Planes

59 3 1
                                    

La lluvia caía potentemente sobre la ventana de la habitación en la que minutos antes Kevin me contaba la verdad, en la que minutos antes yo descubría que en mis pesadillas había temido perderle cuando ni siquiera sabía su nombre.
Hacía rato que Kevin se había ido por lo que hacía rato que mis pensamientos habían cesado, aun sentía la presión en el pecho y quería ir a disculparme con Edmund, contarle que nunca le he querido como merecía y...

-Rachel... por favor no llores más-Susurraba Peter a la vez que me abrazaba
Me sentía sucia, sufría por Edmund, por mi madre, por Peter, por todos.
No era culpa de Kevin era mía, yo me había enamorado de él, y lo peor es que no me arrepentía solo sufría por el resto
Peter me cogió como a una novia y se despidió de Kevin.
La lluvia y el frío me hicieron temblar, Peter lo notó y antes de dejarme en el asiento del copiloto de un coche negro me coloco de nuevo la chaqueta de Kevin bien, seguramente me hubiera puesto su chaqueta también en caso de que tuviera una.
-Es el coche de Luke, no creo que fueras capaz de ir en mi moto-dijo sentándose en el asiento del conductor
-Lo siento Peter-susurre
-¿Por qué?-Preguntó cogiendo la llaves para arrancar el inmenso coche
-Siempre has estado cuidándome, protegiéndome de esos ojos cuando lo que temía era que esos ojos se alejaran de mí.-dije viendo en el espejo retrovisor como las lágrimas volvían a salir de mis ojos llevándose lo poco de maquillaje que me quedaba, ahora mi cara pálida tenía manchas negras que recorrían mi cara de norte a sur
Peter condujo en silencio hasta una pequeña casa en uno de los barrios con más casas derruidas que había en el inframundo
Salí del coche rogando porque el silencio no persistiera mucho, necesitaba saber que sentía Peter.
-Estás preciosa hasta con el rímel corrido-Dijo dedicándome una pequeña sonrisa que hico que mi boca también se curvara.
El piso de Peter estaba impecable, un sofá azul, una mesa de madera pequeña y una nevera junto a un microondas era todo lo que había a simple vista.
Me llevo hasta la otra única habitación de aquel piso donde una cama de sábanas blancas y una "P" gigante era lo que llenaba aquel espacio
-Túmbate, yo dormiré en el sofá-Dijo Peter besando mi frente
-Peter... duerme conmigo por favor-Supliqué
Duda un momento antes de meterse en la cama conmigo
-Peter hemos dormido juntos muchas veces-Digo intentando que me expliqué su comportamiento tenso
-Lo sé-dice acercándome a él con su brazo derecho
Apoyo la cabeza en su pecho e inhalo su aroma a menta y limón
-¿Estás mejor?-Dice acariciando mi brazo mientras mantiene los ojos cerrados
-No lo sé-Abrazo su torso y caigo en brazos de Morfeo.

El móvil de Peter suena en el suelo de la habitación y con un susurro me pide que lo coja.
-¿Sí?-Pregunto volviéndome a tumbar sobre el pecho de Peter
-Rachel... ¿Cómo estás? Lo siento no sabía que lo ibas a coger tú-Puedo imaginarme como se muerde el piercing del labio
-Estoy bien Kevin
-¿Paso a por ti? Le he dicho a tu padre que sigues durmiendo pero son las doce de la mañana y no me quiero imaginar que estará pensando
-Sí será mejor que vengas-Digo riendo al imaginar a mi padre planeando la muerte de un Importo.
-Voy para allá
Corto la llamada y me vuelvo hacia Peter
-Bello Durmiente ¿Dónde está el baño?
-Déjame dormir-Dice dándose la vuelta
-Vamos tengo que ir al baño
-Es la puerta que está a tu derecha
Beso su mejilla y voy al baño.
Mi reflejo es horripilante, el rímel baja por mi cara como si hubiera sido repelido por mis ojos, mis labios están demasiado rojos ahora que no llevo un pintalabios negro que los oculte y mi pelo ha decidido rizarse.
Me lavo la cara eliminando todos los restos de los ríos de rímel y haciendo así que desaparezcan de mi cara las secuelas de anoche.
Alguien llama a la puerta
-¿Puedo pasar?-Pregunta Kevin
-Adelante-Contesto mientras cojo un peine que supongo que pertenece a Peter y me peino
-Me gustas más sin tanto maquillaje-Dice un Kevin sonriente detrás de mí.
-Ojala pudiera no llevarlo-digo saliendo del baño seguida de él
-Despídete del cara bollo y vámonos, no quiero comprobar si es cierto que los Importos somos inmortales.

Le doy un abrazo a Peter después de darle las gracias demasiadas veces según él y me dirijo al exterior.
Busco con la mirada el Porsche de Kevin pero no lo encuentro
-Estoy aquí-Dice besando mi cuello
-¿Tu Porsche?-Digo temblando por su contacto
-Hoy le ha tocado a la Harley salir-Sigue besando mi cuello, pero lo obligo a separarse cuando veo la moto que tengo delante
-Kevin no puedo montarme ahí, voy a morir-Digo mirándole a los ojos con excesiva preocupación
-Sube anda, has estado con Peter en una moto, ¿No será que no confías en mí?-Dice arqueando las cejas y con una sonrisa burlona en sus labios
-Es que su moto es más, no sé, más ¿inofensiva?
-Su moto es una mariconada eso es-Dice cogiendo mis caderas y acercándome al aparato mortal
Subo detrás de él a esa máquina para matar y me agarro a él con más fuerza que nunca
-Nena, ya es la segunda vez que montas no puedes estar asustada-Dice acariciando mi muslo
-Pero aquella vez no era consciente de nada
La moto arranca y como la vez anterior escondo la cabeza en su cuello
-Dime que el muy cabrón no te ha hecho dormir en el sofá, porque si no recuerdo mal él estaba en la cama cuando he llegado-Dice a después de 5 minutos de silencio
-No, he dormido en la cama
-¿Él ha dormido contigo?-Me mira de reojo
Asiento con la cabeza porque sé que me está viendo
-¿Fue idea suya?
Niego lentamente con la cabeza
-¿Estabais abrazados?
-¿Para qué quieres saber todo eso?-Digo cuando para la moto frente al castillo después de haber pasado algunos minutos sin contestar
-Rachel, le besaste delante de mí y te gustó, tu cara lo dijo todo-Dice evitando mirarme a los ojos
-Kevin, hemos dormido abrazados, como amigos y nada más-Cojo su cara con mis manos
-Tenemos que subir-Se suelta de mi agarre y sube por las escaleras del palacio de cristal

-¿Dónde estabais?-Pregunta un enfurecido Anthony Shadow
-Me he levantado tarde padre, estaba muy cansada-Su mirada se dirige de Kevin a mí y viceversa
-Kevin, aquí tienes las dos bolsas que te corresponden- Dice cogiendo dos bolsas de la cocina-Considere tu proposición y me parece justo, te iré pagando los favores especiales con bolsas de sangre

-Padre necesito una ducha, os importaría que fuera al baño
Mi padre asiente con la cabeza y subo los escalones hasta mi habitación.
Entro en mi habitación y las palabras de la noche anterior asaltan mi mente. Ya conocía a Kevin, también conocía las similitudes entre Peter y yo, y sabía que aquella mujer con el pelo tan rizado no era mi madre.
Entonces me doy cuenta de que sabía la verdad sobre mí, tan solo no quería creer, había vivido encerrada en mi propia mentira, todos estos años había tenido la respuesta ante mis ojos pero nunca quise que fuera real.
Tantas eran las señales que me decían que clase de persona era, que la única explicación que encuentro es que adoraba vivir en la ignorancia.
Era como cuando te dicen que tu pez ha muerto y te niegas a creerlo a pesar de que has visto como se iba por la taza del váter, o como en aquellos culebrones que tanto me gustaban en los que el médico les decía a aquellas rubias perfectas que estaban embarazas pero ellas afirmaban que solo era una mala digestión.
Acabo de darme cuenta de que nosotros decidimos vivir en la mentira, nadie nos obliga a ello, de hecho en ocasiones incluso nos ponen la verdad sobre la mesa pero aun así no queremos creerla.

Fire of angels, En alas del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora