<<Capítulo Cinco || Party Hard>>

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A la mañana siguiente amanezco sin recordar casi nada por solo unos segundos.

Ah sí, ya sé. Me quedé dormida averiguando quien era la persona que me llamaba, anoche luego de volver de la estación mi teléfono tenía registros de llamadas de un número desconocido.

Veo a mi alrededor y encuentro a Mary durmiendo dándome la espalda, y Nahir y Luce semi-abrazadas con la Tv prendida en el sillón, al parecer también se habían quedado dormidas en mi habitación.

Me levanto y me doy una ducha en lo que ellas se cambian. Mientras me peino, Nahir y Mare, que son más rápidas, terminan de arreglarse e insisten en bajar por el hambre que se cargan.

— Luce, apúrate —Insiste Mare—. Mueve el culo, me crujen las tripas.

Ellas están muy ansiosas.

— ¡No se vayan, ya salgo! —Grita ésta desde el baño.

Nahir resopla y agarra a Mare del brazo.  Me quedo con Luce porque tengo que terminar de peinarme y las otras vayan a pedir el desayuno.

— ¡Jadiel, pásame el peine!

— Nunca un "por favor" ¿Verdad? —Río y ella larga una carcajada.

Le paso el peine y ella justo sale.

— Espera sentada —Bromea, y suspira pesadamente—, adivinen a quien le vino su período.

Hago una nueva y poso mi mano en su hombro.

— Me compadezco de ti —Susurró, reímos y bajamos cuando termina de peinar su melena marmolada.

Comemos mucho, o por lo menos por mi parte, desde ayer que sali de la estación no había comido ni una migaja de pan.

— La fiesta en la playa nos espera—Anuncia Nahir con la boca llena.

— Bien, luego de alimentarme, nos vamos, no pienso irme de malas ahí —Digo rodando los ojos.

— Esperen necesito ir por mi bikini —Mare se va corriendo hacia nuestra habitación para cambiarse.

Yo estoy preparada por las dudas, tengo puesto el bikini debajo de la ropa y creo que las demás también porque ninguna la acompaña.

El lado bueno de haber conseguido un hotel cinco estrellas es que una de ellas es por tener la playa cruzando la calle.

Apenas pongo un pie fuera del hotel el calor me azota y me hace soltar un suspiro, tengo ganas de tirar toda mi ropa por ahí y lanzarme directamente hacia el hermoso mar azul. Pero no es eso lo único que me guía hacia la arena.

La fiesta esta en su mejor punto, absolutamente todos, estan enloquecidos. Hay un escenario donde la música electrónica hace vibrar cada parte de mi cuerpo.

¿Hace falta decir que esta repleto de alcohol y que a nadie le falta su tubo de fondo blanco? no creo que no hace falta. Y creo que hasta puedo sentir la baba deslizándose sobre mi barbilla al ver cada tonificado cuerpo bronceado y varonil, uno más sexy que otro.
Y ni hablar de las chicas, me siento como una monja entre tantas adolescentes en bikini.

Ninguna dura tanto tiempo en la calle, corremos a unirnos a la fiesta, con mi corazón latiendo de la emoción.

Amo hacer esto.

Me siento como en casa, en una realidad distinta, donde ningún inconveniente del pasado pueda alterar mi presente.

(...)

Horas mas tarde ni yo sé lo que hago.

Bailo un poco más lejos de la orilla del mar por el calor que siento. Aún conservo el sostén, por más que un chico intentó quitármelo. No voy a decir que no jugué a ninguno de los "juegos" que hacen, porque tuve que hacer fondo blanco de cabeza más de tres veces, y hasta participé cinco veces en un juego qestarue consta de estar semi acostada en la arena tratando de que, el papasito de pie junto a mí, emboque el chorro de la bebida en mi boca, sin mencionar lo demás.

Niñas Mal (I) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora