Despierto con un dolor inmenso en el pecho. Ese último cuchillazo me dejo hecha una m . . . Bueno como sea. Me levanto de la cama como puedo porque tengo un hambre infernal. Bajo las escaleras adolorida y me siento en una de las sillas de la cocina.
- Hola Layla, ¿cómo te encuentras?
- Shenna. . . tu no . . . esta... estabas muerta
- No, me dejaron inconsciente cuando te cogieron.
Me levanto con todo el dolor de mi cuerpo y la abrazo. Ella también se abalanza sobre mi y nos fundimos en un abrazo corto pero intenso.
- Cuidado no quiero hacerte daño. Las heridas están aún muy recientes.
- Tranquila sarna con gusto no pica jajajaja. ¿Y los demas?
- Los hermanos whinchester y tu hermana Jimena en la tienda a comprar algo para desayunar. Vanessa está hablando con Castiel.
- ¿Sabes de qué se trata?
- No pero no te preocupes Vanessa desde pequeña sabe como hacerse respetar. Además, dejalas vivir su propia vida como ellas han dejado que vivas la tuya.
- No quiero que algún idiota le haga daño a mi pilar principal que son mis hermanas.
- Te voy a contar una preciosa historia que tu madre me contaba cuando eramos pequeñas.
Erase una vez. . .
Una niña de cabello rojo como el fuego y piel clara como la nieve. Le encantaba los animales y tenía de todo tipo. Tenía dos cacatúas, un colibrí, dos camaleones, un hamster ruso, dos dragones de komodo, un pavo real y un gran caballo negro que solo ansiaba libertad.
Todos los días ese caballo miraba por encima de la cerca ansiando volver a ver a su familia. La niña no entendía porque su caballo había dejado de comer y hasta no tenía ganas de salir a cabalgar. Estuvo varios días acariciandolo y mimandolo para que no se sintiera solo. No dejaba que nadie se le acercara, ni el adiestrador, ni la persona que lo alimentaba, ni siquiera su familia podía acercarse al majestuoso equino pero el ansiaba libertad. Un día ella mira fijamente a los ojos a los caballos y en ellos puede ver una pequeña llama de esperanza que se apagaba día tras día porque no puede salir.Ella el entender que los problemas que tenía el caballo residían en que el caballo hechaba de menos el ser libre y decidir por el mismo. La pequeña niña abrió la puerta y el caballo salió con temor del cercado pero en cuanto sacó las patas delanteras salió desbocado hacia las montañas- La niña estaba triste pero el pasar del tiempo la hizo comprender que si de verdad quieres a alguien, dejalo libre.
Tienes que dejar que tus hermanas vuelen solas y experimenten todas las emociones. No las prives de que vivan todos los sentimientos, para tener felicidad hay que sentir primero tristeza.
Me levanto de la cama con esfuerzo y voy hacia el pequeño jardín. Paso por la cocina donde se encuentran Jimena y Castiel.
- Layla, que bien que te encuentres mejor.- Dice Castiel. Odio esa sonrisilla que pone.
- Si bueno, osea, me duele la cabeza y tengo el cuerpo adolorido pero podría estar muerta, asi qué si, me encuentro mejor.
- No digas eso Layla, si te hubiera perdido no sabría como seguir viviendo.
Le dedico una sonrisa cálida, cojo un vaso XXL y lo lleno con ese néctar de los dioses que llaman zumo de piña, fresa y uva. Podría alimentarme solo de este zumo.
Salgo al jardín y me siento en una de las amacas con desesperación ya que ese ratito de estar sentada ya me había agotado. Castiel se sienta al lado mio. ¿No se nota que estoy de mala leche?
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Guiando a un Whinchester
RandomPues vamos haya. Nose como se lo tomaran. Mi hermana y yo somos las encargadas de los hermanos Whinchester. Pero me da en la nariz que no seran faciles de ayudar. Earan detras de ellos pero nos han mandado a protegerlos y lo haremos.