Semana de decisiones.

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Ed, Edd y Eddy son propiedad de Danny Antonucci.

Nathan Kedd Goldberg es propiedad de c2ndy2c1d.

Esta historia es mía para ustedes.

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Tiempo había pasado desde que Kevin admitió sentirse atraído por Edd, desde que el año escolar inició, 6 meses atrás. El primer semestre estaba a nada de terminarse, solo quedaban 2 semanas de clases para las vacaciones de navidad, y los alumnos tenían más tareas y trabajos de lo normal.

En casa del chico más tímido y listo de la escuela, se encontraba el chico más popular. Pero a pesar de ser tan diferentes ellos se entendían muy bien, eran felices estando juntos, aunque no hicieran nada interesante, la simple presencia del otro los hacía sentirse plenos.

Kevin trataba de entender las ecuaciones de álgebra, esas que tanto odiaba y que Edd se había molestado en explicárselas cientos de veces, pero no tenían sentido. Por más que se esforzara no comprendía mucho ese tema.

—Me rindo. –dijo el pelirrojo. —No entiendo estas ecuaciones, son demasiado complicadas.

—Oh Kevin, es que tú y las matemáticas no se llevan. Permíteme hacerlas por ti.

—Gracias Eddward. –le dijo sonriendo.

—¿Solo te falta terminar esto? –preguntó mientras resolvía las ecuaciones con rapidez.

—Sí, sería todo. –Exclamó sonriéndole a Edd. Le causaba mucha ternura observarlo tan estudioso. —Gracias bebé. –Le dijo de pronto, cosa que sonrojó a Edd al máximo. —No tienes por qué apenarte siempre que te digo algo cariñoso.

—Es que... me da pena, es raro que me hables así.

—Si te molesta lo dejo de hacer.

—No me molesta en absoluto, solo que ya sabes como soy. –Le dijo sonriendo. —Además sabes que me gusta.

—¿Te gusta tanto como yo? –preguntó Kevin con voz sensual abrazando a Edd por la espalda y susurrando en su oído, provocándole escalofríos.

—Kevin... ¿Qué haces? –cuestionó nervioso al sentir los suaves y delicados besos con los cuales el pelirrojo acariciaba su cuello.

—Tan solo te agradezco por hacer mi tarea. –Susurró con voz grave, sin apartarse de su piel, mientras sus manos recorrían por debajo de la ropa el abdomen y pecho de Edd.

—Mi... mi madre...

—No nos escuchará, recuerda que el embarazo le provoca mucho sueño... además hace tiempo que no nos damos amor.

La excitación de Edd crecía cada vez que Kevin le hablaba en ese tono tan sexy, sus besos lo relajaban por completo y lo dejaban deseando más cada vez. Las caricias del pelirrojo por debajo de su ropa no ayudaban en la tarea de mantenerse sereno, inconscientemente las ganas de un contacto más íntimo se apoderaron de él, giró para quedar frente al atleta, Edd se sentó a horcajadas en el regazo de Kevin, rodeándolo con los brazos. Los ojos de cielo hipnotizaron los ojos esmeraldas, con suavidad, el moreno acarició el rostro de Kevin, aproximándose a sus labios sin prisa ni ansiedad. Se exploraron sus bocas, primero con timidez y suavidad, luego un poco más atrevidos, deslizando sus lenguas en húmedas caricias que arrancaron varios suspiros ahogados a Kevin. Edd se detuvo, sonriendo con inocencia, su mano se deslizo a cierta parte alterada del pelirrojo, no se sorprendió al encontrar el bulto firme y pulsante. Entretuvo a Kevin con más besos mientras corría con torpeza la cremallera; las manos de Kevin tampoco estuvieron quietas, pasearon por la espalda del moreno subiendo y bajando sin mucha delicadeza hasta sus firmes glúteos, los cuales no tuvo mucho recelo en apretarlos y tocarlos.

Filofobia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora