Capitulo 13: AFLICCIÓN

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Calixto simula ser un hombre inteligente, con conocimientos en diversos campos de ciencias, listo y perspicaz. Jamás imagine que un acertijo lo ponga de tan mal humor, debido a que no es capaz de descifrarlo. Estamos reunidos en alrededor de la mesa triangular, tratando de entender que nos quiso decir la comisión. Todos esperábamos una simple fecha, lugar y hora. Pero al contrario de eso, nos dejan un acertijo.

Apoyo la idea de Eleonor, de que nos cuesta descifrarlo debido al cansancio del largo día que vivimos.

Tras leer el contenido del sobre celeste, Maxi fotografió el sobre y el papel del interior con su celular, y tiro todo a un tacho de basura cercano a nosotros, dejándose llevar por la teoría de Lucas, de que el sobre o el papel podrían contener un microchip que delataría nuestra base.

Luego de llegar a Capolohua, y dormir un par de horas, Eli nos despierta con sus repetidos golpes a la puerta.

-¿Qué sucede? – acota Lucas, tras abrir la puerta –. Dios mío mujer.

-¿Puedo pasar o están durmiendo?

-Ya no – abre la puerta, dándole espacio para entrar –. Alguien nos despertó antes de tiempo.

-¿Qué hora es? – Luciano se sienta en su cama, despegándose lagañas de sus ojos –.

-Alrededor de las doce – contesta Eleonor, ya acomodada en uno de los sillones de la habitación –. Calixto pidió que nos atrasaran los despertadores, en recompensa del trabajo de anoche, que según él fue un éxito.

-Y apuesto a que Roció no opina lo mismo – digo levantando la voz de a poco y arrastrando las palabras –.

-Creo que solo el opina eso. Hablando de eso – Lucas se levanta y se sienta al sillón junto a Eleonor –, ¿Cómo esta ella?

-No ha pegado un ojo en toda la noche – baja la mirada, y tose como si hubiese tragado algo muy acido –. Calixto le explico que no podía enterrarla, porque ir a un cementerio a enterrarla sería muy peligroso para todos, lógicamente.

-¿Y qué van a hacer con el cuerpo? – digo sentándome en la litera, dejando caer mis pies hacia abajo –.

-Es ahí la razón de porque no durmió anoche – levanta la mirada nuevamente, mirándome, mientras tuerce sus labios –. El gobierno, luego de enterarse de esto, le facilito a Calixto un acta de defunción sin investigación previa, y la cremaron. Rocío insistió en ir, y ahora no se puede separar de un jarrón con las cenizas de Vale.

-No puedo creer que ayer reía por todo, y ahora... - Luciano, agacha su cabeza y calla –.

-¿Esta en su habitación? – pregunto –.

Eleonor asiente, y me coloco mis zapatillas, para luego abrir la puerta y desaparecer de la habitación.

Golpeo la puerta gris, marcada con gruesas letras rojas indicando que se trata de la habitación E-37. Giro el picaporte y meto la cabeza.

-¿Se puede?

Adentro, las dos literas de abajo desarregladas, y en una de ellas, Rocío estaba sentada, con las piernas cruzadas alrededor de un pequeño jarrón marrón.

-Adelante.

La melancolía me atravesó como una daga. A primera vista, se notaba la ausencia de Valentina en la habitación. Su risa, su sonrisa de bienvenida.

Me siento junto a ella en la litera, y observo la litera de enfrente.

-¿Y la chica que dormía allí arriba?

CAPOLOHUA: El Vigésimo Quinto DescendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora