Capitulo 3: CAMPAMENTO

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El primer mes fue tranquilo. No tuve más las pesadillas del camping, y aunque trate de investigar no encontré nada. El triángulo no representaba nada importante. Las siglas 'CSC' en internet me llevaban a proveedores tecnológicos o informaciones de visas. Decidí ignorarlas por completo, y guardarlas en una especie de cajón mental que trataría de no abrirlas jamás.

Me llene de amigos en el colegio. Además de muchos de mis compañeros – menos la chica de pelo blanco –, muchas personas de otros cursos se acercaban, me hablaban, y me trataban como amigos, e incluso me apodaron Córdo, por mi provincia natal.

Esta semana será una de las que me gustan. Es una semana sin clases debido a pascuas, y eso significa acostarme tarde, levantarme tarde, juegos, salidas, nada de tareas.

Me despierto y me quedo acostado un rato. No tengo sueño, pero tampoco ganas de levantarme. Me quedo pensando en cosas sin relevancia. Y una vino a mi cabeza: Eleonor.

A pesar de que se seguía comportando antipática, me llama la atención cada vez más. En clases se limita a prestar atención y a hacer apuntes en su tablet. En los recreos se aparta del resto a leer algún libro. No habla con ninguno de nosotros. Clara en una ocasión quiso entablar una conversación con ella, pero Eleonor simplemente se concentró en leer su libro e ignorar a Clara, quien no vio esto de buena manera.

Fuera del colegio, era una desconocida. Nadie sabe dónde vive, no tiene ninguna cuenta en las redes sociales, no sabemos de si tiene amigos inclusive. Lo único que sabemos es que llega y se va del colegio con su enorme moto roja. Nosotros sabemos eso.

Pero estoy seguro de que Lucas sabe algo más. A pesar de que no lo vi nuevamente subirse a la moto de ella, jamás ninguno de los dos sacamos el tema nuevamente. Tengo la intriga de que él algo sabe, pero si él no me quiere contar, no lo pondré en el aprieto de que me cuente.

Me paso de quince minutos a horas completas pensando en Eleonor. ¿Quién es realmente? ¿Por qué es tan misteriosa? ¿Qué se sentirá besarla?

Mierda, me estoy enamorando. Peor que eso. Me estoy enamorando de alguien que apenas creo conocer. Pero eso es imposible. Jamás me hablaría, y yo jamás me vería con las agallas para hablarla.

De pronto recuerdo algo mucho más importante que eso. Me había olvidado totalmente que he quedado en ir a almorzar a la casa de Lucas.

Él quiere que conozca a su familia, y a su casa. Me pareció interesante la propuesta y acepte. Quedamos en que yo iría a su casa al mediodía, y al mirar el reloj de mi celular, noto que faltaban 30 minutos para eso.

Me levanto instantáneamente, y tomo un toallón y me voy directo a la ducha. Me baño rapidísimo. Si hay algo que odie toda mi vida, es la impuntualidad, tanto de mi parte como de los demás. Al salir de la ducha me pongo lo primero que encuentro: una bermuda de jean, una remera musculosa negra y me calzo una zapatillas del mismo color. Chequeo el reloj: 11.50 a.m.

-¿No vas a desayunar algo antes? – pregunto Lucia apenas bajo las escaleras.

-No mamá, gracias. Me voy ya.

-Ok, ten mucho cuidado y llámame cualquier cosa.

-Ma, voy a estar a dos casas de acá. Chau.

A pesar de que a veces era algo agotador, amo que mi mamá sea tan protectora conmigo. Porque ella no es de esas madres protectoras que te quieren vigilar todo el tiempo, sino que me mima mucho, pero me cuida igual.

Miro el celular nuevamente: 11:59 a.m. Genial. Toco el timbre de la casa de Lucas. Es una casa muy parecida a la mía, con la diferencia de que el frente es de color verde manzana y blanco, y el borde de las escaleras, que llevan hasta una gran puerta de color blanca, están rodeadas de margaritas blancas.

CAPOLOHUA: El Vigésimo Quinto DescendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora