Capítulo 29. No te acerques a ella.
POV'S RICK.
Como era de esperarse tuve que volver a trabajar con Tony ya que aún no lograba conseguir un buen trabajo y los jefes no pararían hasta que les pagase lo que les debía.
Hace unos años me puse a trabajar en una red de micro traficantes, para Tony y para mí fue lo mejor ya que solo vendíamos algunas pastillas en fiestas y ya teníamos dinero para toda el mes. Imagínense ese dinero multiplicado por ocho días-ya que solo trabajábamos los fines de semana-. Todo iba perfectamente bien hasta que Tony comenzó a probar la "mercancía", ya que el chico de prueba había muerto, Tony se ofreció a probar las cosas. Por lo que yo me encargaba de las ventas.
Un día Tony se intoxico por lo que decidí que no debíamos quedarnos en eso, saque un poco de dinero y le dije que se fuera conmigo, pero él no quiso por lo que arranque a Italia, ahora después de dos meses volví a España y encontré a Tony más drogadicto que nunca.
Después de todo ahora vuelvo a entrar a la misma mierda para poder devolver el dinero que robe.
Hace dos días que estoy trabajando en clubes nocturnos vendiendo la mercancía, no era muy agradable ya que estaba conociendo a muchas personas agradables y ahora sabrían que soy un jodido camello de las empresas Candy's.
Candy's era una red de narcotráficos mundial, su logo era un caramelo rojo con blanco, toda la droga que vendían desde éxtasis hasta la mortal cocodrile tenían su jodido logo. Jamás desde que trabaje aquí probé una droga, incluso tengo una repulsión por ellas, pienso que son la estupidez más grande que ha creado el ser humano.
Esta noche tenía que infiltrarme en una fiesta de las tiendas de un mall cercano, habrían solo vendedores de 16 a 23 años, así que sería trabajo fácil.
Me vestí con un esmoquin negro ajustado y mis infaltables supras negras. Acomode mi cabello hacia un lado y ya estaba listo.
Al salir del departamento encendí mi BMW negro y me dirigí a la casa de Tony ya que debía recogerlo para ir a la fiesta.
Hoy solo vendería pastillas por lo que las guarde en bolsillos internos de mi chaqueta.
Llegue a casa de Tony y toque el claxon repetidamente sin parar, en cuanto divise a Tony en la puerta saque la mano del claxon.
Tony cerró su casa con llaves-lo cual no entiendo porque no tiene nada-y se subió al auto entrando por la ventana.
-¿Por qué rayos haces eso?.-Lo observe serio mientras se ponía el cinturón.
-Porque puedo.-Sonríe y mira su reloj.-Apresúrate que llegaremos tarde.
-Eres un idiota.-Comienzo a manejar.
Tony comienza a revisar cada rincón del auto y solo encuentra dos cosas, anteojos negros y una linterna. Se pone los lentes, toma la linterna con las dos manos y la acerca a mí.
-Soy un hombre de negro, y a la cuenta de tres lo olvidaras todo. Uno...Dos....Tres.-Tras decir eso prende la linterna.
-No porque uses esmoquin, tengas anteojos negros y uses una linterna eres un hombre de negro.-Frene en seco ya que alguien se había pasado una señal de alto.-Maldita gente que le regalan el permiso para conducir.-Me enfade y comencé a refunfuñar.
-Rick. Eres un arruina sueños, maldito idiota.-Se cruza de brazos y se va el resto de camino enfadado.
-Llegamos hombre de negro.-Miro la puerta cerrada.-Has lo tuyo.
Tony se acerca a la gran puerta de aceró que separa la calle del club. Saca unos implementos que constan de; una tarjeta de crédito y unos pinches para el cabello. Comienza a abrir la puerta, en menos de un minuto la puerta estaba abierta.
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No todo es culpa del destino.
Novela Juvenil-¿Me amas?- él la miro con todo el amor del mundo, pero no estaba seguro de que fuera reciproco. -Yo... Antes de que le respondiera él la abrazo, por que lo más probable es que ella no lo amase y no quería perderle sin haberla abrazado antes. ...