Lucy: ¡Adam! Estoy apurada, un vaso de limonada rápido.
Adam: ¿Porqué tanta urgencia?
Lucy: Tengo una audición de canto y... ¡Mierda, estoy llegando tarde!
Adam: Ten.
Lucy: ¿En botella? Esto es nuevo.
Adam: Sí, así puedes correr sin que se caiga limonada en todas partes.
Lucy: Oh, gracias.
Adam: No sabía que cantabas.
Lucy: Cosas de la vida.
Adam: ¿Te vas a quedar ahí parada o vas a ir a tu audición?
Lucy: ¡Cierto! ¡Lo olvidaba!
Adam: ¿Cómo es eso posible que lo olvidaras?
Lucy: Tus ojos... se tornaron de un color verdoso.
Adam: ¿Y eso?
Lucy: Siempre son azules, tú mismo lo dijiste.
Adam: Suelen cambiar segun como me siento.
Lucy: ¿Y verde qué estado de ánimo determina?
Adam: No lo sé...
Lucy: ¿Tristesa?
Adam: Niña, ve a tu audición.
Lucy: ¿Niña? Para empezar no soy una niña, solo llevamos un año de diferencia. Ségundo. ¿Es posible que tú estes triste? ¿Qué pasó? ¿Cancelaron tu programa favorito?
Adam: Tengo sentimientos, idiota.
Lucy: Solo trataba de animarte, no te enojes.
Adam: ¿Cómo se supone que eso va a ayudarme?
Lucy: Pero...
Adam: ¡VE A TU MALDITA AUDICIÓN DE UNA VEZ! ¡DEJA DE METERTE EN DONDE NO TE LLAMAN!
Lucy: De veras lo siento, tampoco es para tanto. Tú me llamaste niña como si nos llevaramos muchísimos años.
Adam: Lucy, de veras no me importa. Hablamos como ¿diez veces? Solo vete.
Lucy: Tú dijiste que eramos amigos.
Adam: No lo sé, simplemente estoy confundido.

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Lemonade
Short StoryElla era dulce como la limonada. A él solo le faltaba la musa perfecta para exprimir el jugo de su amarga vida; tal vez tendría que haberle agregarle más azúcar a la receta. ¿Pero acaso alguien sabe? Cuando se trata de Lucy y Adam, todo es inexacto...