Capitulo 1: GRANDES CAMBIOS

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Si me lo preguntan no me gusta como pasaron las cosas, pero la realidad es que pasaron y no pude hacer nada para evitarlo. Y de haberlo intentado, hubiese sido en vano.

En lo que a mí me corresponde, me encuentro de lo mejor en mi ciudad natal, en mi amada Córdoba. Si bien no todo es como lo deseo, con lo que tengo soy feliz. Iba de maravillas en el colegio, no con un promedio que sorprendiera a todos, pero si lo suficiente como para complacer a mis padres, y para aprobar, que es lo que me complace a mi Mis amigos me aceptan tal y como soy, y los demás, bueno, la verdad poco me interesa la opinión de los demás.

Siempre la gente se acerca a mí debido a mi forma de ver las cosas, y mi positivismo. Puedo socializar con quien sea, es un gran talento que tengo. Mi buen humor es algo que muchos aprecian, ya que puedo alegrar a alguien con el solo hecho de hablarle. Y aunque tengo muchos problemas personales, mi sonrisa siempre luce impecable.

Volviendo un poco al tema, me cuesta la idea de tener que despedirme de mi vida normal, de mis amigos, de mi escuela, de todo. Mi padre ha conseguido un mejor trabajo, un sueldo mayor, pero no en nuestra ciudad. Toda su vida fue un amante de los sismos. Le atraía mucho y decidió estudiarlo. Si bien tuvo que alejarse de su nido, y volar más allá de las fronteras Argentinas, su pasión lo convirtió en un gran sismólogo.

Alejandro – así se llama mi padre – decidió aceptar el trabajo que tanto deseaba, aunque esto trajera como consecuencia que tanto él como Lucia, mi madre, y yo debamos empezar desde cero en la provincia de San Juan.

Argentina ha evolucionado mucho en las últimas décadas. El comienzo del siglo XXI, según mamá, fue difícil, pero fueron unos buenas cinco décadas después de eso. La tecnología ha avanzado mucho, las ciudades también, y ña esperanza de vida ha aumentado. Pero, a pesar de todos, los terremotos aun es algo que no podemos predecir con certeza. Mejor dicho, no se pueden predecir.

Fue un verano difícil, si bien mis amigos no sabían nada de lo que estaba por venir, a mí a veces me agarraba la melancolía de saber que estos hermosos momentos que pasaba junto a ellos se acabarían pronto. Obviamente tenía que esconder ese sentimiento en lo interior de mí, hasta que un día "explote" y no tuve más remedio que decirles todo lo que pasaría en mi vida de ahora en adelante. Algunos se lo tomaron mal, no digo que se enojaron conmigo, solo que no podían aceptar la idea de que me iba. Otros aprovecharon a disfrutar los últimos días juntos al máximo.

Pero lamentablemente el último día llego, y la despedida se ve impostergable. Algunos amigos me vinieron a saludar a la terminal de colectivos, y es aquí donde los veré por última vez. Al menos por ahora. Prometí seguir comunicados a través del chat, hacer video llamadas, y cuando pueda volver algunos días, pues toda mi familia se encuentra en Córdoba y alojamiento jamás me faltara.

-¿Túpac? ¿Te encuentras bien?

-Si mamá.

-¿Seguro? ¿No quieres venir con tu padre y conmigo más adelante?- Hay asientos disponibles justo detrás de nosotros.

-No gracias, estoy bien aquí.

Realmente no me encuentro del todo bien. No quiero irme de Córdoba, no porque me guste esta ciudad, sino por el hecho de que amaba tal y como era mi círculo de amigos, mi colegio, mi barrio, como había establecido mi vida. Todo eso es pasado.

Me propongo firmemente volver a Córdoba. Aún no se si al terminar la secundaria o al terminar la universidad. Lo que mis padres consideren correcto siempre ha tenido gran valor para mí, y en esto no será la diferencia. Siempre respete sus decisiones y opiniones, es por eso que trato de criticar lo mínimo la idea de irnos a San Juan.

De repente mi cabeza se torna a un estado dubitativo. Cientos de pregunta rondan: ¿Cómo serán tus nuevos compañeros? ¿Sera agradable tu barrio? ¿Encontraras a alguien que sea más que una amiga allí? ¿Y si no les caes bien? ¿Si no encajas?

CAPOLOHUA: El Vigésimo Quinto DescendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora