Never Give Up {PAUSADA}

Capitulo 1

~AÑOS DESPUÉS~

-¡Kevin! ¡Si no sales ahora mismo de la habitación, llegarás tarde! -Grité desde la cocina para que me escuchara.
-¡Kev!

-Ya voy, mamá. -Dijo este saliendo de su habitación.

-¡Hasta que sales! Venga, desayuna que te llevo. -Asintió y se sentó en la barra para desayunar. Yo mientras tanto, caminé a mi habitación para coger mi bolso y darle algunos minutos a Kevin para que desayunara.

-Mamá, terminé. -Salí de la habitación y me dirigí a la cocina, donde ví a Kev metiendo las cosas sucias en el lavavajillas.

•••

-Pórtate bien y estudia.

-Que si, mamá. Siempre terminas diciéndome lo mismo. -Resopló éste rodando los ojos. Estábamos aparcados frente al instituto al que iba Kevin. -¿Me puedo ir ya?

-Si. -Dije y este abrió la puerta para bajarse. -¿No te falta algo? –Volvió a resoplar y se acercó para dejar un beso en mi mejilla. –Ahora está mucho mejor. Recuerda que luego tendrás que ir caminando porque tengo turno de tarde.

-Si. Adiós. –Bajó del coche y esperé a que entrara dentro del instituto a pesar de que tardó algo hablando con sus amigos.

Suspiré y arranqué el coche para dirigirme a la cafetería en la que trabajaba. No era gran cosa, pero al menos tenia trabajo.

-Buenos días, Amy.

-Buen día, Josh. ¿Qué tal estás? -Le pregunté a mi compañero y mejor amigo, mientras iba al cuarto de servicio para guardar mi bolso.

-Muy bien, nena. No sabes cómo me divertí anoche. –Rodé los ojos porque ya me podía imaginar como se había divertido.

-Me alegro, pero no tienes porque decirme ¿si?

-Uh, ¿celosa?

-¿Celosa de qué? -Pregunté extrañada mientras me colocaba el delantal.

-De que anoche yo haya salido de fiesta y tú te quedaras en casa.

-Eres tonto. –Ambos reímos y giramos a ver al primer cliente.

Y pensar que este sería el primero de tantos...

•••

-Josh, no puedo. Vé por mi, por favor...

-Ni hablar, nena. Hoy me toca de cajero, no de camarero. –Lo fulminé con la mirada antes de alejarme a recibir a la pareja que había ocupado la última mesa.

-Aquí tienes el pedido, Sam.
–Dejé la hoja que había rellenado para que la chica pusiera en la bandeja el pedido. Cuando lo hizo, regresé a la mesa de la pareja.

-Perdón, pero el zumo lo había pedido de naranja y no de manzana.

-¡Oh! Lo siento, enseguida se lo cambio, señorita. –Sonreí a modo de disculpa y me dí la vuelta con el vaso de zumo sobre la bandeja.

Iba llegando a la barra cuando sentí como alguien se estampaba conmigo y aquel zumo mojaba toda mi blusa.

-¡Rayos! –Grité soltando la bandeja provocando que esta hiciera ruido al caer al suelo.