¡Te descubriré!

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Al final de todo ese silencio incómodo apareció nuevamente el ruido. Sin embargo, no pudo mantenerse constante porque el titubeo del silencio hacía alusión a un sonido tan altamente fuerte que ,sin hablar, todos se entendían mejor. No el universo, pero "todos" viene conexo a sólo dos personas, el pequeño millonario y su empleado investigador. Primeramente fue Koujaku quien acabó con aquella falta de ruido tan pesada que caía por encima de ambos.
»Pensaba que, quizás, por el doble esfuerzo, tú podrías pagarme con más de lo acordado. Después de todo posees más dinero que nuestro jefe en economía y administración general.«
Pues sí, la fase del mudo ya era historia, pero las palabras llenas de incongruencia hicieron que esa etapa pasada retornara otra vez. Los dos estaban congelados por sus propios pensamientos, discurriendo acerca de los temas que los llenaban (a sus cabezas me refiero), y se volvía dificultosa la probabilidad de que ese punto azaroso se diera media vuelta y, repentinamente, se viera afectado para poder estar a su favor. El hombre de hebras oscuras se quitó todo pensamiento arduo para poder comenzar con la operación a la que fue conferido.
»Comencemos.« dijeron ambos al unísono.
Primeramente Noiz creyó que ir a ver a "Aoba" sería una opción viable, pero empezó a creer que fue un error muy siniestro. Al ingresar a la casa de quien verdaderamente era Sly Blue, el chico de ojos verdes dio un saludo muy dudoso.
»Emm... Hola.«
»¿Por qué estás aquí?« preguntó el joven de orbes color claro, luego añadió »¿Necesitas algo, Usagimodoki?«
Noiz no quería entender por qué lo llamaba como lo llamaba, aunque sí lo sabía.
»No me llames Usagimodoki.«
»¿Por qué?«, preguntó Sly Blue »Yo sé todo acerca de tú vida.«
»¡Cállate!« gritó »¡No conoces de mi pasado!«
El chico de cabellos azules comenzó a reír con mucha fuerza, semejante a un loco psicópata.
»¿Cómo no podía conocerte, Wilhelm?« preguntó el desquiciado pequeño.
Noiz sólo lo observó horrorizado y luego sintió que debía irse de ese entorno tan raro y vacío de sentido, pero tan lleno secretos ocultos y guardados en caja fuerte o bajo llave. Sincronizando toda la secuencia completa llegó a la conclusión de que lo más coherente que podía hacer era salir de allí, o, de otro modo, perdería la cordura. Pero... ¿Qué podría significar eso? ¿Acaso Sly sabía acerca de la vida oculta de Noiz desde su origen? Eso era muy aterrador.
Noiz investigaba -o al menos eso intentaba- todas las características de Aoba, y en una pequeña sección de su página web apareció una sugerencia que decía "Bipolaridad, un problema psicológico que puede ser llevado a extremos ilimitados", y todo parecía tener mucha concordancia.
Había regresado a su casa y estaba, como de costumbre, con sus ojos fijos en el móvil. Mientras, afuera, el clima no se veía muy agradable, pues de hecho con sólo ver fluir el viento podía comprobarse que en cualquier momento la lluvia se manifestaría con una potencia alta. Aún no ocurría, pero las nubes estaban grises y la señora del tiempo había hecho un pronóstico que informaba acerca de una caída de agua intensa. Sin embargo, Noiz no se marginaba de su celular.

Koujaku estaba investigando el caso. Aún no encontraba mucho, pero al poco tiempo encontró a un historiador local que contenía informacion de casos contemporáneos. Todo parecía ir bien, pero, en cuanto hablaron, Koujaku escuchó cuando él le dijo que no poseía datos acerca de la muerte de dos guardaespaldas. Su primer intento por descubrirlo falló, pero a eso no le daba importancia. Comenzó a pensar la situación, y recordó que lo primero que debió hacer fue revisar la escena del crimen. Allí se dirigió, y Noiz no se encontraba en su hogar. El hombre de cabellos negros empezó a visualizar todo su alrededor, y ,a pesar de que miró por todas partes, no pudo hallar nada que le fuese de utilidad. El tiempo se le agotaba, las pistas se nublaban, se distorsionaban y se veían muy poco nítidas; pero al fin pudo encontrar algo interesante: era la parte inferior de un cuchillo tirado cerca del lugar del asesinato doble, y estaba repleto de sangre absolutamente seca. Eso era una hipótesis, pero nada ayudaba a encontrar a una persona física. Sin embargo, quizá le daría la posibilidad de hallar a un sospechoso y capturarlo, o al menos poder descartarlo y seguir investigando. De acuerdo a la investigación, él debería continuar con la búsqueda y captar más información, y así lo hizo. Descubrió un cabello color azul claro, y pensó que eso sería una prueba trascendente para acabar el caso de una vez por todas. Jamás pensó que eso era un error, pero hasta ahora no sabía que se hallaba equívoco, pero no tardó mucho tiempo hasta que lo descubrió y se arrepintió de haber sacado conclusiones tan apresuradas. Se dio cuenta en cuanto se dirigió al laboratorio para identificar el ADN de la hebra celestina. Buscó huellas dactilares en el cuchillo, pero no las encontró. Intentó reconocer el pelo, pero la máquina marcó que no era realmente un cabello, sino un pixel azul con una forma un tanto helicoidal. Nada podía otorgar una prueba contundente porque todo era falso. Koujaku comenzó a reflexionar, y pensó que, tal vez, el culpable podría ser la última persona en el mundo de la que sospecharía, el mismo contratista: Noiz. Todo lo descubierto fue conjugado para crear una hipótesis más concreta, pero no existía la probabilidad de poder culparlo, así que tomó un estímulo para averiguar la vida del chico de ojos verdes y así poder apresarlo.
»¿Cómo te está yendo?« preguntó Noiz.
»Mmm...« Koujaku vaciló por unas centésimas de segundo, pero no proyectó eso, pues fue muy rápido. »No te preocupes, hasta ahora todo va genial. Sólo necesito algo.«
»¿Qué solicitas?«
»Saber más acerca de tu vida.«
»Eso no se puede.« dijo Noiz con una velocidad muy alta y un tono altivo.
Koujaku no quedó conforme, pero no lo manifestó. Sin embargo, sin notarlo, mostró mucha duda que Noiz reconoció al instante. El hombre de cabellos negros pensó en investigar la vida de Noiz sin que él lo supiera. Ante la negativa del joven de cabellos amarillos, Koujaku creyó que lo mejor de su trabajo era poder aplicar todos sus conocimientos en una investigación que fuese de su conveniencia, pero no estaba a su favor el hecho de tener que hacerlo sin conseguir un solo centavo.
Aún estaba frente al pequeño millonario, pero su negligencia lo llevó a gritar, involuntariamente, las siguientes dos palabras:
»¡Te descubriré!« eso no debía salir de su boca, y menos frente a su jefe.

Fin del capítulo quinto.

"Una entente con Rhyme".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora