9 limones

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Adam: Hola, Lucy.

Lucy: Hola.

Adam: Estuve pensando, y no creo que deberíamos olvidar nuestra discusión.

Lucy: Sí, yo tambien lo pensé. Es solo que me siento tan sola, Adam.

Adam: Te entiendo. Últimamente estoy teniendo conflictos con mis amigos, y acabo de terminar con mi novia.

Lucy: ¿Terminaste con Alexia?

Adam: ¿Por qué tan sorprendida?

Lucy: Ustedes eran la pareja ejemplar. Además, Alexia siempre me pareció buena chica.

Adam: El amor se había ido hace meses, pero ninguno de los dos se animaba a terminar la relación. Nos terminamos aburriendo el uno del otro. La verdad, creo tú te llevarías bien con ella.

Lucy: ¿Por qué lo dices?

Adam: Las dos son simpáticas y cómicas. Si no me equivoco, a ti también te gusta escribir.

Lucy: ¿Cómo sábes que me gusta escribir?

Adam: Lo deduje. Si la mayor parte del tiempo estas sola, lo más probable es que necesites un pasatiempo. A veces cuando vienes, un libro sobresale de tu bolso, junto con un cuaderno espiralado.  Por ejemplo, el que sobresale en este mismo momento.

Lucy: ¿De repente eres una especie de Sherlock Holmes?

Adam: Debería presentarlas.

Lucy: ¿Tú crees?

Adam: Olvidé mencionar que ambas aman la limonada.

Lucy: ¿Enserio? Nunca la vi comprando en tu puesto.

Adam: Escuchame bien, Lulú. Nadie sabe que vendo limonada, ni que mi familia tiene problemas económicos.

Lucy: Oh... ¿Por qué? Podrían comprarte limonada, y ahorrarías más dinero para la guitarra.

Adam: No quiero que nadie se entere.

Lucy: Pero si yo sé tu secreto.

Adam: Tú no cuentas...

Adam: ¡Lucy, no es lo que quise decir! ¡Vuelve!

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