda la sala hasta que se detuvo en la ventana y dejo su mirada fija hacia afuera.

-¿Por qué jamás me lo dijiste? ¿Por qué ahora? – no se inmuto a mirarme, se veía herido.

-Harry, me entere de que estaba embaraza cuatro semanas después de que me largue de tu casa, no iba a regresar porque estaba embarazada y no sabía qué hacer, preferí seguir adelante, pero ahora no soy yo la que te necesita,  él es el que necesita de ti, Ian te necesita. – se giró y volvió a sentarse en donde había estado hace un rato, mordía uno de sus dedos y miraba al piso.

-¿Él ya lo sabe?

-Sí, estuvo muy emocionado por este día. – admití y él solo sonrió un poco.

-¿Puedo entrar a verlo? – me miro y yo asentí, se levantó y camino hasta donde había visto al pequeño entrar momentos antes, deje que él entrara y me quede mirando desde la puerta. Harry se sentó a su lado y él le sonrió, le dijo algo pero muy bajo, los dos rieron y de pronto Harry abrazo a Ian y este se sorprendió pero hizo lo mismo.
Había tomado la decisión correcta.












At My BestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora